Como está claro que con las series de ciencia ficción soy un gafe de mucho cuidado la semana pasada decidí probar con otro género televisivo, igual esta vez tenía más suerte y no me cancelaban la serie dejándome a medias. De esta serie de la que voy a hablar hoy solo había oído hablar maravillas. Creo que eso fue en parte lo que me hizo tardar tanto en comenzar a verla, las expectativas tan altas. Hablaban tanto de ella y la ponían tanto por las nubes que o bien era la típica serie gafapasta sobredimensionada que luego ves y literalmente te mueres de aburrimiento viéndola (A dos metros bajo tierra por ejemplo) pero que debes decir que ves para ser “cool”. O bien era realmente así de buena y me estaba perdiendo un serión. Así que aprovechando un gripazo que me retiene en casa contra mi voluntad y el parón que están sufriendo algunas series para verla. Así ha sido como me he enganchado sin remedio a Mad Men.
El Mad Men del título deriva del término “Ad Men”, algo así como “Hombre de los anuncios”. La forma en la que se llamaban a sí mismos los ejecutivos de publicidad de Nueva York. Y es que estamos antes una serie de publicistas, que pese a lo que pueda parecer no es nada aburrido. La serie gira en torno a la agencia de Publicidad Sterling Cooper y las vidas de quienes allí trabajan, pero con una particularidad. La serie está ambientada en 1960, por lo que la serie se convierte en todo un viaje en el tiempo hacia aquella década donde desde nuestro punto de vista podemos ver con curiosidad un estilo de vida que por aquel entonces era de lo más normal y que hoy en día se ve como algo casi impensable.
Los personajes beben como cosacos, cualquier momento es bueno para servirse una copa, lo raro en esta serie es ver a alguien bebiendo agua. Las mujeres solo existen para ser secretarias, amantes o amas de casa. Los negros son empleados casi invisibles a los que se saluda de forma condescendiente. Los gays son aun mas invisibles que estos y el omnipresente tabaco esta de lo mas socialmente aceptado, aunque en la serie ya podemos ver los primeros ataques contra este producto por ser dañino para la salud.
Y es que a través de la serie podemos ver también como poco a poco las cosas van cambiando en la sociedad. Algunas mujeres comienzan a rebelarse contra los roles que les son asignados simplemente por su género y tímidamente comienzan a realizar trabajos que hasta entonces solo hacían los hombres. Vemos como los excesos con el tabaco, el alcohol y la que por aquel entonces aun no era considerada comida basura pueden dejarte con un pie en la tumba. Alguna pareja interracial, gays tratando de ligar casi abiertamente… También veremos reflejados los cambios históricos en el país, como la victoria de Kennedy en las urnas y la derrota de Nixon. Una década de muchos cambios.
Cambios que también se pueden ver en la forma de trabajar de la agencia, algo que a mí personalmente es de lo que más me ha enganchado. Hasta aquellas fechas la forma habitual de promocionar un producto consistía en resaltar las virtudes de este, pero aquí se comienza a ver como eso se deja de lado y se trata de resaltar las conexiones emocionales que podamos tener con los productos. Un viaje en avión no se promociona hablando de la rapidez, sino comparándolo con una aventura. Los proyectores de diapositivas no son un prodigio técnico, sino una “maquina del tiempo” que nos permite revivir el pasado… Algo que ha llegado hasta nuestros días y por eso ahora los anuncios de coches parecen cualquier cosa menos de coches y cuando ves la publicidad de cualquier refresco parece como si al beberlo el mundo fuese a ser un lugar mejor.
Mañana seguiremos con el repaso a este pedazo de serie, analizando a su inmenso protagonista, Don Draper, al mundo de la publicidad y al cerebro creador de esta maravilla de la televisión.