Prince of Persia: The Forgotten Sands es la versión fast food de los anteriores juegos del Príncipe. En lugar de hacer algo más o menos original, algo distinto, en este PoP nos encontramos un juego que no se come la cabeza en el aspecto gráfico (combina el aspecto de la trilogía de la era Ubi con los diseños de la película) y mantiene las mecánicas clásicas de la serie, con el añadido de poder congelar en el tiempo el agua o de hacer aparecer y desaparecer ciertas plataformas a voluntad.
Lamentablemente, mecánicas como estas, que son originales y que posiblemente sean las que hagan de este juego algo distinto y novedoso, se ven empañadas por una historia simplona y un desarrollo excesivamente corto.
La historia es la de siempre en estos juegos, en los niveles de prólogo/tutorial nos encontramos como la acción del protagonista (en este caso, de su hermano tonto) provoca que se libere un terrible mal ancestral que amenaza con consumir todo el mundo. Por el camino, como no, el malo (Ratash) va dejando por ahi unos bonitos zombis de arena que se liarán a hostias con todo lo que pillen. ¿Los únicos supervivientes? El prota y su hermano el tonto, que a medida que avanza el juego acabará actuando de forma más previsible todavía hasta el gran final que estaba ya escrito desde el primer plano en el que aparece en el juego. Nada nuevo bajo el sol.
El juego, aun teniendo mecánicas novedosas de control como el ya mencionado jugueteo con el agua, disimula lo corto de sus niveles con tramos de montones de enemigos que se reúnen cual mujeres desesperadas en una perreo party, y que caen como moscas. A decir verdad, en ocasiones el juego me recordó un poco al God of War, y que eso lo diga yo no es nada bueno. Por lo demás, lo mejor siguen siendo sus mecánicas de plataformeo con sus ya clásicos puzzles, que aunque a priori parezcan más dificiles que el PoP de 2008, son en realidad el mismo perro con distinto collar; en vez de tirar de Elika tiras del rewind, y los puntos de control siguen siendo muy numerosos. Así, nos encontraremos con una aventura que, aunque tiene sus puntos complicados; por poner un ejemplo, hacia el final hay un ascenso por una torre que acaba por fustrarte, no por dificil, si no porque la mecánica del juego hace que ese tramo se controle como un plataformas 2D sin permitirte controlar bien la profundidad, con lo que acabas lanzandote a 20 centímetros de la columna a la que te querías agarras y cayendo al vacio con cara de Rompetechos.
En la parte musical, pues bueno, la música acompaña, pero poco más. No vamos a encontrarnos con el torrente sonoro que fue Las Arenas del Tiempo, pero no nos va a molestar en absoluto.
Y en PC, el DRM es otra vez la basura esa de estar todo el día conectado a un servidor de Ubi para poder jugar: a ver si entran en razón de una puñetera vez y se dejan de esta tontería, que al final el juego acaba pudiendo piratearse igualmente a la semana o así de su lanzamiento.