Pese a que Thor es uno de los principales personajes de Marvel, una creación de Lee y Kirby nada menos, ha tenido una vida editorial un tanto irregular en las últimas décadas. Tras la marcha de Walter Simonson de la serie dio la impresión de que nadie sabía muy bien qué hacer con él. Tom DeFalco se paso años tratando de recuperar la magia de Kirby con más pena que gloria. Warren Ellis nos mostro su visión más “moderna y oscura” del personaje. Dan Jurgens no empezó mal su etapa pero se acabo desinflando mucho… La cosa llego a tal extremo que aprovechando “Dissasemble” Marvel mato a Thor y el personaje se paso tres años sin aparecer en ninguna parte. J.M. Straczynski le trajo de vuelta, pero abandono su etapa a la mitad y se largo a DC. Kieron Guillen tomo las riendas de la serie y esto le llevo a escribir uno de sus mejores trabajos, Journey Into Mystery, pero de eso ya hablaremos otro día. Y finalmente Matt Fraction se ocupo de la serie hasta la llegada de Marvel Now, por desgracia no era el Fraction inspirado de series como Hawkeye o FF… La única luz que llegamos a ver al final del túnel fue el excepcional trabajo de Roger Langridge y Chris Samme en “Thor: The Mighty Avenger”, pero las ventas no acompañaron y lamentablemente la serie tuvo una corta vida. Daba la impresión de que los días de gloria de Thor jamás volverían… Pero entonces llegaron Jason Aaron y Esad Ribic y nos dieron una de las etapas más épicas e impresionantes que el personaje había tenido en más de veinte años.
En esta primera saga que pese a durar casi un año se me ha hecho corta, Jason Aaron nos muestra a Thor enfrentado, a lo largo de milenios, a un misterioso enemigo que se dedica a viajar por el universo asesinando dioses. Incontables divinidades han caído a sus pies y en toda la creación tan solo Thor ha sido capaz de hacerle frente. Este se embarcara en un viaje a lo largo y ancho del universo para encontrar y detener de una vez por todas a este misterioso asesino que amenaza a los de su clase, y para ello contara con la ayuda de unos aliados de lo más inesperado. Pero por encima de todo Jason Aaron nos dejara bien claro por qué Thor el es el dios a quien le rezan los demás dioses.
Si, épico es la mejor forma de describir esta etapa que acaba de cumplir su primer año de vida y que ha hecho de Thor uno de los mejores relanzamientos de Marvel Now. Jason Aaron se las ha arreglado para devolverle al personaje ese aire de grandeza que le había faltado en algunas de sus etapas anteriores y que trataban al personaje como si fuese un simple superhéroe más. Aaron nos deja claro que Thor es un dios entre mortales, no otro tipo con superpoderes. Es alguien con poder para destruir mundos enteros, que ha viajado a todos los confines del universo, que ha vivido miles de años, ha visto nacer y morir incontables civilizaciones y a quien le quedan por delante muchos miles de años mas de vida por delante.
Pero ser un dios no convierte a este Thor en un personaje distante alejado de la humanidad. El Thor de Jason Aaron es “el de toda la vida”. Y mostrándonoslo en su pasado, su presente y su futuro Aaron nos recuerda que Thor es ese dios que ama a “Midgard” casi más de lo que ama a su Asgard natal, que daría la vida por cualquiera de los mortales que habitan en ella, a quienes considera hasta más dignos y nobles que los mismos dioses de la ciudad dorada. Es un Thor que siempre encontrara una excusa para regresar a la tierra a disfrutar de los placeres y de la compañía de los mortales y para quien es igual de importante salvar el universo de algo que podría destruirlo que sentarse ante el fuego a contarles historias a los niños.
A Jason Aaron le ha acompañado a los lápices Esad Ribic. Este diseñador grafico reconvertido en dibujante ha demostrado ser una elección magnifica para la serie (aunque vale, su rediseño de Thor no me acaba de convencer del todo, ese casco…). Ribic no era ajeno a los dioses Asgardianos, hace casi diez años ya se ocupo de contarnos la historia de Loki, y si ya entonces era bueno los años le han sentado muy bien. Ahora en Thor nos deleita con su estilo realístico que lo mismo le sirve para plasmar tanto el Norte de los vikingos del siglo IX como los grandes salones de Asgard o los dominios de los dioses de docenas de mundos alienígenas, y todo con la misma pasmosa facilidad. Aunque tras un año casi entero narrando las aventuras de Thor, Ribic va a tomarse un pequeño descanso para recuperar fuerzas, que ya en su último número se le notaba un poco agotado. Pero eso no significa que la calidad grafica de la serie vaya a decaer precisamente, tras un pequeño interludio a cargo de Nick Klein será Ron Garney quien se haga cargo del siguiente arco argumental, y si Garney ya era buenísimo hace años, a juzgar por lo visto en los avances ahora es incluso aun mejor.
Lo dicho, la serie de Thor ahora mismo tiene una calidad que hacía mucho que no veía, un comic divertido, bien hecho y que engancha de tal manera que hace que un año se te pase volando, una lectura de lo mas recomendada. Y eso que tengo que reconocer que yo a Jason Aaron nunca le preste demasiada atención, no me había leído su Scalped (sigo sin haberlo leído) y su Ghost Rider no me intereso demasiado. Pero entre su trabajo aquí, lo que está haciendo en Wolverine & The X-Men y lo que tiene preparado para sus Amazing X-Men (Aunque su Thanos Rising mejor ponerlo aparte…) le han convertido en uno de mis guionistas favoritos de la actualidad.