Scott Lang, odio a Scott Lang. Recuerdo la primera vez que oí hablar del personaje, allá por los tiempos de las Guerras de las Armaduras, nunca me cayó bien. Y ahora Marvel le ha dado serie propia, otro número uno de Ant-Man.
Y supongo que todo esto es para no darle serie propia a Eric O’Grady, el Irredeemable Ant-Man de Robert Kirkman cuya serie duró demasiado poco y fue una de esas maravillosas cafradas que de vez en cuando me recuerdan que Kirkman es algo más que la mediocridad de los últimos años de The Walking Dead e Invincible. El Hombre Hormiga de esta serie es Scott Lang, el primer sucesor de Hank Pym en el cargo y un cero a la izquierda durante casi toda su existencia. Y lo cierto es que el guión de Nick Spencer te recuerda ese hecho en todo momento, dejando claro que el Lang que vemos aquí no es el maravilloso científico que aparecía en los FF de Matt Fraction ni tampoco el sustituto de Reed Richards que coqueteaba con la Mujer Invisible en la nefasta etapa de Tom DeFalco en Fantastic Four. Scott Lang es un entrañable perdedor que adora a su hija, nada más.
Y claro, esta idea me puede gustar, de hecho me parece el enfoque adecuado para la serie. Sin embargo, lo que no me parece lógico es que nada más empezar la serie nos encontremos con un Tony Stark que lo ningunea de mala manera, cuando resulta que Lang es su amigo desde los tiempos de Michelinie y Layton. Claro, podría decirse que este no es sólo Tony Stark, es el Superior Tony Stark que es mala persona y tal, pero eso no justifica ni por asomo que Lang ni recuerde los tiempos en los que Tony le ofrecía trabajo y el se negaba porque tenía su propia empresa. Pero dejando eso de lado, vamos con el personaje más interesante de la serie, Cassie Lang…
Sí, estoy hablando de la Stature de los Young Avengers, un personaje que empezó siendo el interés romántico del ahijado del Doctor Muerte y acabó siendo uno de los personajes más importantes de la serie, liándose con Kang el Conquistador y con la Visión. Aquí la vemos como si no hubiera «resucitado-perdido al amor de su vida-sufrido traumas horribles», y va al instituto y se dedica a cotillear de sus compañeros de clase. No me parece a mí el mismo personaje de la serie de Allan Heinberg, la verdad…
Pero por lo demás la serie esta muy bien, tiene golpes de humor bastante simpáticos, con guiños a los anteriores trabajos de Nick Spencer y en general tratando a Scott como un perdedor que trata de seguir adelante a pesar de todo, un personaje bastante humano y más interesante que las versiones de Fraction, DeFalco o Michelinie. Ayuda también un Ramón Rosanas que parece el hermano perdido de Chris Samnee y que le da a la serie la ambientación que necesita para que el mundo de Scott Lang y el propio personaje te parezca creíble y hasta simpático. Sí, es probable que la serie consiga que le deje de tener manía a Scott Lang, pero empiezo a estar muy harto de que el personal no solo ignore las historias anteriores de un personaje, si no que demuestre conocerlas y las ningunee a posta, con lo fácil que les supondría hacer un pequeño encaje de bolillos y justificar cuatro cambios de actitud de los personajes…