Pues sí, llega la hora de hablar de la gran superproducción de Kaneko. Lo que no consiguió Midway para su Mortal Kombat lo consiguió Kaneko; poner a la mayor estrella del cine de mamporros en un un juego de lucha.
Vuestros ojos no os engañan, ése es Jackie Chan de verdad, y además hasta ejerció de productor de Jackie Chan: The Kung Fu Master. La cosa fue bastante simple según cuenta Wikipedia; a medidados de los 90 y antes de que el bueno de Jackie lo petara en EEUU, el actor chino seguía necesitando juntar fondos para cada película que hacía. Así, no era raro que mientras estaba en Japón rodando Thunderbolt (Operación trueno por estos lares, pese a que es el mismo nombre de una película de James Bond) Jackie llegara a un acuerdo según el cual Kaneko financiaba la película a cambio de hacer un videojuego sobre él.
Así, mientras rodaban la película, Jackie y algunos de sus compañeros de reparto habituales pasaron por las oficinas de Kaneko y se sometieron a la captura de movimientos para el juego. La idea, en principio, estaba bien. Y hay que reconocer que aun siendo Kaneko, el juego no es todo el horror que podría ser… Dentro del horror que ya es.
Porque sacar un juego así en 1995 era un tanto suicida. Hay que tener en cuenta que para ese año ya habían salido cosas como Street Fighter Alpha, X-men, KoF o Samurai Shodown II. Los juegos digitalizados como Mortal Kombat 3 saguían apareciendo por los recreativos, pero la jugabilidad se veía muy resentida y los gráficos «entumecidos» que daban los sprites digitalizados quedaban en ridículo ante las animaciones más fluidas de los sprites de la gente de Capcom y SNK. Si a eso le sumamos que todos esos juegos incluían sistemas de combos y un especial mimo en el equilibrio entre luchadores, sacar un juego de lucha en aquellos tiempos pedía bastante más que tener a Jackie Chan digitalizado.
Y es que aunque gráficamente Jackie Chan: The Kung Fu Master esta sólo un poco por debajo de Mortal Kombat, tiene muchísimos menos luchadores (seis más tres versiones de Jackie, frente a los nisecuantos de MK) y nulas posibilidades de combear. Los personajes, descompensados horriblemente (hay personajes que son de papel, frente a otros titanes que parecen Shin Akuma hinchado de energías Orochi) se enfrentan en un juego en el que las rutinas de juego lo petan de mala manera. Vamos, que no es tan horrible como Warriors of Elysia (los luchadores tienen varias llaves propias y hasta fatalities) pero desde luego no podía competir en recreativas con MK3 o las otras bestias pardas del 2D.
No es de extrañar que, teniendo en cuenta el pastizal que debió de gastarse Kaneko en todo esto, el juego tuviera una revisión ese mismo año en la que aumentaban el número de luchadores (poniendo a las tres versiones de Jackie jugables, nada más) y añadían un sistema de supers basado en King of Fighters, el juego al que trataban de imitar en lo jugable con un sistema de lucha de 4 botones pero al que ni de lejos se le acercaban.
Si a eso le añadimos que pagaron la novatada de mala manera recoloreando sprites (cosa que en gráficos digitalizados queda horrible y de la que se cuidaron mucho la gente de Midway en Mortal Kombat, cambiando los colores de detalles pequeños de la ropa para que no cantara demasiado el cambiazo), tenemos que ni la revisión pudo salvar a este juego, y Kaneko tuvo que pagar los platos rotos con más Gal’s Panic, porque ése era un juego que siempre funcionaba bien.
La semana que viene volveremos el mismo día a la misma hora con el capítulo final de la historia de Kaneko, el crepúsculo de los dioses…