Mientras soportaba como buenamente podía la hecatombe que había supuesto Image, Bob Harras había estado supervisando la nueva serie de animación de X-Men. Y es que los niños de los 90 podían ver todas las tardes como cada episodio de una serie prácticamente basada en los quince años de trabajo de Chris Claremont sólo acreditaba de pasada a Stan Lee y al «Story Consultant» de la serie, Bob Harras…
Pero en aquel momento lo que sí que estaba escribiendo Bob Harras era The Avengers, una serie que en aquellos tiempos estaba totalmente eclipsada por Spiderman y los mutantes. Harras se había puesto a escribir la serie en verano de 1991 «como refuerzo porque la habían puesto quincenal…Era algo temporal, no el guionista regular». Pero al grupo le hacia falta esa regularidad y pronto Harras ya se estaba poniendo como objetivo recuperar todo el público que la serie había perdido desde la marcha de -casualidades de la vida- John Byrne. Harras, primero junto a Andy Kubert y luego ya con Steve Epting, inició una remodelación completa de la serie, tratando de capturar algo del éxito mutante. Su primera historia podríamos llamarla «La Saga de los Comemierda», pero voy a ser bueno y decir que sí, que Harras subió el nivel de calidad de la serie. El mayor defecto del Bob guionista de SHIELD seguía existiendo, con resoluciones a los conflictos totalmente inverosímiles, pero la cosa no clamaría realmente al cielo hasta el gran crossover de 1992, Operation: Galactic Storm.
Llamada así aprovechando el tirón mediático de la Operación Tormenta del Desierto -si no sabes lo que es, mejor para ti; disfruta de tu juventud-, Operación Tormenta Galáctica venía a contar algo parecido a la «Guía del autoestopista galáctico»: Los Kree y los Shi’ar entran en guerra y para pegarse entre ellos abren un agujero de gusano en el sistema solar, cosa que provoca que el sol empiece a tener problemas de salud y los Vengadores tengan que meterse en el follón para evitar que la Tierra se vaya a hacer puñetas. El crossover lo tenía todo para ser un absoluto desastre, siendo como era una historia de 20 partes publicada en 7 series distintas durante tres meses y que se continuaban directamente de una parte a otra, pero sin embargo se deja leer bastante bien y no llega a ser el desastre noventero que uno podría imaginar. Cierto es que algunas series como el Iron Man de Len Kaminski siempre dejaron mucho que desear, pero lo que es el conflicto principal de la serie y las motivaciones de cada facción más o menos van funcionando hasta el final, y eso a pesar de que en ningún momento se le ocurre a Los Vengadores llamar a Charles Xavier para mediar en el conflicto.
Pero dejando eso de lado, todo va más o menos bien hasta en el momento en el que se revela -SPOILER de una historia de hace más de veinte años- que la Inteligencia Suprema (esa es especie de patata cósmica que lidera a los Kree) se ha vuelto loca y ha provocado la guerra para forzar a los Shi’ar a tirar una superbomba sobre los Kree y matar a los ejemplares débiles de la especie. Si la cosa de por sí ya es confusa -se supone que los Kree se extienden por toda una galaxia, ¿cómo va a cambiar la evolución de la especie el que te cargues a casi todo el mundo en la capital?- la reacción de los Vengadores es totalmente aberrante; un grupo de ellos liderado por Iron Man clama venganza por los caídos y decide ejecutar a la Inteligencia Suprema, cosa que cabrea bastante a un Capitán América que aun así no intenta detenerlos. La escena, además de forzada y un tanto salida de madre -no deja de ser un intento chapucero de hacer noventera la historia- rápidamente pasa a ser casi ridícula cuando a la página siguiente los Shi’ar toman posesión del Imperio Kree; conociendo a la gente de Lilandra, si los Vengadores no hubieran tenido ese ramalazo violento ellos mismos habrían matado a la Inteligencia de todas formas. El caso es que además de ser inútil apenas tiene consecuencias a posteriori, aunque con el tiempo más de uno lo usaría como excusa para hacer cosas raras con Iron Man. Pero de eso mejor no hablar, que nos meteríamos en encrucijadas muy raras…
Las consecuencias de la Operación Tormenta Galáctica apenas se hacen notar, y si bien el Capitán América deja el grupo por una temporada, a Harras ni se le pasa por la cabeza sacarle jugo a que los Vengadores hayan matado por primera vez. Cierto es que años más tarde aprovecharía el desenlace del crossover para hacer algunas cosas de las que ya hablaré más adelante, pero en este momento a Harras lo que le importa es contar historias más o menos cortas y sencillas en las que va haciéndose con los personajes mientras Epting les pone chaquetas, hebillas y demás cosas noventeras. Son números en los que avanza lentamente una subtrama que evolucionará en la llamada saga de Proctor, desarrollando así una historia durante años que, irónicamente, recuerda al tipo de saga de Claremont en Uncanny X-Men y que el propio Harras había prohíbido en los mutantes.
Sin embargo, si ya los personajes femeninos de la serie eran tremendamente estereotipados y su presencia se reduce a formar un triángulo amoroso con el Caballero Negro, la etapa Harras pronto degeneraría en crossovers lamentables como Lazos de Sangre o en apropiarse del discurso violento de los primeros números de la nueva X-Men, con diálogos sobre si los Vengadores deben adaptarse a unos tiempos en los que las apuestas son más altas, intentando dar una falsa madurez a la serie que se cae por los suelos cuando en la página siguiente salen todos corriendo al grito de «¡Tenemos un planeta que salvar!»
Tras Proctor y ya en lo que sería la segunda etapa de Harras en la serie, ya sin Epting, es bastante peor; el dibujante es el Mike Deodato de entonces -bastante peor que el actual, nos guste o no- y las historias se vuelven mucho más simples. Tramas secundarias como la de la novia humana de Hércules acaban siendo unas patochadas infumables, pero no es nada comparable a la mamarrachada que perpetraron en lo que sería la historia de Harras en la serie, The Crossing/Encrucijada. Cuanto menos hablemos de ella, mejor para nosotros, porque al fín y al cabo sus esperpénticas consecuencias desaparecieron rapidamente con todo el follón Heroes Reborn. Lo importante es que Harras dejó The Avengers por una reestructuración en Marvel que llegaba con el nuevo año. Para la primavera de 1996 las cosas empezaban a ponerse interesantes…