Ayer repasábamos la primera película de Batman que realizó el bueno de Tim Burton allá en los 80, y nos encontrábamos con un Bruce Wayne bastante distinto al de los cómics.
En el inicio del tramo final de la película, Bruce intenta contarle a Vicky su «secreto», algo totalmente absurdo tras sólo una cita y que aun así se ha repetido cansinamente en todas las películas de superhéroes desde entonces; al final de la historia la chica sabe la verdad sobre el héroe, quitándole gran parte del la gracia del género de superhéroes. Hablando en plata, Spiderman siempre tuvo más gracia cuando Mary Jane no sabía nada sobre quién era Peter Parker en realidad (aunque a posteriori se dijera que siempre lo había sabido y blablabla), y a partir de ahí llegaría el matrimonio y el Mefistazo. El Batman de las películas en general y este en particular no da la impresión de ser el tipo que lo tiene todo controlado, si no más bien de ser una especie de criatura perjudicada por la vida que va dando tumbos, aturdida, a la espera de que aparezca una Catwoman que lo retire y… Ah, no, que el Batman de Tim Burton por lo menos siguió adelante. Tuvo escenas ridículas arrancándose la capucha delante de Selina Kyle, pero siguió adelante y no se retiró a vivir la vida con la primera ladrona que compartió su fetiche por las mallas ajustadas.
Mientras tanto y ya entrando en los secundarios, mientras que Alfred si actúa como el propio Alfred (aunque le falta la mala leche que si llegaba a tener la versión de Caine), Knox y Eckhart son personajes que tampoco sabes muy bien lo que pintan. El uno es un reportero que sirve de comparsa para Vicky Vale, pero no hace mucho más que de secundario cómico, aparte de tratar de arrear a los esbirros del Joker cuando intentan gasear a media ciudad. Y Eckhart pues… Supongo que está para decir que en Gotham hay policías corruptos, pero no se atreven a decir que es Bullock porque se lo cargan a los cinco minutos y al Bullock de verdad querrían reservárselo para una continuación que nunca existió.
Y bueno, luego estan James Gordon y Harvey Dent. Es triste que una película que se curró tanto el diseño artístico falle por un guión que no se da cuenta de que la gente que puebla Gotham es tan parte de Batman como el propio Bruce Wayne o las orejas de su capucha. El Gordon que aparece aquí es un horror, no sé ni para que lo sacan, en serio. Se supone que se han basado en Dark Knight y Año Uno para hacer el guión de esta película, pero no veo por ningún lado al James Gordon de Año Uno. Y si a eso le sumamos que el muy ceporro no lleva a un solo policía a la cabalgata que se monta el Joker, y que sólo aparece al final de la escena de la catedral para quedarse mirando con cara de bobo… Pues como que tenemos al jefe O’Hara de la serie de Adam West y no al pobre James Gordon. Y Billy Dee Williams no es Harvey, es Lando. Cuando pienso que en el momento en el que se rodó esta película Lucas podía haber hecho una segunda trilogía, me hierve la sangre. En otro universo tenemos un Episodio VII rodado entre finales de los 80 y principios de los 90 y en este tenemos Las Aventuras del Joven Indiana Jones. Manda huevos…
El resto de la película esta lleno de detalles que no acabo de entender a cuento de que viene, como que la batcueva este llena de murciélagos y aun así Batman tenga uno metido en una jaula, ¡hace falta ser hijo de puta, pobre animal! Para colmo de males la Batcueva consiste en un ordenador con muchas pantallas, una caja fuerte con el traje de Batman y un pozo enorme con una plataforma sobre la que está el Batmovil. Sé que un penique gigante y un dinosaurio es pedir demasiado, pero para mí la Batcueva siempre ha sido un lugar enorme y majestuoso…
Pero si nos olvidamos de detalles anecdóticos como el Fluegelheim museum, el que el inventor del gas del Joker era la CIA y demás inconsistencias que a veces son aciertos (lo de la CIA) y a veces son errores (el cambiar el nombre de gente y lugares porque sí, o el matar al Joker y mantenerlo muerto en las secuelas), esta película es todo un hito en la historia de Batman; consigue poner en el mapa un Batman más fiel al original y cambiar totalmente la imagen pública del personaje, posibilitando años más tarde una de las mejores series de animación de la historia y que hoy en día las camisetas con el logo de Batman se vean en todas partes. Quizás no fuera el mejor detective del mundo, pero después de 1989 todo el mundo empezó a darse cuenta de que el Hombre Murciélago no era todo batusis y demás tonterías… Hasta la llegada de Joel Schumacher. ¡Maldito seas, Schumacher!