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Prometedor comienzo para One World Under Doom

Comienza un evento nuevo y, como suele ser habitual, toca hablar de este con la esperanza de que acabe siendo de los buenos: One World Under Doom, de Ryan North y R.B. Silva. Un evento que, como muchos otros en el pasado, no ha comenzado con mal pie, pese a tocar temas que ya nos hemos encontrado muchas veces antes. Está a cargo de alguien como North, de cuyo trabajo en los 4F estoy disfrutando bastante, y de un dibujante como Silva, que es todo un profesional, aunque ya sabemos que estas cosas no son garantía de nada. Pero el primer número me ha gustado lo suficiente como para querer seguir leyendo el evento y ver en qué dirección deriva todo esto. Así que, cruzando los dedos para que esto siga por el buen camino, vamos a ver qué tal ha estado el comienzo de esta historia.

A cruzar los dedos de nuevo

Para quienes no estén al día con la actualidad de Marvel, unos pequeños apuntes. Este evento deriva de Blood Hunt, donde el Doctor Extraño se vio obligado a ceder temporalmente el manto de Hechicero Supremo al Doctor Muerte (algo que ha ambicionado en varias ocasiones en el pasado) para que este detuviese la amenaza de los vampiros. Pero, como era de esperar, Muerte retorció un poco el sentido de su promesa de temporalidad para quedarse con el cargo y los poderes que este conlleva e intentar, una vez más, arreglar el mundo a través de su enésimo aumento de poderes.

No me acabo de fiar…

Esto es algo que ha sido una constante en la carrera del Doctor Muerte, quien ya en tiempos de Stan Lee y Jack Kirby le robó el poder cósmico a Estela Plateada y, a lo largo de los años, ha repetido la hazaña robándoselo al Todopoderoso en las primeras Secret Wars y a toda la raza de este en las últimas, a Aaron el Vigilante (el sobrino malvado de Uatu), a la misma fuerza de la vida del Universo, o ha utilizado artefactos como el Guantelete del Infinito y, a muchísima menor escala, el poder del Hombre Púrpura, con el que subyugó a toda la Tierra. Porque para Muerte, obtener un poder casi ilimitado no parece especialmente difícil, pero sí que le cuesta conservarlo, algo que sabemos de sobra que sucederá de nuevo con su cargo de Hechicero Supremo.

Esto ya es vicio

Y así es como aquí, una vez más, el Doctor Muerte se pone manos a la obra para arreglar el mundo, y hay que reconocer que el plan no suena mal del todo. Durante un discurso en las Naciones Unidas, anuncia al mundo que todos los líderes mundiales le han jurado lealtad y que, con ello, cada país se ha convertido en una provincia de Latveria. Pero, a diferencia de otras ocasiones en las que ha manipulado las mentes de sus nuevos súbditos (algo que probablemente haya hecho con los líderes de todas las naciones) o los ha aterrorizado, en esta ocasión ha preferido utilizar la zanahoria antes que el palo. Cada país conservará su autonomía siempre que cumpla sus dos únicos decretos: la prohibición de la guerra y la instauración de una sanidad y educación gratuitas y universales en todo el planeta. Solo le ha faltado asegurar el derecho a un trabajo y viviendas dignos y sería un mundo ideal.

Pues esto no suena mal…

Pero con Muerte nada es un regalo, y sin duda todo esto tendrá un precio aún desconocido, pese a que, de momento, se ha ganado la devoción de infinidad de personas a lo largo y ancho del mundo. Aunque entre ellos no se encuentran precisamente ni el Doctor Extraño, ni los Vengadores y, muchísimo menos, los 4 Fantásticos, a quienes la experiencia les ha enseñado por las malas que Muerte no es alguien en quien se pueda confiar. Pero Muerte, además de ser alguien poco de fiar, también es alguien bastante meticuloso con sus planes y más que capacitado para anticipar los movimientos de sus adversarios. Por ello, el primer ataque de los héroes contra él y la revelación al mundo de una manipulación por parte de Muerte formaban parte de sus planes y solo han servido para afianzar su credibilidad ante el público, que parece adorarlo más que nunca.

Es un lujo lo que están haciendo Silva y Curiel

Y, de nuevo, resulta difícil culpar a la gente, porque no es solo que las acciones de Muerte hasta ahora hayan consistido básicamente en prohibir las guerras y poner en marcha la construcción de centros educativos y hospitalarios. Es que, encima, se ha estado ocupando de limpiar, de forma contundente, el mundo entero del azote de una plaga bastante desagradable que, periódicamente, reaparece y de la que, en el mundo real, estamos sufriendo una nueva oleada. Con cosas así, es comprensible que el público esté más convencido que nunca de que solo Muerte puede salvarlos.

Definitivamente me gustan las políticas de Muerte

Justo ahí es donde, para mí, va a residir el punto fuerte de esta historia. Ya que, aunque, como señalaba antes, son muchas las historias que le han dado al Doctor Muerte poderes increíbles y el control del mundo, en esta ocasión está tratando de conquistar a la humanidad a base de manipular su percepción, no a través de la magia o la ciencia, sino a través de las relaciones públicas, del engaño, de actuar como un político. Este cambio de estrategia por parte de Muerte ofrece unas posibilidades bastante interesantes para el personaje y, bien llevado, puede dar pie a una historia de las que vale la pena. Solo espero que North y Silva sean capaces de mantener el buen nivel de este primer número y que no acabe todo por el camino fácil, con alguna batalla a lo Dragon Ball Z en la que los héroes le arrebatan a Muerte el poder por la fuerza y lamentan mucho que lo de la sanidad y educación para todos no pueda ser.

Es que resulta difícil no ponerse de su parte

Por su parte, R.B. Silva, un dibujante que me encanta desde que dibujó aquella genial página de la fallida boda del Doctor Muerte cuando trabajó con Dan Slott en la serie de los 4 Fantásticos, aquí está genial. Su Doctor Muerte es majestuoso y amenazador, tiene algunos planos increíbles, como ese de más arriba de la reunión de los héroes, un uso extensivo de las siluetas que, ya sea por una cuestión estilística o por ahorrar tiempo, no funciona nada mal y, además, es un buen narrador. Pero también quiero destacar que es alguien capaz de conseguir que escenas ridículas acaben resultando casi épicas, y eso no es nada sencillo. Y eso por no hablar del grandísimo trabajo que realiza aquí David Curiel como colorista, realzando de forma espectacular el trabajo de su compañero.

No pensé yo en volver a ver al Muertesaurio

Pero, pese a que estamos ante un evento con bastantes posibilidades y a cargo de un equipo creativo que me gusta, me niego a fiarme demasiado, que ya son demasiadas las ocasiones en las que he terminado decepcionado con algún evento que otro que había comenzado muy bien. Y aunque es cierto que en los últimos tiempos la cosa ha mejorado algo, yo prefiero seguir manteniendo la cautela y esperar a ver cómo se desarrolla todo esto. Así que tocará cruzar los dedos para que este sea uno de los eventos buenos y, de paso, también para que cuando todo acabe y Muerte inevitablemente pierda su título de Hechicero Supremo, el Doctor Extraño recupere su cabecera regular, que se le echa de menos.

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