Desde siempre Marte ha fascinado a la humanidad, sobre todo la idea de que pudiese haber vida allí. La literatura y el cine de ciencia ficción están llenos de ejemplos de cómo podrían ser esos marcianos. Desde los mortales trípodes de H.G: Wells a los belicosos cabezones de Mars Attacks! pasando por las exuberantes princesas marcianas que se encontró John Carter de la mano de Edgar Rice Burroughs. ¿Pero y si esos marcianos fuesen algo muy diferente a los que nos han contado todos estos autores? No tienen que ser mujeres atractivas, ni criaturas verdes de cuatro brazos… quizás tan solo sean pequeños pesados que pretenden acabar con la humanidad a base de hacernos perder los nervios… O al menos eso nos conto Fredric Brown en “Marciano vete a casa/Martians, go home”
Si, la invasión marciana de Brown es muy diferente a los que nos habían contado otros autores. Aquí no hay maquinas gigantes lanzando rayos de la muerte, no hay platillos volantes arrasando ciudades ni gigantescos gorilas blancos. Solo unos pequeños, molestos e irritantes hombrecillos verdes cuyo mayor placer es molestar a la humanidad hasta lo indecible. Y pese a ello, o más bien precisamente gracias a ello, estarán más cerca de conseguir la victoria contra la humanidad que los otros marcianos de ficción.
Pero retrocedamos un poco para ver como comenzó toda esta historia. Luke Devereaux es un escritor de ciencia ficción de bastante éxito que se encuentra bloqueado, y además se encuentra en medio de un proceso de divorcio, por lo que entre unas cosas y otras no consigue empezar su siguiente novela. Para tratar de remediarlo ha pedido prestada una cabaña en el bosque a un amigo para ver si el aislamiento le permite concentrarse y volver a escribir. En eso se encontraba una noche, ya tenía el principio de la novela, contar “lo que sucedería si los marcianos…” pero antes de que pudiera terminar el argumento llaman a la puerta. Luke se sobresalta, aquello está muy aislado y no debería haber nadie por allí, se dirige a la puerta, la abre y se encuentra con algo que jamás esperaría ver.
“Hola, Mack… ¿Esto es la tierra?” De esta manera le saluda su visitante, un pequeño hombrecillo de 75 cm de estatura, verde, narigón y de origen marciano. La invasión había comenzado. Pero inicialmente Luke piensa que es solo una alucinación producto del alcohol, no le entra en la cabeza que eso pueda estar sucediendo realmente, pero para su desgracia y la de los habitantes de la tierra así es. Los marcianos han llegado y no parecen tener prisa por marcharse. Pero estos marcianos no quieren invadir la tierra, no quieren matar gente ni robar recursos… solo quieren discutir, cotillear y alterar los nervios de todo ser viviente que se ponga a su alcance.
Pero lo peor de todo es que no hay forma de combatirles, pueden materializarse a voluntad donde quieran, son inmateriales, y además ven en la oscuridad y a través de los objetos. Ningún secreto está a salvo con ellos, no respetan a nada ni a nadie y les importan tanto la vida de un presidente como la de un humilde barrendero. A medida que pasen los días la humanidad caerá en el más absoluto caos, la presencia de los marcianos está arruinando al mundo, es casi imposible trabajar, los secretos de estado de las grandes naciones son divulgados por el mundo como cotilleos de patio de vecinos. Y no hay forma de combatirles, no se les puede atacar de forma física, la energía no les afecta, y tratar de ignorarles o intentar ganarse su amistad solo consigue que se pongan aun más pesados. La humanidad parece no tener esperanzas…
Si algo se puede criticar de esta novela es que se hace corta, muy corta. A mí me duro apenas un día, pero eso sí, es uno de los libros más divertidos que he leído en mi vida, Fredric Brown consiguió, en las poco más de 150 páginas del libro, contarnos una invasión alienígena desternillante. Eso sí, una vez terminado el libro no puedo evitar preguntarme cuanto debió gustarle a Stan Lee esta novela viendo como tan solo ocho años después de la publicación de la misma, hizo acto de aparición en los 4 Fantásticos el Hombre Imposible. Un más que digno heredero de los marcianos de Brown.
Y hablando de comics me gustaría añadir que en teoría el próximo año saldrá publicada una adaptación al comic de “Marciano vete a casa” de la que han salido la mayoría de las imágenes que ilustran el post. Como consigan mantener el tono del libro esto será una compra obligada el próximo año, como lo es la propia novela. Eso sí, recomiendo buscar en el mercado de segunda mano alguna edición antigua, porque la actual edición ha engordado, no sé cómo, hasta las 250 páginas y te clavan casi 20 euros por ella. Así me gusta… fomentando la lectura…