Dejémonos de tonterías, todos los RPGs de la historia de los videojuegos han fracasado en su tarea principal, que es hacernos creer que podemos cambiar la historia más allá de lo predefinido, que podemos ser algo más allá del que aprieta botones y trata de aguantar hasta los créditos. Los personajes de Witcher 3 no pasarían el test de Turing, pero ni falta que les hace porque tienen una de las mejores caracterizaciones que se ha visto nunca en el medio.
Porque hayas leído o no las novelas de Sapkowski, después de jugar a The Witcher III te das cuenta de quién es Geralt de Rivia, el viejo cazador de monstruos sin emociones que intenta poner cara de piedra en todo momento pero al que la realidad se le acaba cayendo encima. Y es que si la primera parte nos presentaba al personaje y su mundo con el truco más viejo de los RPG (la amnesia), The Witcher 2 tomaba como soporte el misterio de dicha amnesia y nos metía de morros en una intriga política que quedaba eclipsada por las revelaciones finales del juego. Es con la tercera parte como llegamos a un Geralt completo, con todos sus recuerdos y sus coprotagonistas de las novelas originales; porque puede decirse que es el juego que está más basado en las novelas y a la vez el que más las destroza a placer, sin el respeto casi reverencial que se observaba en la primera parte.
Y es quitándose todos los complejos como el juego llega a lo más alto, recuperando a secundarios de otros juegos como Triss o Zoltan Chivay, a personajes de la primera parte como Vesemir, Lambert y Eskel y completando el reparto con -por fín- Yennefer y Ciri, que acaban siendo el centro de la trama porque serán las personas que moverán a Geralt a lo largo de toda la historia. Si alguna pega habían tenido hasta ahora los juegos del Brujo era el haber prescindido de la relación de Geralt y Yennefer en favor de una Triss totalmente sosa, con lo que la reaparición de la primera crea un triángulo amoroso que, hayas leído o no las novelas, pronto deja claro que Yennefer está muchísimo más compenetrada con Geralt de lo que nunca lo estuvo Triss. Y no voy a decir nada más sobre el tema porque sería entrar en terreno de spoilers, pero si algo hay que lamentar de este juego es que no tenga más Yennefer, esa hechicera antipática que arrastra a Geralt por donde le da la gana.
Me dejo para el final a Dandelion-Jaskier, el mejor amigo de Geralt y narrador de la historia, el único personaje al que seguramente CDProjekt no ha llegado a calar. Y no es que el bardo putero y borracho haga algo que este fuera de su personaje, simplemente que en ninguno de los juegos ha pasado de ser un secundario. Dandelion cuando realmente funciona es cuando acompaña a Geralt en sus viajes -hay una quest del Witcher 2 con un súcubo que deja eso muy claro-, y en Witcher 3 sale demasiado poco y con escaso protagonismo. Que alguno me dirá que esto es cosa de la propia historia del juego, que no puedo pedirle peras al olmo, pero el problema del juego es que los personajes funcionan tan bien que muchos de los tópicos de los RPG destacan demasiado; tener en un sandbox a los secundarios acompañando al protagonista más allá de una misión en concreto da un trabajo enorme y te expone a un porrón de bugs de IA, pero la historia demandaba eso y no que se quedaran esperando a Geralt en un bar.
Por poner un ejemplo claro, en un momento del juego Geralt necesita que emborrachen a una banda de racistas, pero se da cuenta de que no puede recurrir a Zoltan porque es un enano. Sin embargo, a tres o cuatro metros de allí está Dandelion, perfectamente humano y sin ninguna mutación, y por una cuestión de que la misión la puedes hacer antes o después de que aparezca su personaje en la historia, Geralt ni se plantea pedírselo a Dandelion. Son fallos que como digo aparecen porque el juego hace un trabajo demasiado bueno en algunas cosas que dejan en evidencia estos entresijos del RPG y hacen que se rompa la inmersión. Puede que en un futuro se consiga hacer un juego infinito en el que los personajes tengan una IA sofisticadísima que les permita reaccionar a cualquier situación, pero de momento estamos en el año 2015 y no hemos llegado a la singularidad. Pero vamos a dejarnos de la historia y personajes y vamos con el juego en sí…
Sí, todo lo que habéis oido es cierto, el mundo de juego es inmenso y parece inabarcable, pero todos los mapas estan llenos de misiones y «lugares de interés». No hay zonas vacias como si esto fuera un MMO de 1999, todo Velen esta repleto desde quest secundarias y pequeñas historias en cada esquina, todas ellas con su propia sustancia y hasta homenajeando los relatos de Sapkowski. CDProjekt ha sabido dar con la tecla que hace que no sepas que esperarte cada vez que haces una misión secundaria, con lo que nunca se acaban convirtiendo en una tarea aburrida porque siempre tienes una razón distinta para acabar con esa kikimora. Para cuando llegas a Novigrado -seguramente la ciudad más grande jamás vista en un RPG- ya te has malacostumbrado a que las quests te esperen en cada esquina y a que te puedas meter en casi cualquier casa y revolver todo como te apetezca, con lo que tras 70 horas de juego llegas Skellige y te das cuenta de que no hay misiones ni nada en lo alto de una montaña, casi que hasta te cabreas.
Y luego esta lo del combate, que vuelve a cambiar respecto al juego anterior (aunque no de forma tan brusca como del 1 al 2) y vuelve a dejarte echarte una poción mientras combates, sin obligarte a preparar cada pelea por adelantado. Esto último es algo muy característico de las novelas, pero lamentablemente la naturaleza de un sandbox hace que el mantener esta mecánica fuera muy injusto con el jugador. Porque si sabes cuando va a aparecer un espectro que está embrujando una zona determinada, no ocurre lo mismo cuando vas tan tranquilo con Sardinilla y de repente te salta encima un cíclope de cuatro metros. Es cierto que siempre puedes salir corriendo y volver más tarde, pero si tienes que estar todo el rato así el juego puede acabar volviéndose un rato cansino y perder mucho dinamismo. En cualquier caso, el movimiento de Geralt es tan tosco como el de cualquier sandbox, y mientras que en un GTA el recoger un objeto se hace «pasando por encima», en Witcher 3 no se puede hacer lo mismo y la cosa adquiere un tanto de frustración porque en algunas ocasiones nos cuesta colocar a Geralt para que aparezca el icono y podamos darle el boton para recoger ciertos objetos.
Y ya hablando sobre el combate, ése que se decía que se basaba en Dark Souls y todo eso… Pues como que no, ni Batman ni Dark Souls, Witcher 3 va por su lado. Se mantiene el concepto de golpe fuerte y golpe rápido, se añade una esquiva con un paso lateral a la de rodar que se veía en Witcher 2 y en general se ha potenciado bastante el uso de los signos -magia- en combate, lo que sumado a bombas y pociones le hace ganar bastante variedad al juego. Algunos lo han visto demasiado fácil y simple, mientras otros se quejan de que es demasiado difícil. Yo sólo diré que he probado el nivel difícil y es muy jodido, mientras que el fácil es un paseo, con lo que supongo que lo han debido hacer bien. Porque ya se sabe como reseñan algunos críticos de videojuegos, que ponen el modo fácil y si les parece demasiado fácil se quejan de que el combate es una mierda. Y se quedan tan frescos.
Decía Shigeru Miyamoto que la idea de Zelda se le ocurrió porque quería recuperar la sensación que él tenía de niño cuando salía a explorar las cuevas y bosques de cerca de su casa, y curiosamente algunos dicen que mientras que Witcher 3 es un Zelda para adultos, Witcher 2 era un Mass Effect que tiraba más por lo cinematográfico. Ni caso, puede que a algunos el corretear con Sardinilla por un mundo abierto les recuerde a Epona o a Red Dead Redemption, pero creo que si algo se ha ganado Geralt es el derecho a que su juego sea el espejo en el que se miran los demás y no al revés. The Witcher 3 es una criatura inmensa que te puede durar montones de horas, y su único pecado es que llega un momento en el que se acaba y no vas a poder contarle más chistes malos a Yennefer o padecer la última ocurrencia de Dandelion. Ahora sólo queda esperar a las expansiones y rezar para que en ellas podamos visitar los lugares que se quedaron en el tintero como Brokillon, el Santuario de Melitele en Ellander, Aretusa… Y lo mejor es que Sapkowski sigue escribiendo relatos sobre Geralt, así que aunque no haya más videojuegos con él como protagonista tenemos brujo para rato.