Y seguimos con el repaso del primer número de Grant Morrison de New X-men, la etapa que supuestamente lo puso todo patas arriba y definió como serían los cómics de mutantes del siglo XXI.
Es en esta «reunión telepática» Xavier remarca varias ideas que ya se han dado a lo largo del número y Morrison justifica el cambio de imagen del grupo: la Patrulla X se viste de calle para que se les vea como «algo comprensible». Vale, genial. Pero «de calle» no es lo mismo que de uniforme de cuero. Los uniformes vienen de copiar a la película de Bryan Singer en lo máximo posible, si se vistieran de calle llevarían otras pintas. El comentario de Lobezno de «de pronto ya no tengo que parecer idiota a plena luz del día» está totalmente fuera de personaje, si él llevaba ese uniforme era porque le daba la gana, no porque le obligaran. Y eso por no hablar de que Logan no pinta nada en el grupo, porque aunque en tiempos le iba la pelirroja y siempre le ha hecho tilín, nada le ata a Scott, Hank o Xavier, con lo que uno no acaba de ver por qué no se ha ido con el grupo de Tormenta. Claremont lo justificó por su cuenta diciendo que Lobezno era «el topo» de Tormenta en la escuela, una forma que tenía ella de mantener vigilados a Xavier y Cíclope. Tontás, la serie que tiene a Lobezno es la serie «principal», y en aquellos tiempos todavía no se había puesto de moda lo de tener a Lobezno y Spiderman en todas partes.
Las siguientes páginas sirven para mostrarnos un poco como el matrimonio de Jean y Scott no va especialmente bien, y para que nos enteremos de que Cassandra Nova puede atacar a Xavier mentalmente y que este último siempre va por ahí con una pistola. En el número siguiente explicará que es una especie de salvaguardia por si alguien intenta matarlo y quedarse con su cerebro, cosa de la que Rick Remender tomará buena nota en sus Uncanny Avengers… Pero eso es otra historia.
El número termina con Casandra Nova mostrándole al sobrino de Bolivar Trask como los centinelas ecuatorianos han aprendido a autorreplicarse y como son unas máquinas de matar muy chungas. El tío se pone a lloriquear, ella exhibe su sonrisa malvada más autosatisfactoria y el número se acaba.
¿Hay algo realmente nuevo en este cómic respecto a lo anterior? En absoluto, el único que pone algo nuevo sobre la mesa es Quitely, y viene dado fundamentalmente por su propio estilo de dibujo y por la forzada imposición de los diseños y estilo «matrix» de la película de Bryan Singer. New X-men es una serie que afirma ser rompedora pero es continuista, que trata de ir más allá y no deja de llevar la historia hasta el extremo. Morrison coge los temas habituales de la serie durante los 90 y los adereza con un poco de «efecto Fénix», olvidándose de casi todo lo construido durante los 80 y centrándolo todo en el concepto de mutantes vs no-tan-mutantes. ¿Quiere decir esto que la etapa es mala? No, al contrario, su etapa es estupenda. El problema vino después, Morrison construye una historia que «globalmente» cierra toda la historia de los mutantes. Lleva la trama mutante hasta el máximo, lleva a Magneto hasta el máximo, lleva a Fénix hasta el máximo, termina sus historias. Cuando Morrison se va de Marvel y firma la exclusividad a espaldas de Quesada, lo hace entre otras cosas porque considera que ya ha contado todo lo que quería contar con los personajes, porque ya no se le ocurre nada que hacer.
Y todo esto no sería ningún problema si los autores posteriores no hubieran querido seguir esa estela. Es cierto que Joss Whedon hizo sus propias historias y no se le dió nada mal -mantuvo el nivel de calidad de Morrison y llevó la serie a historias de aventuras puras y duras, alejadas del drama mutante- pero sus sucesores Brubaker y Fraction no parecían estar en la misma onda, y volvieron a caer en las mismas historias de mutantes contra la humanidad, llegando a sacar la cosa tanto de quicio que los mutantes empezaron a considerarse no humanos y… Bueno, ya habéis visto la que se ha liado ultimamente en los Uncanny Avengers con Kaos diciendo que él se considera humano, lo menos le han llamado nazi al pobre Rick Remender.
La semana que viene toca el gran redentor de todo lo friki, el señor de lo todo lo cinematográfico, el salvador de la televisión de los 90, el adalid de la space opera y el titán que llevó a los Vengadores a la gran pantalla y sobrevivió para contarlo. Toca la etapa de Joss Whedon, toca Astonishing X-men y tocan juegos mentales.