Muy lejos ha quedado aquel tipo con talento que prometía ser un gran guionista y que se ha quedado es un vendedor de humo. Mark Millar hoy en día sigue imparable en su carrera por lanzar cuantos más comics mejor y todos con el mismo esquema, historias cortas y resultonas con una idea interesante (que se suele desinflar muchísimo al final) y que puedan resultar atractivas a productores cinematográficos. Y es que tras haber visto como su Wanted, Kick-Ass (dos películas hasta la fecha) y Secret Service (a estrenar próximamente) han sido llevados al cine con mejor o peor fortuna, a Millar parece importarle mas el crear productos vendibles que crearlos legibles. Starlight es otro de esos proyectos, una anécdota estiradísima con la que da la impresión de que Millar no sabe que contar y que se va arrastrando numero a número con una previsibilidad que asusta.
Duke McQueen fue el mayor héroe que el universo ha conocido jamás pero en la tierra es considerado un loco o un farsante. Cuando era piloto en las fuerzas aéreas un extraño accidente le transporto al planeta Tantalus, donde conoció a una princesa, derroto al malvado dictador Typhon (¿el despiadado?) y vivió toda clase de aventuras en reinos de lo más exóticos. Pero cuando Duke regreso a la Tierra se encontró con la desagradable sorpresa de que nadie le creía y de sus aventuras no tenía más pruebas que su palabra, por lo que ni sus propios hijos le creyeron. Duke envejeció con ese pequeño resentimiento de ser considerado un loco del que los niños del barrio se reían. Los años pasaron, su esposa, la única que siempre le creyó, falleció y Duke se resigno a una vida triste y solitaria con unos hijos siempre demasiado ocupados como para visitarle…
Pero un buen día el pasado vuelve a llamar a su puerta, un niño que afirma venir de aquel lejano mundo que Duke visito hace tanto aparece por sorpresa con una petición inesperada, Tantalus necesita de nuevo al héroe que les salvo en el pasado para liberarse del nuevo dictador que les atenaza. Sin otro propósito en la vida que languidecer hasta el día de su muerte, Duke no tarda mucho en pensárselo y decide acompañar a este niño de regreso a Tantalus para salvarles de nuevo y vivir lo que puede que sea su última aventura…
Si algo queda claro tras leer los primeros números de esta serie es que la originalidad brilla por su ausencia. Porque no es solo que Millar fusile descaradamente a Flash Gordon (no hay más que recordar como tuvo que retocar la portada del primer número para eliminar a aquel villano que tanto se parecía a Ming o como Duke paso de ser rubio a ser moreno) Es que la idea del viejo héroe que sale de su retiro para una última misión esta mas que gastada. Sin Perdón, Old Man Logan, Los Increíbles (Millar hasta se permite hacer el chiste de que el uniforme le queda estrecho a Duke) no es desde luego una idea nueva pero sigue siendo una idea atractiva, y eso es algo que hay que reconocérsele a Millar, sabe que teclas tocar para que la gente reacciones ante sus propuestas, aunque lo que uno se encuentre al leer el comic ya es otra cosa…
Y ahí está el mayor problema de Starlight, la idea tenia potencial, y a ratos el comic es divertido, pero Millar o no sabe o no quiere sacárselo. De los cuatro números publicados hasta la fecha (de una miniserie de seis, lo justo para el TPB) se podría decir que sobran casi tres. Los dos primeros y parte del tercero están estiradísimos, contándonos en unas setenta y dos paginas algo que cabria en veinticuatro, lo que deja a Millar con tres números más para contar un precipitado final que seguramente dejara medio abierto para una posible secuela, su fórmula habitual. Y lo triste es que esta fórmula le funciona de miedo, ya que Starlight, al igual que Némesis y Superior, también está en camino en ser adaptado al cine. Se ve que eso de ser “creative consultant” de la Fox (quienes producirán esas tres y han producido también Secret Service) le está viniendo de perlas a la cuenta bancaria del señor Millar. Y es que al final lo único que destaca de verdad en este comic es el impresionante trabajo del desaprovechadisimo Goran Parlov, de quien espero que en el futuro encuentre proyectos más a la medida de su talento, porque da pena ver de lo que es capaz en esta serie y lo mucho que podría haber dado de sí con un guionista que se tomase más en serio su trabajo.
Es triste ver como alguien con talento se ha vendido al cine de esta manera prostituyendo su trabajo para convertirlo en algo “vendible”, aunque tampoco puedo culparle del todo, seguramente todos haríamos en su lugar algo parecido, que la industria del comic no es precisamente una de las más seguras del mundo al a hora de garantizarte una vejez y un retiro apacible. Pero no puedo evitar sentir pena por aquel tipo que prometía ser bueno y que quedo enterrado bajo una montaña de billetes.