Parecía que el destino o alguna fuerza superior no quería que siguiese con esta serie de artículos, una semana tras otra ha sucedido algo que impedía que continuase con las reseñas de esta saga que nos está descubriendo a un Neal Adams muy diferente al que creímos conocer, pero tras superar dichos obstáculos aquí volvemos a la carga. Pero como aun ando recuperándome de un gripazo y no me veo con fuerzas para enfrentarme a este Batman, lo haremos poquito a poco, la mitad hoy y la mitad mañana, que si el médico leyese este comic también me recomendaría que me lo tomase con calma.
Tras ocho meses de pasearse semidesnudo por la Batcueva, por fin Bruce Wayne ha decidido ponerse una camiseta… Eso si ¿Una camiseta de Green Lantern? Tras sus problemas con Hal Jordan y Guy Gardner, Batman es el último personaje del que esperase que fuese fan de los Green Lanterns… Igual la lleva en honor a Kyle Rayner… El caso es que como no, en esta página de inicio Neal Adams aprovecha para contarnos más cosas que no pudo colar en números anteriores, como que la mujer de Jamroth, el Batman subterráneo, había sido secuestrada por Ra’s Al Ghul. Uno casi diría que Neal Adams hubiera necesitado dos o tres números más para explayarse a gusto.
La acción nos sitúa justo cuando Batman acaba de entrar en el mundo subterráneo y su mente aun trata de adaptarse a lo que está descubriendo. Allí se encuentra con que los hombres de Sensei les están buscando a lomos de dinosaurios y que para alcanzarles necesitan monturas más veloces. Batman dice que él lo que quiere es pelear, no escapar, pero por suerte para el Jamroth y Primus son más sensatos y le llevan a buscar esas monturas. ¿Y donde encontraran esas monturas? En las cuevas de los Trolls… Si, en serio, Trolls…
Pero estos Trolls no están dispuestos a renunciar a sus monturas alegremente, así que tras un pequeño intercambio de insultos y un par de ostias bien dadas a cargo de Jamroth, este les ofrece algo a cambio de sus monturas, unos relucientes cubiertos de plata que cambia por completo la actitud belicosa de los Trolls. Eso sí, algo me dice que Alfred debe estar volviéndose loco buscando esos cubiertos… A Batman como es lógico no le ha gustado la forma de tratar a esos seres, pero es que según Jamroth, los pequeños castigos y recompensas son la única forma de ganarte su confianza y… que no te coman.
¿Pero cuáles son esas monturas que cuesta tanto conseguir? Obviamente son los Murciélagos gigantes del número anterior, a los que aquí Neal Adams trata de presentar como una sorpresa como si se hubiese olvidado de que ya habían salido en un ¿Flahstforward? Hace tan solo un mes. Pero sea como sea Batman disfruta con la sensación de volar a lomos de un murciélago gigante, pese a que hay algo que todavía le perturba, y es que tanto Jamroth como Primus no hacen más que referirse a él como “Master”. Pero la respuesta a eso es bien sencilla y obvia, ambos son grandes admiradores de Batman, como cualquiera podría deducir viendo como visten, y han tratado de seguir su ejemplo a base de tener noticias de él a través de la radio y la televisión, porque si, en ese reino subterráneo se pillan las señales de la superficie…
Una vez a lomos de sus monturas es fácil darle alcance a los hombres de Sensei, pero curiosamente cuando se encuentran cara a cara con ellos lo primero que hacen es discutir y no liarse a guantazos. Los hombres de Sensei les preguntan que con qué derecho se interponen en su camino y Primus les echa en cara que donde están los pacíficos granjeros que montaban esos Tiranosaurios… ¿Pacíficos granjeros en Tiranosaurios? ¿No había dinosaurios más amigables para que los usen los granjeros? Por suerte pronto pasan a las ostias y las cosas vuelven a ser simples de entender.
De aquí saltamos a aquel…, voy a seguir llamándolos Flashforward, en el que Batman era lanzado por los aires, quedaba medio noqueado al chocar contra el suelo y recordaba cómo había llegado allí. Así que tras rememorar los eventos de las últimas horas Batman se incorpora como el rayo y se dispone a seguir luchando contra los hombres de Sensei, corre por lo alto de un pequeño acantilado y salta a lomos de uno de los Tiranosaurios que se había quedado sin jinete, gritando lo mucho que le gusta eso y comportándose como un vaquero de rodeo borracho.
Tan emocionado esta que en lugar de reunirse con Jamroth y Primus para que estos le lleven con su gente, decide cabalgar en solitario hasta la guarida de los hombres de Sensei, ya que ha deducido que el plan de estos era dejarle a salvo en su poblado e ir ellos solos a por Sensei ¿Pero entonces para que le han bajado al mundo subterráneo? Pero el entusiasmo de Batman no dura mucho, porque en cuanto entra en territorio enemigo una lluvia de lanzas enloquece de dolor a su ya moribunda montura y amenaza con acabar también con su vida. Por suerte le queda un último recurso, activar el asiento eyector del Tiranosaurio y saltar a un destino desconocido…
Bruce Wayne con camisetas de GL, Jamroth robando la cubertería buena de la Mansión Wayne, Trolls caníbales, Tiranosaurios con asientos eyectores… ¿No hay límites para la imaginación desbocada de Neal Adams? ¡Y tan solo estamos a la mitad del comic! Pero para descubrir que nuevas locuras se le ocurrieron a Adams en el resto de páginas de este número habrá que esperar hasta mañana, que ya no sé si lo que leo es verdad o si es todo cosa de la fiebre, así que hasta mañana.