Vale, guantes fuera. Si ayer os hablaba de la carretera que ha llevado a la humanidad a alcanzar su cima evolutiva, esa que iba desde Mortal Kombat hasta Bikini Karate Babes, hoy ha llegado la hora de hablar de Bikini Karate Babes II: Warriors of Elysia.
Lo primero que nos encontramos al ejecutar el juego es la intro, directamente. Sin logos de los estudios que han tomado parte en el desarrollo, ni del distribuidor, ni de nvidia o ATI, nada. De hecho, si no fuera por lo mucho que se reivindican en los créditos, casi diría que los autores se avergüenzan de haber creado esto, porque ni en la pantalla principal dicen que hayan hecho el juego ellos, casi parece que se ha realizado de forma espontanea.
La intro nos cuenta como unas mujeres en bikini se pegan con otras que llevan brazaletes con lucecitas rosas. Supuestamente, el juego tiene toda una historia (seria) creada como trasfondo, en la que unos personajes y otros se odian y todo eso, dentro de todo lo serio que es que la gente se pegue en bikini y con tres kilos de maquillaje en la jeta, con lo malo que es para la piel el recibir un guantazo en todas las narices. Pero bueno, que parece ser que la mala (Venus) se ha dedicado a esclavizar a un monton de mujeres a través de unos brazaletes mágicos que las obligan a luchar para ella, pero eso lo adivinas leyendo la web de la empresa y jugándote los finales del juego, porque en la intro lo único que ves es a tias con brazaletes pegándose con tías sin brazaletes. Y en bikini, por supuesto.
Aviso a navegantes, si por alguna extraña razón queréis saltaros la intro (¿quién en su sano juicio querría hacer eso, por amor de dios?) os encontraréis el primer bug: El juego se cuelga. Asi que os toca comeros toda la intro religiosamente (o alt+tab y esperarse a que acabe), que si comprais el juego es para ver a las chavalas en bikini, ¡coño ya! El caso es que una vez ya hemos cumplido religiosamente nuestra labor de buenos jugadores y nos hemos tragado la intro, llegamos al menú principal, en el que nos encontramos con… Un menu medio vacio. Porque otra cosa no tendrá el juego, pero tiene montones de modos de juego extras y luchadoras ocultas. Un lujazo oiga, pero nosotros somos raros y dejaremos los modos extra para más tarde, asi que vamos a mirar que opciones nos da el juego:
Si nos vamos a Display, tenemos que nos dejan elegir la resolución de las luchadoras (que no se para qué está, porque no deja cambiarla), el zoom mínimo y máximo respecto a la acción que tendrá la cámara y una cosa revolucionaria que deberían tener todos los videojuegos: el número de frames por segundo de las animaciones. Puedes poner de 30 a 80 o más, ¡si el Crysis tuviera esto fijo que me rulaba en el 386!
Las opciones de juego nos dejan cambiar la dificultad de fácil (tus enemigos no se defienden) a medio, dificil y experto, nivel en el que tus enemigos no solo se defienden si no que a veces hasta bloquean golpes y te hacen algo parecido a un combo. Pero sólo parecido, porque el juego es muy absurdo y no acabo de distinguir los bugs de los spameos de botones. También podremos elegir cuanto dura el combate, si se juega al mejor de uno, dos o tres combates, si al continuar seguimos con el mismo personaje o nos da la opción de escoger otro, si al cubrirse perdemos vida… Mientras que en las opciones de sonido, podremos cambiar el volumen de cada pista y poco más.
Sí, lo que veis en la foto son las opciones de control, simplemente una imagen con los controles del juego, sin dejarte cambiarlos. Pero digo yo, si no te deja cambiar nada… ¿Por qué lo llama opciones de control? ¿¿POR QUÉ?? ¡Señores de Creative Edge Studios, dejen de jugar con nuestras ilusiones! ¡Queremos opciones donde dicen que hay opciones! No solo no te deja cambiar el dispositivo de control (un Stick Tournament Edition de Street Fighter IV sería lo suyo para jugar a esta obra maestrísima, ¡digo yo!), ¡es que ni siquiera te deja cambiar las teclas de juego!
Ya me he llevado demasiados disgustos por hoy, asi que sintiéndolo mucho vamos a tener que dejar para mañana lo de como se pegan las niñas y todo eso. No se me puede hacer creer que tengo opciones y no tenerlas, eso es muy cruel y muy injusto.