Parece que a Microsoft le ha dado por hacerle la competencia a Dan DiDio y batir el record mundial de estupideces. A una semana del E3, todo el mundo sigue rascándose la cabeza y preguntándose cómo una corporación de millones y millones de dólares puede encadenar torpezas como Windows 8, Surface o la más reciente, Xbox One, el que a priori debía ser el lanzamiento más continuista y con menos riesgo de meter la pata. Pero no, la han metido y a lo bestia.
Soy uno de esos locos suicidas que se instaló Windows 8, y os puedo asegurar una cosa; es un sistema operativo muy rápido. Es un sistema operativo muy limpio, muy capaz. Pero también es un sistema operativo que asume que el usuario usaba Windows 7 a golpe de buscar las aplicaciones en el cuadro de diálogo ejecutar y te suprime el menú inicio sustituyéndolo por una pantalla de inicio idéntica a la de sus tablets y que sólo a cuatro locos -que no deben de usar Windows 8- parece haberles gustado. A esos, y a los personajes de las sopotocientas series de televisión a las que Microsoft ha untado para que promocionen su interfaz metro. Sólo puedo decir una cosa; si el parche 8.1 recupera el menú inicio y el sistema operativo deja de entorpecer el usuario, Windows 8 merecerá mucho la pena. Si no, los muy hijos de perra lo mismo esperan vendérnoslo el Windows 9… Con lo que estaremos ante una vergonzosa triquiñuela de marketing basada en mejorar el rendimiento y empeorar el interfaz para poder venderte al año siguiente una versión con interfaz mejorado. Mamones.
Surface y sus locuras con tabletas son ya un cachondeo absoluto. Resulta que Microsoft quería entrar en ese mercado (en el que ni estaba ni se le esperaba, pero ellos querían sacar tajada) y para ello no se les ha ocurrido nada mejor que sacar unas tabletas más potentes que un portatil y cuya mayor innovación reside en que se les puede «enchufar» un teclado que no es tal, porque las teclas no se mueven al pulsarlas. Es como si fuera de madera, y escribir en él es más frustrante que escribir el quijote en la pantalla de un iphone. También venden una versión del teclado que si tiene teclas de verdad y que no se cae a pedazos como el otro, pero por lo visto es más caro todavía y más grueso/pesado, con lo que se pierde la gracia de llevar el cacharro de paseo y que el teclado ocupe lo que un «cartón protector» de la pantalla.
Y ya entrando en Xbox One, pues… La semana pasada y durante nuestro homenaje a Peter Cushing, recuperábamos la versión que realizó la BBC de 1984, el clásico de George Orwell en el que un «Gran Hermano» vigilaba todos los movimientos de sus ciudadanos mediante sus televisores. No es que la visión de Orwell del futuro fuera muy desencaminada (hoy en día la calle esta plagada de esas cámaras, esten grabando o no) pero lo que hasta ahora no había pasado era que la tele nos vigilara. Hasta hoy, porque el objetivo de Microsoft de entrar en los salones de todo el mundo pasa por ponernos una Xbox con una webcam que se mantiene siempre encendida y que detecta cuanta gente hay en la sala… Y todo esto mientras se descubren oscuras patentes de Microsoft según las cuales pueden venderte películas para que las vean dos personas y bloquear la reproducción si no pagas un extra si tienes a otra persona más en casa. Si le sumamos eso a tener que conectar la consola a internet una vez al día, a seguir pagando cuotas por jugar al multijugador por internet y a lo que ha levantado en armas a todos los usuarios, el que los juegos no solo sean más caros si no que se vinculen a una cuenta de usuario, cargándose toda posibilidad de prestamo, alquiler o reventa que no pase por la propia Microsoft, pues el esperpento está asegurado.
Desde la presentación de Xbox One parece que Microsoft va reculando, parece que va corrigiéndose e intentando apaciguar a la muchachada mientras las ventas de la competencia y sus acciones van en aumento, pero me vais a perdonar si pienso que esto ya no hay quien lo pare. Ni Microsoft ni Sony piensan quedarse de brazos cruzados mientras los usuarios compran y alquilan sus juegos, y una vez han visto -lamentablemente- que el modelo de steam en PC funciona, lo quieren también para ellos. Sacarán sus consolas con esos DRM lamentables (convenientemente maquillados porque ya se sabe que todo con vaselina entre mejor) y, si el cacharro no vende, bajarán su precio hasta que empiece a vender. Si aun así no vende, probablemente manden al cuerno la consola y saquen un nuevo modelo, pero ese DRM seguirá existiendo y su total implementación seguirá existiendo. Sólo la ruina más absoluta podría evitar esto, y no olvidemos que megacorporaciones como Sony o Microsoft pueden permitirse el lujo de perder todo el dinero del mundo con tal de llegar a alcanzar sus objetivos a largo plazo. No olvidemos que la división de juegos de Microsoft tardó muchísimos años en dar beneficios… El problema viene cuando Microsoft está empezando a perder dinero en casi todos los frentes (excepto sus activos más sólidos como la asistencia a empresas) y a Sony le pasa algo parecido (tanto en móviles como en televisores le esta comiendo la tostada Samsung). ¿Forzará la crisis un cambio de actitud en esta gente?