Tras los ocho años de la exitosa etapa de Ed Brubaker como guionista del Capitán América Marvel se encontraba con el problema de encontrar a alguien que pudiera reemplazarle y mantener alto el listón. Esta difícil tarea recayó en las capaces manos de Rick Remender, quien venía de terminar su etapa en Uncanny X-Force. ¿Y cómo se enfrento Remender a la difícil tarea de reemplazar a Brubaker? Pues de la mejor manera posible, inspirándose en la etapa del gran Jack Kirby.
La etapa de Brubaker se había caracterizado por un tono de súper espías que recordaba al mejor Steranko. Agentes dobles, reliquias de la guerra fría y una S.H.I.E.L.D siempre presente fueron constantes en su etapa. Ante Remender se abrían dos posibilidades, continuar con esta fórmula que ya había demostrado gustar a los lectores, aunque ya estuviese dando signos de agotamiento, o ir en dirección contraria y ofrecer a los lectores algo diferente. El camino que escogió Remender, fan confeso de Kirby, fue apostar por el tono de aquellas aventuras que el Rey realizo en solitario a mediados de los 70. Ahí fue cuando me gano del todo como lector.
Esa etapa del Capitán América siempre ha sido una de mis favoritas, unos comics en los que siempre estaba pasando algo espectacular, en los que no parecía haber un momento de respiro y en los que cada amenaza era más grotesca y singular que la anterior. Y ese era el tono que Remender quería darle a su Capitán América. Remender ya había demostrado con creces que se mueve como pez en el agua en el terreo de la ciencia-ficción mas aventurera (a su Fear Agent me remito) por lo que confiaba en que su etapa no me decepcionaría.
Y como era de esperar Remender no me ha decepcionado. Atrás han quedado las misiones encubiertas y los espías, a partir de ahora tenemos criaturas imposibles, dimensiones extrañas y un Capitán América que como siempre es capaz de sobreponerse a todo. Aunque está por ver si será capaz de enfrentarse a una situación a la que jamás había tenido que hacer frente… Ser padre (adoptivo). Si, esto recuerda un poco a lo que hicieron en su día con Cable y Hope y salvando las distancias, al Lobo Solitario y su cachorro, Pero conociendo los antecedentes de Remender está claro que sabrá diferenciarse de sobras y sorprendernos por el camino.
Pero toda gran historia necesita un gran villano, y que mejor para comenzar su etapa que hacerlo enfrentando al Capi con una recreación de uno de los villanos mas grotescos de Kirby, Arnin Zola el Bio-Fanatico. Con este personaje parece que muchos guionistas no saben qué hacer, limitándose a utilizarlo como el “chico para todo” de Cráneo Rojo y poco más. Pero con lo que ha contado Remender hasta el momento nos ha mostrado a un Zola que es en realidad es un monstruo con mayúsculas, siendo a su modo incluso más diabólico y enfermizo que el propio Cráneo. Ya no es el científico loco que fabrica clones y monstruos de plastilina, es una criatura amoral para quien la humanidad no es más que arcilla a la que modela a su antojo y que ahora no es el lacayo de nadie, es su propio jefe y tiene unos planes en marcha ante los cuales solo se interpone el Capitán América.
Acompañando a Remender en esta etapa tenemos a un veterano en esto del cómic John Romita Jr, que aunque quizás no esté en su mejor momento sigue siendo uno de los grandes a la hora de narrar y se le da igual de bien mostrarnos mundos imposibles habitados por criaturas de lo más variopinto como llevarnos al Brooklyn de los años treinta. Eso sí, lo de dibujar niños debería trabajárselo mejor, que en algunas páginas parecen cabezas de adultos pegadas a cuerpecitos enanos.
No sé si Remender será capaz de aguantar ocho años al frente de la serie como hizo Brubaker, y tal y como se mueve el mercado del cómic casi me daría con un canto en los dientes si dura un par de años. Lo único que tengo claro es que si mantiene el nivel de estos primeros números me va a tener fielmente pegado a sus cómics como con casi todo lo que escribe.