Ayer domingo Peter Cushing hubiera cumplido 100 años, y en Brainstomping para conmemorar el nacimiento de este grandísimo actor vamos a dedicar toda esta semana a recordar algunos de sus trabajos más significativos, o al menos a aquellos a los que le tenemos más cariño. En sus cuarenta y siete años de carrera tuvo tiempo para interpretar multitud de papeles aunque casi todo el mundo le recuerde por sus papeles en el cine de terror y misterio. Pero hoy quiero hablar de uno de sus primeros papeles importantes, el protagonista de la adaptación para la BBC de una de las novelas más importantes de todos los tiempos y que sigue muy de actualidad. Un papel que interpreto hace casi sesenta años y que acabaría lanzándole a la fama, Winston Smith en 1984 de George Orwell.
Pero este gran actor no salió de la nada, era nieto y sobrino de actores y desde su más tierna infancia se disfrazaba a interpretaba diversos papeles y se ganaba un dinerillo con los espectáculos de marionetas que representaba para su familia. Fue también un niño enfermizo y un pobre estudiante que solo destacaba en el arte. En su adolescencia uno de sus profesores vio que tenía talento y paso a trabajar en prácticamente todas las obras que se representaban en su escuela, además de pintar algunos decorados. Pero pese a su pasión por la interpretación su padre no quería que siguiese por ese camino y trato de encaminarle a seguir su otra pasión, la pintura. En su lugar su padre le consiguió un trabajo como asistente de aparejador en el departamento artístico del distrito urbano de “Coulsdon and Purley”, una especie de oficina administrativa municipal. Allí permaneció tres años odiando su trabajo, en el que solo disfrutaba realizando ilustraciones de edificios que siempre eran rechazados al ser demasiado fantasiosos, caros e imposibles de llevar a cabo en la realidad, pero es que para Cushing ese tipo de cosas como presupuestos, cimientos y demás eran solo detalles sin importancia.
Por suerte para el mundo esto no acabo con sus ganas de dedicarse a la interpretación. Acabo consiguiendo matricularse en una escuela de arte dramático y pese a que empezó haciendo trabajos como extra sin dialogo o vendiendo refrescos, pero poco a poco fue consiguiendo más protagonismo y acabo interpretando mas de cien papeles diferentes, pero eso no era suficiente. Cushing quería triunfar en estados unidos, y acabo viajando a Hollywood donde consiguió un pequeñísimo papel en la adaptación del “Hombre de la máscara de hierro” que dirigió James Whale, siendo este su debut en el cine. Poco a poco fue ganándose el reconocimiento del público y la crítica, pero echaba de menos su Inglaterra natal y acabo volviendo a su hogar. Su pobre salud le libro de ser alistado durante la 2GM, pero acabo realizando actuaciones para animar a las tropas, no ganaba mucho pero le sirvió para conocer a la que sería su esposa. Hacia finales de los años cuarenta Cushing seguía sin encontrar su hueco en el mundo de la interpretación y empezaba a considerarse un fracasado. Pero en 1947 interpreto un pequeño papel en el Hamlet que interpreto Lawrence Olivier, esto no solo le hizo ganar reconocimiento, sino que le permitió conocer al que sería su gran amigo y casi eterno compañero de trabajo, Christopher Lee. De ahí paso a unirse a la compañía de teatro de Olivier y a realizar una gira por Australasia (Australia, Melanesia y Nueva Zelanda)
A su regreso Cushing lucho por proseguir con su carrera con desigual resultado, haciendo pequeños papeles en teatro, cine y radio. Su esposa le animo a que tratase d conseguir trabajo en la televisión, un medio que estaba empezando a ganar popularidad en Inglaterra. Cushing escribió a todos los productores que pudo y acabo consiguiendo su objetivo. Durante los años siguientes su popularidad fue creciendo. Acabo convertido en uno de los más famosos y prolíficos actores de la televisión británica y fue considerado un pionero en el drama en televisión, lo que le llevo a ganar en 1954 el premio como mejor actor en los “National Television Award”. Fue en este periodo de su carrera cuando interpreto el papel protagonista de la adaptación de 1984 que dirigió Rudolph Cartier para el “BBC Sunday-Night Theatre”, un programa de tv que retransmitía obras en directo (con fragmentos pregrabados de escenas que por su complejidad no podían realizarse en directo). La BBC en aquellos tiempos no solía grabar sus programas, y cuando lo hacía a veces los borraba poco después. De hecho la primera representación de 1984 no se llego a grabar. Por suerte la gran audiencia que tuvo este programa, el segundo más visto por detrás de la coronación de la Reina Elizabeth, hizo que la BBC decidiera en esta ocasión grabar el programa para conservarlo, convirtiendo así a 1984 en uno de los programas de la BBC más antiguos que se conservan. La pena es que la calidad de la grabación que se conserva dista mucho de ser óptima ya que se grabo utilizando la técnica de la Telegrabación o Kinescopado. Básicamente esta consistía en enfocar cámara a una televisión. Pero viendo la lista de programas que se han perdido para siempre creo que podemos dar gracias de poder disfrutar de esta obra aunque sea con esta baja calidad de imagen.
La historia ya la conocemos todos, y el que no lo haga ya está tardando en leerse la novela de Orwell. Tras una guerra Nuclear el mundo está dividido en tres superpotencias, Eurasia (formada por la Unión Soviética y Europa, excepto Islandia, el Reino Unido e Irlanda), Estasia (China, Japón y Corea) y Oceanía (Reino Unido, Irlanda, toda América, Australia, Nueva Zelanda y el sur de África) Los ciudadanos de esta última se encuentran sometidos a un control total las 24 horas del día y la propaganda gubernamental les ha convertido a casi todos en espías sin voluntad ni ganas de rebelarse, dispuestos a denunciar a cualquiera a la mas mínima señal de disensión, todo en nombre de su omnipotente y omnipresente líder, el Gran Hermano. Es en esta sociedad, en los restos de lo que fue Inglaterra, donde vive Winston Smith, un empleado del Ministerio de la verdad que cada día se encuentra más desencantado con la sociedad en la que vive.
En la Oceanía del Gran Hermano no existe la más mínima libertad, hay cámaras en todas las viviendas y lugares de trabajo, incluso una palabra fuera de tono puede constituir un delito, llegando a existir incluso lo que se conoce como “crimen de pensamiento”. La historia se reescribe continuamente, la lengua se adapta y recorta eliminando vocablos que ya no tienen cabida en e, nuevo régimen, con palabras como libertad, verdad o amor que están condenadas a desaparecer. Uno ni siquiera puede casarse con quien quiera y el matrimonio es solo un medio para tener hijos y perpetuar la especie, hasta que se imponga la inseminación artificial. Winston ira rebelándose cada vez mas contra este régimen y poco a poco se irá convenciendo mas de que tiene que existir una forma mejor de vivir, y que de unirse todos los ciudadanos de clase media y baja (los suyos y los llamados proles) podrían derrocar al Gran Hermano y tener una democracia autentica… Quizás lo más curioso de esta obra sea el ver a Peter Cushing interpretar a un personaje tímido, aparentemente frágil e introvertido, acostumbrado a verle en papeles de científico megalómano, decidido cazador de vampiros o sagaz detective. Pero pese a estar alejado del registro al que estamos más acostumbrados a verle, borda su papel de Winston Smith.
Esta adaptación que Nigel Kneale (el creador del Profesor Quatermass) realizo de la obra de Orwell fue muy fiel al libro original. En las casi dos horas que dura se mantuvo prácticamente todo el contenido del libro, y solo se añadieron algunas pequeñas escenas para dotar de algo más de profundidad a determinados personajes. Visualmente esta versión de 1984 se asemeja más a una representación teatral que a una película. De hecho se podría decir que eso es lo que era en la práctica, una obra de teatro representada en estudio. Aunque algunas escenas, que requerían ser rodadas en exteriores o en decorados algo más complejos, se grabaron previamente y se insertaron en su retransmisión televisiva, momentos que se aprovechaban en el estudio para los cambios de vestuario y decorado. Pero pese a la calidad de esta obra, esta no estuvo exenta de críticas.
Hubo muchas críticas acerca de lo terribles que eran algunas escenas y de lo subversivo de la obra, habiendo mucha gente preocupados por cómo se mostraba ese régimen totalitario en el que ya no existía la libertad. Incluso en el Parlamento Británico llego a hablarse de esta adaptación en su momento. Algunos parlamentarios se encontraban molestos por la supuesta tendencia de la televisión pública de realizar programas de contenido sexual y sádico y se planteo pedir la prohibición de repetir su emisión. Por suerte otros tantos (tanto laboristas como conservadores) alabaron la valentía de la BBC por tratar temas adultos, añadiendo también que la libertad de la que disfrutaban en Gran Bretaña permitía al público apagar sus televisores si no les gustaba el programa. La polémica llego a tal extremo que incluso la Reina y su marido dieron a conocer que habían visto, y disfrutado, de esta versión de 1984.
Esta obra cimento la fama de Peter Cushing como una de las mayores estrellas de la televisión Británica. En los dos años siguientes Cushing apareció en otras treinta y una representaciones televisivas y dos seriales y gano numerosos premios como mejor actor, incluyendo los del “Sindicato de Productores y Directores” y el de la “Academia Británica de las Artes Cinematográficas y de la Televisión”. Pero Cushing encontraba la televisión demasiado estresante y deseaba volver al cine, aunque se encontraba con la dificultad de que muchos cineastas se encontraban resentidos con las estrellas de la televisión ya que sentían que estos les quitaban espectadores. Aun así consiguió algunos pequeños papeles, y llego a rodar incluso en España. Pero todo cambio el día en el que leyó acerca de una pequeña productora de bajo presupuesto que quería adaptar para el cine el Frankenstein de Mary Shelly. Cushing que era un admirador del libro se ofreció a la productora para interpretar al protagonista, el Barón Frankenstein. La productora, Hammer Films, acepto encantada al poder contar con un actor de su fama y talento, y el resto ya es historia…