Yo no soy «fan» de Leonard Nimoy. Le respetaba y admiraba parte de su trabajo, pero no creo que sea la persona más apropiada para hablar sobre él, siendo como soy un viejo fan de La Guerra de las Galaxias que trolleaba en sus ratos tontos a los trekkies (que solían venir buscando bronca, todo hay que decirlo). Así que no se que hago hablando sobre él…
Como casi todo el mundo, mi primer contacto con Leonard Nimoy fué con Star Trek, concretamente con La Ira de Khan. Yo debía de tener unos seis años y la echaron en la tele, y recuerdo que me dejaron impresionado los gusanos que te volvían gilipollas -es lo que tiene meterte una sanguijuela cerebral- el tío de las pintas -ese Khan ochentero que parecía un miembro de Duran Duran- y la muerte del orejas (Spock) al final. No entendía por qué se metía a la habitación esa rara que mataba, así que su muerte me parecía un poco absurda. No volvería a ver esa película hasta muchos años más tarde, y hasta entonces no entendería el sacrificio de Spock ni por qué la gente repetía tanto eso de «Génesis» (en realidad sigo sin entenderlo hoy en día, mira que se ponían pesados). Con los años comprendí que el que Spock fuera un tío raro era algo que Leonard Nimoy hacía a posta, y el personaje también llegó a disociarse en mis esquemas mentales del de Namor, el rey de Atlantis.
Con los años llegarían más películas de Star Trek -la de las ballenas- y hasta vería como resucitaban al pobre Spock de la forma más exótica posible, pero para entonces Spock ya era un personaje que estaba dentro de mi limitado conocimiento de criatura infantil. Yo sabía que ese personaje era famoso y tenía que saber quien era para no parecer un ignorante, sin ser consciente de que en realidad todo esto era conocimiento friki y lo que tenía que haber hecho en aquel momento era ver películas de Erich Von Stroheim, que bastante tenía ya con saberme de memoria todo el universo marvel y parte del de DC (aunque el hecho de que años después los frikis dominaran el mundo hizo que todo esto me resultara muy útil, porque al final he acabado pudiendo gafapastear de todas formas). Pero hablábamos de Leonard Nimoy…
Creo que M’Rabo era el fan de Misión Imposible, la serie de televisión con ese temazo de Lalo Schzifrin (creo que se escribe así, gafapasteo de memoria) y de la que yo sólo ví los suficientes capítulos como para saber que en ella salía Leonard Nimoy con un peinado normal y sin orejas raras. Lo que me chocó de verlo en aquella serie fue el que «pareciera normal». Es como si te sacan al actor que hace de Sheldon Cooper en una película que no tenga nada que ver con Big Bang Theory y el tío parezca sociable y todo. Creo que en aquel momento aprendí que igual Christopher Reeve no era Superman, y que algunos actores son tan buenos que crees que son el personaje.
Nunca he sido fan de Star Trek, ni siquiera cuando emitieron reposiciones de la serie original y sus continuaciones. La serie original era demasiado vieja, las modernas eran demasiado aburridas. No acababa de entender como se podían pasar el día sentados en la nave y sin ponerse un simple cinturón de seguridad para no salir volando en cuanto recibían un torpedazo, ¡eso con el Halcón Milenario no pasaba! No empecé a entender Star Trek hasta que me puse a ver la serie original un par de décadas más tarde y me puse a ver unos cuantos capítulos de la serie original. Allí estaba Leonard Nimoy otra vez, en un personaje que me había parecido raro y soso, en una historia de aventuras en la que el capitán de la nave se veía continuamente eclipsado por las reacciones de sus subordinados. Era algo parecido a lo que le pasaba a Luke con Han y Leia, que por mucho que él fuera el protagonista, el público se fijaba más en los «secundarios».
Y aun así para mí Leonard Nimoy no es Spock, porque he disfrutado mucho más con otro de sus trabajos. Y no estoy hablando de su balada de Bilbo Bolsón ni ninguna frikada parecida, estoy hablando de su doblaje de Civilization IV. Él era la voz de cada entrada de la enciclopedia del juego; si hacías un descubrimiento, Leonard te leía una cita sobre la rueda, las carreteras o la alfarería. Pero no os creáis que era todo seriedad, porque Nimoy era un tipo con sentido del humor y era capaz de, en la entrada sobre los satélites, leerte una cita de la primera transmisión del Sputnik:
En serio, ese «bip-bip» es uno de los grandes hitos de la ciencia del siglo XX.
Hoy en día sé de sobra quién es Spock, y también sé quien era Leonard Nimoy. Y aunque sigo sin ser fan suyo, me consta que fué un currante y un buen tío, y su pérdida es una baja en nuestra lucha contra la estupidez humana. Te echaremos de menos, Leonard.