Nuestro personaje de hoy nació en el seno de una familia aristocrática en la ciudad de Parma, Italia, en 1937 y pasó su adolescencia inmerso en el estudio de la cultura clásica y de geología. Es un devoto del arte, la literatura, bibliófilo, esteta y trabajador infatigable, amante de los coches rápidos y de las mujeres sofisticadas. Es alguien a quien le gusta dormir la mañana, levantarse tarde, llegar a la oficina a la una del mediodía, y trabajar hasta la una o las dos de la madrugada. Y que solo escucha música clásica y un poco de ópera. Está claro que Franco Maria Ricci es como poco un personaje peculiar.
Franco Maria Ricci creó su propio estudio de diseño gráfico en 1963 en su ciudad natal de Parma, y ese mismo año edito su primera publicación, unun facsímil del «Manuale Tipografico» de Bodoni, el más importante tratado sobre tipografía de la historia. Este incluía 600 láminas, 100 alfabetos romanos, 50 itálicos y 28 griegos y del que tan solo se imprimieron unos cientos de ejemplares. Es a partir de ese momento comienza su labor de reeditar obras clásicas, pero en 1982 decidió dar un paso más allá y crear su propia publicación sobre arte, ya que encontraba que el panorama en ese terreno era desolador. En el mercado había buenas publicaciones sobre sexo como Playboy, o buenas publicaciones sobre moda como el Vogue, pero no había ninguna buena publicación sobre arte. Todas las publicaciones en el mercado estaban llenas de noticias, publicidad, fotos minúsculas… Ricci sentía que el arte era humillado en dichas publicaciones. Así fue como nació la revista FMR (nombrada a partir de sus iníciales)
Esta publicación, nacida en la década de los ochenta, es su principal obra y desde el principio se ha caracterizado por su elegancia gráfica, el rigor de sus textos, la calidad de las imágenes y la artesanía en el procedimiento editorial. Esto, junto con la búsqueda de la belleza y del prestigio se han convertido en las señas de identidad de esta revista cuyo objetivo final es el de difundir el conocimiento del patrimonio artístico. Franco Maria decidió también que en su revista no publicaría la cara de nadie, que publicaría artículos monográficos, y que si un día decidía hablar de la catedral de Parma le dedicaría a ello 30 páginas, no un par de fotos y un artículo corto. Y tras la creación de la misma en 1982, surgirían otras versiones internacionales de la misma en Gran Bretaña, Francia y España, en las que se pueden encontrar textos de autores tan importantes como Jorge Luis Borges, Milan Kundera o Umberto Eco entre otros.
Con esta revista, Ricci no pretende enseñar historia del arte, quiere que la gente aprenda a apreciar la belleza del arte, que el público descubra que hay un mundo lleno de cosas hermosas. También opina que las paginas web sobre arte jamás podrán sustituir a las revistas, pese a encantarle como herramienta y considerarla fundamental para su trabajo, nunca podrá reemplazar el placer que supone el tener un libro en las manos, poseerlo, pasar las paginas, sentir el tacto del papel… Con la colaboración de los mejores fotógrafos y los más prestigiosos autores, da a conocer en su publicación obras, autores, detalles y aspectos de la Historia del Arte poco conocidos, inéditos o vistos desde una nueva perspectiva con el fin de contribuir a la historia de la cultura a través de la belleza y las emociones.
Pero su tarea como editor no se limita a la revista que lleva sus iníciales, el deseo de Franco Maria ha sido devolver al libro su antiguo esplendor, realizando obras que compitan en belleza e ingenio con las que nacían en los grandes talleres del Renacimiento. Este objetivo está representado por sus colecciones “Book Beautiful“ y “Book Wonderful”, obras de las que sólo se puede realizar un número muy limitado de ejemplares, entre 1.000 y 4.000 ejemplares, con un precio entre 1.000 y 8.000 euros cada uno, un lujo al alcance de muy pocos. En su creación colaboran las prestigiosas figuras del mundo de la cultura internacional, mientras que la realización se encarga a exclusivos talleres artesanos italianos, quienes trabajan en la más pura tradición del Renacimiento (artesanos del pergamino, miniaturistas, expertos en caligrafía, ceramistas)
Pero sin duda uno de sus proyectos más conocidos, y alguno diría que obscenamente lujoso, es el libro dedicado al gran artista Miguel Ángel. Michelangelo: La Dotta Mano (Miguel Ángel. La mano Maestra) editado para homenajear al maestro cuando se cumplían cinco siglos de sus primeras pinceladas sobre los muros de la Capilla Sixtina. Este libro es un recorrido por su vida y su obra a través de doscientas sesenta y cuatro páginas de un papel de puro algodón elaborado a mano fibra a fibra y que consta de cuarenta y cinco bocetos originales y cartas inéditas de su obra cedidos por la Fundación Casa Buonarroti y de ochenta y tres fotografías de Aurelio Amendola que revelan algunos de los perfiles más desconocidos de la obra de Miguel Ángel, todo ello encuadernado con una portada de mármol de tres centímetros de grosor en el que se encuentra un grabado realizado a mano que reproduce un bajorrelieve de Miguel Ángel. El resultado tardo tres años en ver la luz y se trataba de una obra de arte en si misma que media 42×68 cm, pesaba 24 kilos, del que se realizaron solamente 99 ejemplares y que costaba la friolera de cien mil euros.
¿Un exceso? ¿Un lujo innecesario? Sin duda, pero no puede decirse que Franco Maria Ricci sea un hombre que no piense a lo grande, y tampoco se podrá negar que nos encontramos a alguien que ama el arte con toda su alma, aunque ello le lleve a ser un poco excéntrico ¿Pero no lo son acaso todos los artistas? Que un día lo mismo les da por publicar una revista que por pintar azulejos.