Es curioso como la vida va encadenando las cosas. El comenzar a ver Gallipoli la semana pasada me hizo sacar de la estantería de libros pendientes de leer el “Hermanos de Sangre” de Stephen E. Ambrose en el que se baso la serie de tv del mismo nombre, eso me hizo querer ver de nuevo la serie de tv, y de alguna extraña manera por el camino en mi ordenador ha vuelto a aparecer instalado el primer Call of Duty… Si, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que me metí en la piel de distintos soldados aliados recorriendo Europa y matando nazis, pero tengo que confesar que sigo recordando esos mapas como si me hubiese criado en ellos… Maldita droga.
Cualquiera que lea el blog habitualmente sabe que los videojuegos no son mi punto fuerte, eso es mas el campo de Diógenes. Yo en cambio juego a ellos muy de vez en cuando y me resulta difícil encontrar uno que de verdad me enganche, y el Call of Duty original fue uno de ellos. Siendo la Segunda Guerra Mundial uno de mis temas favoritos tanto en términos históricos como en la ficción hizo que no me lo pensase demasiado a la hora de probar este juego hace ya tantos años, algo a lo que también contribuyeron las terribles presiones a las que me sometió Diógenes para que como él, me enganchase a esta droga y para qué negarlo, siempre es divertido matar nazis.
Doce años han pasado desde que Activision e Infinity Ward, un estudio de videojuegos fundado por antiguos empleados del estudio creador del Medal of Honor, nos trajo el primero de una muy lucrativa saga de videojuegos. Saga que aunque sigue en marcha en la actualidad, hace tiempo que abandonaron sus orígenes y se han dedicado a ambientar sus videojuegos en el presente/futuro, perdiendo (al menos para mí) buena parte del encanto de la saga. Pero en 2003 aquel juego fue todo un bombazo y de forma más que merecida. Si, visto hoy en día es imposible negar que los gráficos han envejecido, los decorados dan algo de pena si se les mira de cerca y los personajes tienen tantos polígonos visibles y en ocasiones se mueven de forma tan artificial que parece que se van a hacer daño. Pero en cuanto uno empieza a escuchar los primeros acordes de la banda sonora de Michael Giacchino y saltamos en paracaídas tras las líneas enemigas de Normandía, uno se olvida enseguida de esos gráficos de hace más de una década.
Con lo que me he encontrado al volver a jugar a este juego, es que la jugabilidad del mismo, que al final es lo que realmente importa, no ha envejecido lo mas mínimo. Este primer Call of Duty sigue siendo condenadamente divertido, con misiones lo bastante variadas como para no aburrir en ningún momento y en las que vamos alternando el limpiar una ciudad de nazis casa por casa, infiltrarnos en territorio enemigo, defender una posición huir del enemigo mientras disparamos desde un vehículo en marcha o rescatar prisioneros. Y todo ello sin poder recuperarte escondiéndote en una esquina y curándote a lo Lobezno, en aquellos tiempos si no querías morir mas te valía la pena correr agachado como un loco buscando botiquines.
El otro punto fuerte de aquel primer juego, aparte de su gran jugabilidad, fue el que todo ello transcurriera en escenarios reales de la Segunda Guerra Mundial, narrados desde el punto de vista de soldados de a pie Estadounidenses, Británicos y Rusos que tenían que hacer todo lo que estuviese en su mano para impedir la victoria de ese odiado enemigo que fueron los nazis. Aunque tengo que confesar que siempre me dio pena que no existiese alguna expansión que me dejase jugar desde el punto de vista de los alemanes, algo en cierto modo más que comprensible, pero que me hubiera gustado poder probar.
Obviamente dejarme la piel con el primer Call of Duty no fue suficiente para mi, el juego me había enganchado demasiado, por lo que tras jugar una y otra vez a él hasta saberme sus mapas de memoria, me instale la expansión del mismo, Call of Duty: United Offensive, también su secuela, Call of Duty 2, y para cuando ya no me quedaron mas campañas que completar me dedique a morir y matar más veces de las que quiero recordar en el multijugador del juego. Pero nada bueno dura para siempre y mi adictiva relación con el Call of Duty no fue una excepción.
Con el tiempo los requisitos técnicos de los juegos empezaron a superar la capacidad de mi ordenador, llego el Modern Warfare, el abandono de los escenarios del a 2GM y acabe perdiendo el interés por la saga. De la actualidad de la misma habría que preguntarle a Diógenes lo que opina que esta mas informado sobre el tema, pero por lo que tengo entendido lo que el juego ha mejorado estéticamente lo ha perdido en jugabilidad. Así que los jugadores actuales que se queden con sus moderneces futuristas, sus misiones en el espacio, exoesqueletos y demás. A mí que me llamen cuando toque volver a coger la Thompson y derramar mi sangre virtual por las calles de Carentan.