Lo siguiente que teneos en la cuarta Wizard es una doble página sobre Valiant que… Solo puede ser publicidad. A ver si me explico, en Wizard casi todo el contenido parecía publicidad porque cualquier artículo o entrevista parece diseñado para animar al personal a comprarse el tebeo en cuestión, pero esta doble página en blanco y negro (y rosa) repasa buena parte de la producción de Valiant de aquel momento con un ánimo laudatorio un tanto exagerado. Pero que le vamos hacer, era gente que estaba empezando y los comienzos siempre son duros…
El artículo habla de cómo Valiant intenta abrir el mercado a un público más generalista «como en Europa o Japón» cosa que, visto a toro pasado no deja de hacer cierta -y dolorosa- gracia. Lo cierto es que ni siquiera en aquel momento Europa era un mercado de público «generalista», ni siquiera en Italia o Francia, y para colmo de males el movimiento de Valiant para conseguir ese objetivo había sido el mismo que la propia Marvel había llevado a cabo casi desde sus orígenes y especialmente después de que el pelotazo Star Wars salvara la editorial a finales de los 70. Valiant estaba dirigida, como ya sabreis, por el antaño editor jefe de Marvel, Jim Shooter, y la mayor parte de sus trabajadores también venían de la Casa de las Ideas. El que sus primeros títulos antes de hacerse con los derechos de los personajes de Dell fueran precisamente licencias de Nintendo o la WWF eran un movimiento puramente comercial, el propio Shooter reconoce que no tenía ni la menor idea de que eran los nintendo esos, que la conexión entre Nintendo y Valiant vino de pura casualidad y que la línea que los englobaba con el título «Nintendo Comics System» no se componía de cómics particularmente brillantes si no todo lo contrario, ni siquiera para sus fans.
Y es que no se puede pretender hacer un cómic de The Legend of Zelda, un juego de rol que de por sí tiene una historia bastante escasita, y más si hablamos de principios de los 90, cuando en aquel momento solo contaba con dos juegos producidos en la NES, en una época en la que cada letra ocupaba un precioso espacio en memoria que los programadores no podían permitirse derrochar. Así, el cómic de Zelda está más basado en el programa de televisión «Nintendo Action Hour» que en el propio videojuego, con lo que un juego de por sí bastante «all ages» se convierte directamente en un tebeo infantil en el que el gag habitual consiste en Link pidiéndole a la princesa Zelda que «le de un beso».
Por su parte, Super Mario Bros es la serie que más duró -aunque no mucho, seis entregas por las cinco de Zelda- y jugaba con la ventaja de que el programa televisivo tenía como plato fuerte una sitcom de imagen real protagonizada por el wrestler Lou Albano como Mario que se convertía en una serie de animación en cuanto los personajes se metían por una tubería que les llevaba al «reino champiñón», en el que se desarrollan casi todos los juegos del personaje. Al tener más material en el que basarse y al ser todos los personajes más infantiles, la desconexión con el juego original no es tan grande. Eso sí, en honor a la verdad hay que decir que la abstracción en aquellos juegos de ocho bits era tan grande que era difícil que los jugadores de la época vieran aquellas interpretaciones en viñetas como una adaptación fiel, pero teniendo en cuenta que en Japón ni siquiera miraban esos cómics o la serie de televisión y se limitaban a recoger el dinero sin hacer la más mínima pregunta, no me extraña que luego saliera la película de Mario Bros en los 90 y decidieran cortar toda licencia de raiz, con lo que durante casi treinta años permitieron un solo cómic, pelicula o serie de dibujos basado en sus personajes. Eso sí, una vez han entrado en el negocio de los parques temáticos, de repente a Nintendo le volvieron a entrar las ganas de meterse en cine y oye, que la nueva película de Super Mario no ha estado nada mal y ha funcionado maravillosamente en taquilla. Aun así, y si alguien se está preguntando si la película de Bob Hoskins como Mario tuvo algo que ver con el cierre del Nintendo Comics System de Valiant, tengo que comunicarle que no creo que tuviera absolutamente nada que ver, porque las series se cancelaron años antes de aquello porque ni siquiera en los tiempos de la burbuja de la especulación eran rentables. Así que no, no abrieron el mercado. Y la WWF tampoco.
Luego tenemos el Comic Book Intelligence Quotient, un test de sapiencia comiquera en el que podemos encontrar preguntas con respuestas imposibles hoy en día como «¿Qué editorial no hay publicado nunca una serie de Star Trek?» siendo las opciones Dark Horse, Marvel, Gold Key y DC. Sí, en aquellos tiempos habría sido Dark Horse, pero con los años acabarían publicándolos. La sección de minijuegos termina con un anuncio pidiendo que la gente les dibuje portadas de Wizard, que ellos las publicaran muy alegremente sin pagarte un céntimo. Supongo que era una forma de darse a conocer entre los dibujantes novatos, no creo que muchos consiguieran abrirse paso por ahi, sobre todo teniendo en cuenta que lo que demandaban los editores era páginas de cómics y no pin ups.
Terminamos con la sección «Collecting comics in the 90’s» en la que se habla sobre las portadas con brillitos y demás barbaridades noventeras, destacando el hecho de que eran un invento de Marvel y que revistas como Sports Illustrated en aquel momento todavía no lo habían hecho. Lllega a hablar como colmo de la extravagancia lo que hizo la revista Elle, que vendió la revista en un blister que incluía una cinta VHS con un anuncio de dos minutos de Estee Lauder. Yo por aquel entonces recuerdo ver a la revista Tiempo regalando películas, a la Interviu regalando otro tipo de películas y en las revistas de videojuegos no era nada raro que te encasquetaran un VHS con un anuncio de quince minutos sobre las novedades de Sega o Nintendo. Que no digo que el señor de Wizard mienta, pero soy bastante escéptico ante la idea de que Marvel inventara estos «gimmicks».