La historia de este juego empieza un triste día en el que te enteras de que cierran tu empresa. A la megacorporación propietaria le da igual lo bien que lo hayáis hecho en el pasado, el dinero que les habéis hecho ganar o que si las cosas van mal es por una decisión erronea de ellos mismos, tú te vas a la calle. Esto, que en la vida cotidiana es tan habitual en las conversaciones de bar, es lo que le pasó a Ensemble Studios, los creadores de Age of Empires.
Nadie podía entenderlo, porque aunque Age of Empires III había sido inferior a sus antecesores, el éxito había sido rotundo, y lo último de la gente de Ensemble era un RTS para Xbox sobre la serie Halo. Parecía que la gente de Ballmer apostaba por ellos, ¿qué cuernos le había pasado a Microsoft?
Los ex empleados de Ensemble se desbandaron en varias empresas, la mayoría fagocitadas por Zynga. La única superviviente, Robot Entertainment, empezó el desarrollo de Age of Empires Online para Microsoft, pero los de Redmond parece que no les gustaba lo que veían y les quitó el proyecto para que lo acabara Gas Powered Games. Y entonces Robot Entertainment saca su primer juego para Windows y Xbox, Orcs Must Die!
Y el juego es cojonudo. No estamos hablando del juego del año, en absoluto, pero si que estamos hablando de la mejor vuelta de tuerca al Tower Defense desde Plants VS Zombies. En «Orcs…» tratamos de proteger unos vórtices de los ataques de los orcos a base de poner trampas, pero también encargamos al aprendiz incompetente del último archimago, que se mete dentro de las torres y se lía a leches contra los orcos cara a cara.
Con lo que tenemos una mezcla de juego de acción y tower defense que se puede personalizar a tu gusto, porque podemos elegir que nuestro personaje sea más fuerte en combate mágico, en trampas o ser un híbrido intermedio.
Cada nivel esta cortado por el mismo patrón, los orcos revientan las puertas de la fortaleza y empiezan a entrar a borbotones. Nosotros deberemos colocar todas las trampas posibles con el dinero que vayamos ganando a golpe de reventarlos, y a la vez intentaremos estar atentos por si los garrulos verdes se escurren entre nuestras defensas y necesitan ser rematados.
Orcs Must Die! no llega para revolucionar el mercado ni nada parecido, pero lo que hace lo hace muy bien y con bastante cachondeo, con lo que jugándolo nos divertimos y no tenemos esa sensación tan habitual en los blockbusters de hoy en día de «a esto yo ya he jugado…» Hay mucho oficio en este juego, los creadores de estos orcos saben lo que hacen y conocen perfectamente su oficio. Y espero que sigan pudiendo demostrarnoslo, merecerá la pena tener un ojo puesto en esta Robot Entertainment.