Un mapache con metralleta y un árbol que habla acaban de invadir los cines de medio mundo (menos aquí, porque algunos son idiotas y creen que retrasar el estreno de la película dos semanas respecto al resto del mundo es buena idea) y parece que ellos solos han conseguido romper las taquillas de medio mundo. Podría entenderlo, si no fuera porque Guardianes de la Galaxia es una de las series de Marvel que nunca consiguió consolidarse ni entre la crítica ni entre el público. Pero ahora son dioses, y una de las personas a las que hay que agradecer todo esto es James Gunn, ¿pero quién es James Gunn?
Podría empezar por el principio, pero siendo como es el personaje que nos ocupa, creo que lo mejor es empezar por el final, con la propia Guardianes de la Galaxia y como llegó el guión de Nicole Perlman a sus manos. Perlman acababa de terminar su primer guión cinematográfico y era una de las jóvenes promesas que había fichado Marvel Productions en su programa de «haz un guión de lo que te salga de los cojones de nuestro fondo editorial». Siendo como era Nicole fan de la ciencia ficción clásica y la space opera en particular, se dejó de tonterías y se tiró a por los Guardianes de Dan Abnett y Andy Lanning, un grupo de personajes que no pegaban ni con cola y que había reunido Keith Giffen al final de Annihilation, un crossover cósmico que había pasado sin pena ni gloria por tener la desafortunada idea de transcurrir a la vez que Civil War. Perlman hizo lo que le apeteció con los personajes, convirtiendo a Starlord en un personaje totalmente distinto -el mismo que podemos ver en el pseudoreboot de Bendis- y en general dándoles a los personajes ese carácter de perdedores que les caracterizaría a partir de ese momento. Y entonces llegó James Gunn y reescribió el proyecto por completo, ¿pero que le vamos a hacer? ¡James Gunn es James Gunn!
Porque James Gunn viene de la Troma, la productora aquella de Lloyd Kaufman que en la edad de oro del VHS llenaba los videoclubs con las aventuras del Vengador Tóxico y demás historias «arriesgadas» como Los Surfistas Nazis deben Morir. Lloyd Kaufman era un productor que hacía todo con cuatro duros, y lo había aprendido en parte del gran artista de la serie B, el mismísimo Roger Corman, un hombre sin miedo que era capaz de contar cualquier historia al margen del presupuesto que tuviera. En Troma, Gunn había conocido a gente como Tom Savini -el Sex Machine de Abierto hasta el Amanecer y el experto en casquería de las películas de George Romero- y se había codeado con las mayores instituciones del cine gore norteamericano. Gunn se había estrenado precisamente con el guión y distintas labores de producción de Tromeo y Julieta, una versión del clásico de Shakespeare aderezado del gore y las tetas habituales en la productora y en la que Gunn hizo también su primer papel, algo a lo que tendremos que acostumbrarnos. Por cierto, sé que dije que empezaría por el final y he vuelto al principio antes de tiempo. Pero entenderéis que el personaje necesita ése tipo de caos, ¿no?
Tras Tromeo y Julieta, Gunn escribió, dirigió y produjo en el año 2000 su primera película de superhéroes, The Specials. La película -protagonizada por Rob Lowe, Thomas Haden Church y el propio Gunn- venía a contar el día libre de un grupo de superhéroes, pero estaba realizada con sólo un millón de dólares y eso provocaba que estos superhéroes pues… Como que no hicieran gran cosa superhéroica. El espíritu de Kaufman y Corman en su máxima expresión, haz la historia que te de la gana y a ser posible con dinero ajeno. Gunn también participó en la producción y guión de Scooby Doo I y II, dos maravillosas películas que creo que deberíais ver religiosamente. Pero religiosamente como hace la gente devota en semana santa, dándose latigazos en la espalda y todo eso, porque las dos sirven perfectamente como potro de tortura audiovisual. Pero es que James Gunn es James Gunn, y si le apetecía hacer Scooby Doo, pues como que lo hacia sin ningún problema.
Mientras tanto, Gunn llevó a cabo el guión de una película que encumbraría a otro director, un remake de Dawn of the Dead, el clásico de Romero en el que originalmente habían participado algunos de sus amigos de troma. Warner vió la película y decidió que lo mejor de la misma era Zack Snyder, con lo que se lo llevó a hacer montones de bodrios mientras Gunn… Gunn seguía divirtiéndose, por supuesto. Snyder podría ser el mejor director de la historia para Warner, pero él recibiría este mismo año el razzie al peor guionista y peor director por Movie 43, un recopilatorio de cortos/sketches rodado a lo largo de varios años y que esta considerado como una de las peores películas de la historia. Pero a James Gunn le da igual, porque al fín y al cabo él no dejaba de ser el responsable de haber llenado youtube de películas porno para todos los públicos. Ya os digo que el hombre es como es.
James Gunn. Shasha Grey. La reina del porno, sin porno.
¿Os he dicho que James Gunn también ha participado en videojuegos? Pues sí, porque además de componer la banda sonora de sus películas de vez en cuando, James Gunn escribió el guión de una obra maestra del videojuego con uno de los mayores genios incomprendidos del medio en japón, Goichi Suda, el famoso diseñador de videojuegos que le puso un modo especial «gigoló» a Killer Is Dead basado en mirarles las tetas a las protagonistas del juego. En su colaboración con James Gunn la cosa fue menos descarada, y se limitó a poner a una animadora con motosierra en… Sí, Lollipop Chainsaw, uno de esos juegos por los que las niñas de tumblr harían correr ríos de sangre. El juego se basaba en matar zombies con tus movimientos especiales aprendidos en tu carrera de animadora mientras conversas con la cabeza decapitada de tu novio. No lo vayamos a negar, James Gunn es experto en este tipo de idioteces…
Y os aseguro que de japón suelen salir juegos peores, y si no buscad en google Senran Kagura y flipad…
Como idiota se debió sentir el que invirtió 15 millones de dólares para Slither, una comedia de horror en la que una babosa alienígena iba poseyendo/devorando un pueblo entero y se enfrentaba a Elizabeth Banks mientras Nathan Fillion trataba de llevársela al huerto (a la Banks, zumbarse a la babosa habría sido hasta demasiado para un tromero). La cinta fue un rotundo fracaso y sólo recaudó algo menos de trece millones de dólares, con lo que Gunn dos años más tarde sólo pudo perder dos millones y medio de dólares en la producción de Super, una cinta de «superhéroes reales» en la que el Dwight de The Office trataba de escapar de una Ellen Page ninfómana y recuperar al amor de su vida. Y sí, en esta película James Gunn recaudo unos trescientos mil dólares, lo suficiente como para que Marvel quisiera contratarle para Guardianes de la Galaxia y pusiera a su disposición cosa de 170 millones de dólares. Porque lo lógico cuando cuentas tus películas por fracasos de crítica y público es que Marvel quiera ser una productora normal y conseguir una película que fracase de verdad, no como el fracasito de Incredible Hulk, que sólo sacó cosa de 113 millones de mierda. Porque algún día tendrán que admitirlo, en Marvel son tan inútiles que no se dan cuenta de que si quieren fracasar de verdad, tenian que haber contratado a Zack Snyder…