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Ram V y Evan Cagle y la difícil tarea de hacer interesantes a los Nuevos Dioses

Los Nuevos Dioses son de esa clase de personajes con los que Marvel y DC tienen problemas para hacer funcionar, como sucede en mayor o menor medida con los Inhumanos o los Eternos, que sin Kirby (y en algunos casos incluso con él) no acaban de despegar. Por supuesto, a todo ello hay excepciones, aunque muy puntuales, en las que algunos equipos creativos han sabido hacer cosas interesantísimas con los personajes, pero que tras su marcha estos han vuelto al limbo editorial porque nadie ha sabido, o querido, continuar con ellos. Y ahora tenemos entre manos el primer número de la nueva serie de los New Gods, donde Ram V y Evan Cagle, con una ayudita de Jorge Fornés, se enfrentan a la complicada tarea de hacer algo interesante con estos dioses ya no tan nuevos. Y a juzgar por el primer número, hay que reconocer que como poco van por buen camino. Así que cuidado con los SPOILERS quienes no se hayan leído aún este primer número.

Seguro que la culpa es de Metron

Darkseid ha muerto, y con su muerte el delicado equilibrio universal se está tambaleando. Pero en su lugar ha nacido un nuevo ser, un nuevo dios, en el mundo que una y otra vez hizo frente al señor de Apokolips: La Tierra. Un bebé que, según la profecía de Metron, está destinado a cambiar todo aquello en lo que creen los restantes Nuevos Dioses, sin saber si ese cambio será para salvarles o para condenarles. Y preparándose para lo peor, Izaya, el Gran Padre de Nuevo Génesis, envía a la Tierra a su guerrero más leal, Orión, para que mate a ese bebé y evite que se cumpla esa profecía en un sentido u otro…

Si, fijo que es culpa suya

Como decía al comienzo, aparte de la etapa de Jack Kirby cuando creó a estos personajes del Cuarto Mundo, son pocas las ocasiones en las que he podido leer algo interesante con ellos: el Cosmic Odyssey de Jim Starlin y Mike Mignola, los Forever People de J.M. DeMatteis y Paris Cullins, el Orion de Walter Simonson y el Mr. Miracle de Tom King y Mitch Gerads (aunque aún me falta ponerme un día con el Fourth World de John Byrne). Por lo demás, han sido unos secundarios de lujo aquí y allá, como Mr. Miracle y Barda en la JLI, y por supuesto Darkseid ha sido un villano excelente en multitud de títulos e incluso en alguna serie animada que otra, pero poco más. Y tratándose de unos personajes que cuentan con más de medio siglo de historia a sus espaldas, esto resulta algo triste porque poseen un potencial enorme. Pero como ya digo, son pocos quienes son capaces de explotarlo en condiciones y menos de forma continuada.

Un día tocaría reseñar esto

Ram V es un guionista bastante interesante que ha escrito algunos cómics que me han gustado mucho y en los que ha sabido salirse de lo habitual, tanto en los casos en los que bebía profundamente de otros autores, como en su etapa en La Cosa del Pantano, que tanto le debía a la de Alan Moore, como en los que iba en su propia dirección explorando las posibilidades de la ciencia ficción, como en su Dawnrunner, que realizó junto a Evan Cagle y del que ya había hablado por aquí. Y aquí, precisamente, estos dos autores se han reunido de nuevo para intentar algo tan complicado como seguir los pasos de Jack Kirby y no fracasar en el intento.

Esto sigue valiendo mucho la pena

Aunque a fecha de hoy solo se ha publicado el primer número, de momento me está gustando lo que he leído. Esta serie parte de lo que se contó en Absolute Power y esa especie de epílogo que fue el DC All In Special. Después de que Flash separase Tierra-0 (donde se desarrolla el Universo DC habitual) del resto del Multiverso, Darkseid fue perdiendo la cabeza al quedar desconectado del resto de sus contrapartidas, atacó a la Liga de la Justicia y acabó muriendo (para renacer en el Universo Absolute como una entidad aislada y alterar ese mundo en lo que hemos podido leer en las diferentes series que se han estado publicando sobre Superman, Wonder Woman y Batman). Pero su muerte ha provocado el nacimiento de un nuevo ser que podría estar llamado a ocupar su lugar o ser su opuesto.

Y con el amo muerto sus parademonios están desbocados

Ram V y Cagle han enfocado esto en una dirección que tonalmente se encuentra más cercana al Mr. Miracle de King y Gerads que al trabajo de Kirby, ya sea porque es una obra más reciente y más fresca en la memoria del público o porque esos son unos zapatos más fáciles de llenar. Dejando a un lado, y a los gustos de cada quien, si esto es un aliciente o un motivo de rechazo (a mí personalmente no me disgusta esta dirección que han tomado), de momento el punto de partida de esta serie me ha interesado bastante, pese a algunas decisiones que podrían parecer cuestionables.

Demos gracias de que no tiraron por el camino simplón de hacer que el bebe de Scott y Barda fuese el especial

Principalmente, la idea de que el Gran Padre de Nuevo Génesis decida que el mejor curso de acción sobre la existencia de este niño sea matarlo, y que Orión esté dispuesto a acatar sus órdenes, era lo que más me echaba para atrás en un principio. Pero tras leer este primer número, las cosas ya no son tan claras como parecían. Que Izaya está actuando fuera de lugar es algo que los propios personajes reconocen, con Scott Free escandalizándose y el propio Orión reconociendo que su padre adoptivo no parece el mismo.

Se nota que a Orion no le hace ilusión ese encargo

Este, por su parte, aunque no se siente capaz de desobedecer las órdenes de quien le crio como si fuese su hijo, ha encontrado un pequeño subterfugio para evitar tener que matar a ese niño, algo que no quiere hacer. Y eso es nada menos que pedirle a su hermano adoptivo que agarre a ese niño y que escape con este, que utilice sus habilidades como mayor artista en fugas del universo para escapar de él mismo, el mejor cazador que existe.

Que igual seria mas fácil desobedecer al Gran Padre, pero claro, entonces este enviaría a otros

Este planteamiento casi culebronero, con personajes que actúan de forma extraña, estos dos hermanos enfrentados sin querer estarlo, los dilemas morales de Orión dividido entre su deber y lo correcto, y la incógnita de lo que supone ese Nuevo Dios para el universo, de momento me mantienen tremendamente intrigado e interesado. Aunque eso sí, hay un pequeño detalle en este número que no me ha gustado nada de nada, y es que en el epílogo se nos revela que alguien en la Tierra es consciente de la existencia e importancia de este niño y quiere apoderarse de él, por lo que ha enviado a un grupo de mercenarios a la India, de donde es originario el niño, para apoderarse de él al precio que sea.

Hasta esa ultima viñeta el comic me encantaba sin objeción alguna

Y aunque no se nos muestra su rostro ni se dice su nombre completo, sus hombres se refieren a su jefe como Mr. Lord, por lo que, a no ser que V y Cagle estén jugando con nosotros, se trata de Maxwell Lord, un personaje que sigo odiando que utilicen como villano y del que esperaba que tras los cambios en el Universo DC tras el último evento cósmico de turno, nos devolvieran al viejo Max de la JLI, pero parece que no es así.

Igual es el hermano malvado de Max… sigh

Visualmente tampoco nos podemos quejar, contando en este primer número con un bonito prólogo que sabe a poco a cargo de Jorge Fornés, con unos emotivos homenajes a Kirby, y estando el resto del número en las muy capaces manos de Evan Cagle. Este dibujante, a quien “descubrí” en condiciones en su Dawnrunner, hace gala aquí una vez más de todo su talento, ya sea mostrándonos la belleza de un Nuevo Génesis que quita el aliento, y sin recurrir al camino fácil de tratar de imitar a Kirby de alguna forma.

El Kirby Crackle no podía faltar

Ya sea mostrándonos a ese Orión que es casi una fuerza de la naturaleza desatada contra sus enemigos o los momentos cotidianos en la vida de un Mr. Miracle, a quien nunca dejan tener una vida apacible como le gustaría, Cagle demuestra ser un buen narrador además de ser capaz de hacer que sus personajes se sientan vivos. Algo que podemos apreciar, por ejemplo, en el contraste en el lenguaje corporal de Orión cuando está enfrentándose a sus enemigos con el momento en el que le pide ayuda a su hermano. Podemos apreciar sus emociones incluso sin leer los diálogos. Esto, combinado con su sentido del diseño a la hora de componer las páginas o su habilidad para representar los aspectos más fantásticos del mundo por el que se mueven estos personajes, hace que este cómic sea todo un lujo para la vista.

Si, Cagle es muy bueno

Así que, de momento, estos New Gods parecen otro gran añadido a esta nueva línea editorial de DC que nos está dando bastantes alegrías. Una serie con un enfoque moderno que, sin embargo, no reniega de lo que vino antes. Lo que está por ver es si Ram V y Evan Cagle serán capaces de triunfar donde tantos otros han fracasado en el pasado y conseguirán hacer una etapa interesante con los Nuevos Dioses o si acabarán confirmando que, salvo algunos personajes sueltos, estos funcionan mejor como secundarios de lujo. Pero yo, por mi parte, lo único que espero realmente es que mes a mes me sigan ofreciendo una de esas lecturas que me dejan con ganas de más, que no es poco.

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