En cierto modo me sorprende que, con todo lo que se escribe sobre Batman hoy en día, sea tan difícil hablar sobre él. Creado originalmente como una copia de El Zorro pero en versión colaboracionista del orden establecido, Batman no era un personaje complicado, pero con los años le han metido tales mareos que empiezo a preguntarme seriamente quién es realmente Batman hoy en día.
Que ojo, no penséis que soy tan inocente, en estos tiempos Batman es lo que le de la gana a sus editores, los cuales ya no tienen ese paternalismo de antaño con el personaje, cuando su editor era Denny ONeil y aceptaba tonterías las justas con el personaje. ONeil había redefinido el personaje a finales de los 60 y, aunque se definió durante años como un back to basics, como una vuelta a sus orígenes de la serie negra, lo que ONeil nos planteaba era un personaje completamente distinto, bastante más complejo y detallado de lo que nunca fue la versión original de Bill Finger, no digamos ya la de Bob Kane. Sus orígenes oscuros desaparecen casi de inmediato, con la llegada de Robin la serie cae de lleno en su era camp en la que, para mí horror adolescente, la adaptación de William Dozier protagonizada por Adam West no dejaba de ser una de las adaptaciones más fieles de un cómic que se habían hecho hasta la fecha. En serio, para alguien que se había criado con un Batman que era el Señor de la Noche, el descubrir el Batman de Adam West le pareció un insulto, yo era incapaz siquiera de percibir aquella serie de televisión como un intento de comedia voluntaria. Pero en 1966 ese mamarracho era Batman, había sido Batman durante muchos más años de los que lo había sido mi Batman en el momento en el que salió la película de Tim Burton.
Por supuesto, muchos identificaron a Batman con el Bruce Wayne muerto en vida de Michael Keaton, un personaje rarito que si hubiera sido consecuente consigo mismo no habría iniciado una relación tóxica con Vicki Vale. Y digo tóxica porque de verdad, los chavales de la época igual estábamos embelesados con Kim Basinger, pero las razones por las que se enamora de Batman no dejan de ser una fascinación por n bicho raro; Bruce Wayne desde luego que no ea encantador y sus obsesiones se cargarán la relación tarde o temprano. Y por supuesto que lo hacen para la segunda parte, a pesar de lo mucho que metieron la zarpa el productor Jon Peters y la propia Basinger para cambiar el final de la película para que Vale no muriera, dándole un final a la película bastante peor que el original.
Lo peor de todo esto es que pienso en cual es el Batman que más fiel me parece a la idea de Batman y no me viene a la cabeza Steve Englehart, Alan Grant o el mismísimo Denny O’Neil, pienso en JM DeMateis y Keith Giffen. En el Batman de la JLI, el Batman con sentido del humor pero serio en su trabajo, un Batman humano y capaz pero no perfecto. Uno que, como el de Grant, se ha reconciliado con su trauma y actúa con la motivación de evitar que se repita en otra gente, pero que le pega un puñetazo a Guy y hace de agente secreto el en Byalia. Por supuesto, si, tengo en mente la serie de animación protagonizada por Kevin Conroy, pero si tuviera que decir un Batman que fuera mi Batman en la mínima cantidad de páginas posible, para mí la JLI es una master class, aunque a la gente le chirrie que Batman tenga sentido del humor.
Batman tiene que ser humano, preocuparse por los demás y ser un control freak, pero no ser el puto amo invulnerable que parece que muchos autores quieren que sea ahora, que parece eso como si estuviera en todos los sentidos al límite de lo humano.Batman aprecia a sus robins, a su bat familia, y no es tan seco, no es neuro divergente. No se de dónde vino esa idea, pero apostaría que tiene bastante que ver Mark Waid, uno de esos autores que inexplicablemente está considerado como uno de los más tradicionalistas a pesar de que tanto en Kingdom Come (que vale, era un Elseworlds) como en Tower of Babel Batman hace cosas que no creo que hiciera jamás (aunque afortunadamente en World’s Finest parece que ha corregido el rumbo, a buenas horas). Es ese Batman de los últimos treinta años al que se le va la olla, porque una cosa es ser paranoico y otra… Mentir y engañar a tus amigos, cuando precisamente una de las escenas más hermosas de la amistad de Batman y Superman estribaba precisamente en que Superman confiaba tanto en él como para darle el anillo de kryptonita porque Batman es la única persona en la que puede confiar en que hará lo correcto en el caso de que a Superman se le vaya la cabeza. Ese gesto dice mucho de Superman , pero consolida el personaje de Batman como un tipo que sigue siendo un genio detective que, aunque esté preparado para todo, sigue siendo la mar de fiable, alguien que quiere y confia en sus amigos igual que ellos lo hacen en él. Y para mí ése es Batman.
Que por cierto, el gran monólogo de Batman en la serie de animación, cuando dice aquello de «I’m vengeance, I’m the night, I’m Batman» siempre me pareció algo raro; para mí la motivación de Batman no es la venganza, es evitar que su tragedia personal vuelva a repetirse, no vengarla. Le da igual que venga de criminales de poca monta o de Darkseid, no quiere que ningún niño o adulto pase por un sufrimiento parecido y dedica su vida a evitarlo, y éso precisamente es lo que hace grande también al personaje.
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