Ya que últimamente le ha dado a M”Rabo por hacer pornografía emocional, voy a poner mi granito de arena en esto de convertir esto del internet en un valle de lágrimas más grande de lo que ya es. Hoy os voy a contar una historia de mis años mozos, de como un juego me forjó como el irredento defensor del PC que soy hoy en día. Os estoy hablando de Duke Nukem 3D:
En realidad más tuvieron que ver otros juegos como Civilization II, Monkey Island o, sobre todo, TIE Fighter, pero el juego que estos días (¡por fín!) está de moda es Duke. Ayer ya hablé un poco sobre cómo eran aquellos tiempos, pero tampoco detallé mucho que era lo que hacía grande a la tercera parte más primera parte de la historia de los videojuegos. Para mí, Duke3D es un juego que no tenía ni sonido, porque por aquella época no tenía ni para comprarme una tarjeta de sonido. De vez en cuando podias oir alguna cosa extraña por el altavoz del ordenador, pero nada comparable a oir a John St John en toda su gloria diciendo aquello de «Shake it, baby!» o el soliloquio que se largaba en la azotea del primer nivel, continuando directamente la última fase del Duke Nukem 2.
Mi primer contacto fue con la versión shareware, y me lo pasó alguien a golpe de disquete. Me decían «es un juego en el que puedes hacer cualquier cosa, puedes mear, puedes abrir grifos, puedes pisar cadaveres y dejar pisadas con la sangre…» Y sí, podías hacerlo. De hecho, algunos lo usaban de forma útil y hasta se lo curraban, dejando las pisadas y poniendo un holograma de Duke al final con una mina debajo. Ideal para esconderse en una esquina y esperar a ver el momento Will E. Coyote, ya me entendeis…
La historia de Duke3D es sencilla: justo cuando Duke volvía de salvar el mundo en la segunda parte, se encuentra con que a los alienígenas no se les ha ocurrido nada mejor que invadir la Tierra, empezando por Los Ángeles. Nada más llegar, Duke es derribado de su nave, y tiene que aterrizar forzosamente en una azotea. Y así empieza uno de los niveles más memorables de la historia de los videojuegos, con Duke bajando al nivel del suelo, colándose en un cine porno, reventando la pantalla, derribando edificios, dándose de tiros en un sex shop… El primer capítulo de los tres que componen Duke Nukem 3D es una maravilla, y aunque la segunda y tercera parte no esten a su altura porque se van ya por las ramas con historias espaciales y demás, no se puede decir que el juego vaya cuesta abajo, en absoluto.
30 disquetes ocupaba el Duke Nukem entero, y bien que mereció la pena. En aquella época yo no tenía lector de CD, y tocaba apechugar. Si uno de los discos estaba jodido, ya podías jurar en arameo todo lo que supieras, que te tocaba volver a empezar desde el principio… Pero al final lo conseguías, lo que fuera por jugar a ese juego. Años después jugaría a exclusivos de CD como Dark Forces y estaba muy bien, pero no era lo mismo que Duke, le faltaba algo. El mundo de Duke disimulaba mucho mejor que cada nivel del juego era algo que te plantaban delante para que jugaras tu y sólo tú, a diferencia de Doom y sus contemporaneos, los niveles de Duke parecían un lugar «de verdad». No tardarían en salir Jedi Knight, Quake y demás, pero nunca llegaron a calar tan hondo como Duke.
Para Duke no había límites, tenía las armas más absurdas, tenía el jetpack, podía hacer cualquier cosa y reventaba lo que fuera con tal de lograr su objetivo. En una época en la que los sandbox no existían, Duke se pateaba Los Angeles tranquilamente y se cargaba todos los tabús posibles, meaba, bebía, eructaba y hasta lanzaba misiles nucleares. Todo valía.
Luego saldrían otros juegos repitiendo fórmula, algunos de la propia 3DRealms exprimiendo la vaca, otros de la competencia como Postal o Serious Sam… Pero nada era como Duke. Duke es un chuloplaya, un tío que nos caería fatal en la realidad, y aun así no dejaba de ser el tío que salvaba al mundo mientras citaba al ejército de las tinieblas o se descojonaba del protagonista de Doom o el mismísimo Indiana Jones.
Puede que los 14 años de desarrollo de Duke Nukem Forever hicieran que nos tomáramos a broma el nombre de Duke Nukem, pero que nadie se olvide de que en 1996 hizo historia de los videojuegos.