Continuando con mi repaso a las carreras de Simon Pegg y Nick Frost acabe viendo su segunda película juntos, “Hot Fuzz”, que aquí en España les dio por llamar “Arma Fatal”. Un día habrá que hablar de estas extrañas traducciones que salpican nuestra cartelera desde siempre…Pero estoy divagando. En esta comedia volvemos a encontrarnos con el equipo de Shaun of the Dead, Edgar Wright como director y co-guionista, Simon Pegg como co-guionista y co-protagonista y Nick Frost como co-protagonista. Esto solo ya era toda una garantía de que Hot Fuzz sería una gran comedia, y vaya que sí lo es.
En esta película Simon Pegg cambia por completo de registro, atrás quedo el apocado y amante de la rutina de Shaun of the Dead. Aquí es Nicholas Angel, Sargento de la policía de Londres que es el mejor en su trabajo en todos los sentidos. Duro, eficiente, responsable… Es tan bueno en su trabajo que hace quedar muy mal al resto de sus compañeros por lo que sus superiores deciden quitarle de en medio trasladándole a Sandford, un pequeño y aparentemente tranquilo pueblecito situado en el condado de Gloucestershire.
Allí el sargento Angel se encuentra con un encantador pueblecito en el que nunca pasa nada, en el que todos los vecinos son amabilísimos y en el que los policías más allá de problemillas de tráfico, algún animal escapado de su granja y las quejas vecinales contra estatuas vivientes y grafiteros, no tienen nada que hacer. La frustración de Angel no hace más que crecer, el está preparado para otro tipo de cosas, no para lidiar entre las quejas de los vecinos o perseguir cisnes. Pero no todo en Sandford es tan tranquilo como aparenta.
Al poco de llegar se suceden una serie de horribles muertes que tanto vecinos como sus mismos compañeros de la Policía se empeñan en clasificar como trágicos accidentes. Pero los instintos del Sargento Angel le dicen otra cosa, el sabe que son asesinatos, pero ni tiene pruebas ni sus compañeros le creen. Así que se verá obligado a investigar por su cuenta esas misteriosas muertes descubriendo un terrible secreto que se oculta en las entrañas de Sandford…
Pegg, Frost y Wright se divierten una vez más jugando con los tópicos del género policiaco y se dedican a homenajear a películas como “Le llamaban Bodhi” o “Bad Boys” en el proceso. Y como ya hicieron en Shaun of the Dead consiguen arrancarnos más de una carcajada a lo largo de la película. Y no lo hacen solos, una vez más cuentan con un reparto de lujo. Bill Nighy vuelve a tener un papelito, así como Martin Freeman, que esta vez incluso tiene diálogos. También hay dos pequeños cameos dificilísimos de ver de Cate Blanchett y Peter Jackson, aunque pero por encima de todos destaca un Timothy Dalton en plena forma que casi se come al resto.
Tras esta película llego Paul, pero Diógenes ya se encargo de ella así que poco mas hay que decir, solo que fue una pena que no la dirigiese también Edgar Wright, aunque eso significa que aún les queda una tercera película por hacer juntos para completar lo que ellos llaman su “Blood and Ice Cream Trilogy”, basándose en que en cada una de ellas aparece destacado un diferente sabor de helado, algo que por lo visto está inspirado en la trilogía de los colores de Kieślowski. Para que luego digan que no se puede sacar nada bueno del cine gafapasta.
Así que no nos queda otra que esperar a que rueden juntos “The World’s End” y nos demuestren una vez mas lo mucho que nos pueden hacer reír este grupo de cómicos mientras disfrutamos de un helado. Hasta entonces y para paliar la espera siempre nos quedara Spaced.