Como dicen los curas, de todo tiene que haber en la viña del señor. Jack & Jill es un estupendo ejemplo de eso; Adam Sandler ha hecho un conglomerado de chistes de pedos y de animaladas varias que a primera vista puede parecer una basura indigna de ser proyectada. O no.
Porque si vamos a juzgarla por su valor artístico o por su forma de enriquecer al espectador, pocas películas aguantan eso. Jack y su gemela sólo quiere entretener, que la gente se ría. Y tal vez haya gente que no lo haga (esto del humor es algo muy personal y hay gente que no se ríe ni con Chiquito) pero lo que está claro es que, aunque la crítica la despedace de mala manera, al personal le ha gustado y no ha supuesto una hecatombe como Pluto Nash. Además, como para fiarte de la misma crítica (Rotten Tomatoes) que le mete un 3% cuando a Immortals le casca un 38% y sin despeinarse. Algún día hablaré de lo imbéciles que son estos índices tipo Metacritic, en los que se acaba juntando lo peor de cada casa. Pero estábamos hablando de Jack & Jill…
La historia es la mar de simple, Jack (Adam Sandler) tiene una hermana gemela (Adam Sandler travestido) que es insoportable y se ha pasado la vida… Siendo insoportable. No es que sea mala gente, es que directamente es muy pesada. Con el tiempo, Jack ha conseguido trabajo como publicista en Hollywood y se ha distanciado bastante de su hermana (que sigue viviendo en el Bronx), pero la perspectiva de que ella vaya a pasar las navidades en su casa junto a su familia lo aterroriza; juntar a Katie Holmes (su esposa) con Adam Sandler travestido tiene toda la pinta de ser una receta para el desastre. Y en cierto modo lo es.
Sumémosle a todo esto a Santiago Segura haciendo de latin lover chusco (Torrente, tal cual) y a Al Pacino haciendo una parodia de si mismo (o de la imagen que se han creado algunos de él), y tenemos una película que iba a ser despedazada por algunos críticos casi sin verla. Pero algunos la hemos visto y hemos llegado a la conclusión de que, aun siendo mala, no insulta al espectador como Immortals o La Hora más Oscura (las cuales me han parecido tan insoportables que no he tenido ganas de hablar de ellas por aquí).
Pero tampoco es que yo sea un perdonavidas. Un chiste de pedos puede ser válido usado de la forma correcta, pero para entendernos, en comedia tiene que ser un apoyo al chiste principal. Jack & Jill usa y abusa de ellos, y eso acaba dejando claro que el guión no está todo lo acabado que debiera. A ratos nos encontramos con chistes contra lo políticamente correcto (hay un personaje al que mortifican con ello) y a veces la película llega hasta el absurdo (¿por qué el protagonista tiene un hijo hindú adicto a pegarse objetos con cinta adhesiva?), pero están ahi y no van a ningún lado. Vamos, que esto es lo que te imaginas, una historia de reencuentro familiar con unos cuantos chistes, ideal para verla con los niños en hannukah, navidad o el lo que sea que celebra alguna gente el 25 de diciembre.
Entre tu y yo: no recomiendo la película, de hecho Adam Sandler las tiene mucho mejores (Zohan, por ejemplo) pero a pesar de Katie Holmes, la película no es TAN mala como la ponen. Y sí en Brainstomping no la ponemos a parir, que todavía no nos hemos vendido al capital (aunque ya nos gustaría), será por algo.