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Man of Steel (con SPOILERS): Cine catastrófico – PARTE 2/2

Decíamos ayer que la película de no-me-llames-Superman que está ahora en los cines tenía sus pequeños problemas, y en una sinfonía de críticas constructivas estábamos repasando sus carencias y su recreación de los mitos del personaje. Éso, o directamente la estábamos destripando sin ningún complejo, pero para eso se inventó internet…

En la segunda parte, Lex Luthor pillará el cadaver de Zod y lo convertirá en Bizarro. Fijo.

El caso es que ibamos por la escena en la que Lois Lane se va a pasar frío al ártico para investigar una nave kriptoniana que lleva miles de años allí metida. Allí, aparte de conocer a un científico encarnado por el Félix Gaeta de Galactica -en un papel parecido al que hizo en Smallville, porque lo de este hombre si que es encasillarse y no lo de Christopher Reeve- se encuentra con Clark, que se ha metido de estrangis en la nave Kriptoniana. Es entonces cuando el chaval descubre una IA con la personalidad de Jor El, que le cuenta su pasado kriptoniano y, oh sorpresa, le viene a decir que de reprimirse nada, que ya ha llegado la hora de que se ponga a disfrutar de sus poderes y que tiene que empezar a salvar el mundo de una puta vez, que tiene 33 años y ya es puta hora, nini de mierda. Y mientras Clark se pone el traje azul y sonríe por única vez en toda la película, Lois Lane sale flipando del sitio y decide investigar al friki ese raro, paseándose por todo el mundo en su búsqueda y llegando hasta la puerta de Martha Kent, que le echa la mirada de Clint Eastwood en Gran Torino y la echa a patadas.

-¡ARRODILLARSUS ANTE MÍ!

Pero la activación de la nave kriptoniana ha tenido una consecuencia chunga, porque la gentuza del general Zod la detecta y ponen rumbo directo a la tierra para recuperar el códex genético que lleva Kal El en la sangre y poder recrear a todos los kriptonianos. El tipo llega a la Tierra sin soltar lo de venimos en son de paz, ni lo de queremos hablar con vuestro líder ni leches; manda un mensaje en todos los idiomas y por todos los canales reclamando que se le entregue al amigo Kal o que si no empezará a romper cosas. Y claro, Kal El se entrega al ejército yanqui y Lois Lane es detenida por ser la persona de todo el mundo que seguramente sepa más sobre Superman, siendo los dos a su vez entregados a Zod porque a Faora le apetecía llevarse a la pobre Lois de visita a una nave en el espacio.

«-Yo es que en realidad la vi muy mona para ser humana, y los kriptonianos nunca me han gustado…»

Y a partir de aquí poco más hay que contar, que si van a la nave, que si Zod consigue la dirección de la madre de Clark para poder cascarla a placer, que Superman se lía a mamporros con él y lo arrastra contra el centro de Smallville sin preocuparse en lo más mínimo de los daños contra la propiedad y las personas humanas -creo que hay un momento en el que les grita a los smallvillianos que se metan en sus casas, que es peligroso, pero acto seguido lo que hace es seguir reventando sus casas- y, en general, lo que aprendemos es que si Jor El no hubiera metido el dichoso códex en la sangre de su hijo, Zod no habría venido a la Tierra, y que el mundo no necesita a Superman ni le tiene particular aprecio, porque a el tampoco le caemos particularmente bien. Para colmo todo ello viene aderezado con la penosa decisión de grabar toda la película cámara al hombro -que sí, que he dicho que es una decisión totalmente estética, pero no tiene ninguna justificación narrativa, se pongan como se pongan-, una dirección de actores un tanto deficiente (aunque que cuernos vas a hacer con semejante guión) y un montaje absurdamente pretencioso de una solemnidad repugnantemente pedante (si desordeno los flashbacks igual la gente se cree que esto es Memento); y la narración se ve lastrada cada vez que la película te cuenta algo sobre la infancia de Clark, ya que la mayor parte de esas escenas o sobra, o directamente perjudican a la propia historia. De hecho viene a demostrar que en 33 años el personaje apenas se ha desarrollado emocionalmente, y sigue soportando que le mangoneen los abusones sin haber aprendido ningún tipo de defenderse de ninguna forma que vaya más allá de dañar sus propiedades cuando ellos no miran…

¿Tan difícil era modernizar a Superman?

La idea fundamental del cómic de mutantes viene -porque Man of Steel es un cómic de mutantes- de darle una vuelta de tuerca al tradicional género de superhéroes, haciendo que los personajes tengan miedo de lo extraordinario o  su entorno les rechace por ello. Man of Steel usa dos discursos sacados de cómics de Mark Waid y Grant Morrison que hacen hincapié en que Superman es un personaje que simboliza la esperanza de algo mejor, algo cercano y amable. Alguien en quien puedes confiar, que se preocupa por todos; no hay rechazo por ningún lado. La película afirma que el símbolo de la casa de El significa «esperanza», y sin embargo Kal El no provoca que la gente tenga ilusión o esperanza, les produce una sensación de sálvese quien pueda y hasta terror, no sea que este también se desmande y nos destroce el piso otra vez. Para colmo de males, la gracia de Superman es que es un Superhombre a todos los niveles; tanto física como emocionalmente, y que mientras lo físico le viene de Krypton, lo mental le viene de la Tierra. Es un terrestre más, no es un alienígena en tierra extraña.

Goyer y Nolan le tenían tanto miedo a Superman que mezclaron Batman con X-men y se lo dieron a Snyder para que deshiciera a su gusto…

Son estos mensajes contradictorios los que hacen que la película no funcione; por un lado te quieren dar el discurso tradicional del personaje pero por el otro los actos que se llevan a cabo en la película lo contradicen totalmente; le acusan a Kal El de que su preocupación por la gente es una debilidad y luego resulta que no se para a salvar a nadie. Uno no acaba de ver que puñetas quieren contar, más allá de llegar al tramo final de la película donde se limitan a encadenar escenas de Superman pegándose con todo lo que pilla por medio. Y, ya que estamos, me gustraría decir que la batalla a lo Dragon Ball Z ya la vimos en Matrix Revolutions, y ya por aquel entonces me parecía una fantasmada; si vas a meter una escena de acción, más te vale que lo que te cuente esa escena sea algo más que explosiones y puñetazos, porque de lo contrario aburres a las ovejas.

Azarello ya exploró la idea de un Superman aterrador en «Lex Luthor: Man of Steel». Que apropiado…

Asi que para cuando se acaba la película y salen los créditos intentando hacerte creer que esto tiene el mismo nivel de calidad de Batman Begins, te das cuenta de que acabas de ver a un Superman egoista, a una humanidad mezquina y a un Jonathan Kent represor. Que, ya uniéndolo a lo que conoces de Superman y quien es, te preguntas si Nolan no habrá querido jugar con nuestra percepción, si no habrá puesto al incompetente de Snyder a dirigir porque sabía que iba a hacer semejante mierdón. Porque lo que Nolan quería no era hacer una película de Superman, lo que buscaba era mostrarnos a un Superman que no es una persona, es una bestia alienígena increíblemente poderosa que se pasea por el mundo recordándonos lo tremendamente frágiles que somos comparados a su raza de übermench kriptonianos. Y es entonces cuando suspiras y te ríes pensando en el hijo bastardo de Superman y la isla de Kriptonita de Superman Returns, en Richard Pryor y los muñequitos que se peleaban en los semáforos en Superman III y, en definitiva, en todas las abominaciones de Superman IV y como, a pesar de todo, todas esas eran historias de Superman, pero no parecían dirigidas por Lex Luthor. Porque en Man of Steel el miedo de Lex Luthor a Superman está en todas partes…

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