A diferencia de las adaptaciones de cómics, en las que parece que cambiar algo es «necesario» por sistema, el público en general no suele ser tan permisivo con las adaptaciones de libros, y exigen mayor literalidad. La película del Joker cambiaba por completo al personaje protagonista hasta el punto que perfectamente podríamos haber considerado la película un remake encubierto de El Rey de la Comedia, una gamberrada de Todd Phillips con la que se había salido con la suya, porque el personaje poco caos esparcía y lo único que hacía era pasearse llamándose Joker, sin ser un genio criminal ni nada parecido; solo un tipo al que la vida le trató a patadas y los recortes sociales le arrebataron la única línea de vida que tenía. Pero claro, hasta en el peor de los momentos de nuestra vida, lo cierto es que la luz sigue existiendo. En alguna parte. Solo que no la vemos.
Joker 2 -Folie à deux, pero paso de escribirlo que no sé francés- es la historia de lo que coloquialmente conocemos como un pringado. Pringado, pardillo, bobo, perdedor… Arthur se siente como tal en la primera parte y piensa que el mundo le debe algo, cuando la realidad es que a la mayor parte de la gente el mundo no le da casi nada y lo que tiene tiene que pelearlo toda su vida. Pero la realidad es que los medios de comunicación hacen famosos a gente «con suerte», la lotería nos hace creer que solo nos hace falta un poco de suerte y los millonarios que han nacido con una cucharilla de plata siempre tratan de negar su suerte de haber nacido donde han nacido y te dicen que «se lo han tenido que currar desde abajo». Ya. La respuesta de buena parte de la audiencia de la primera película, al ver a Arthur Fleck torturado por todos durante dos horas, fue la de creer que sus asesinatos estaban justificados; al fin y al cabo, la primera gente que mata son unos abusones, gentuza que merecía morir. Lo de su madre podría considerarse eutanasia (ejem, ejem) y lo de matar al presentador de su late night favorito pues bueno, al fin y al cabo se había burlado de él. Ese guión maquiavélico de la primera parte llevaba a hacerte creer que lo que había hecho estaba «justificado de alguna manera», y que cuando la gente salía a la calle a quemar contenedores con máscaras de payaso, aquello era empezar una revolución como si esto fuera un levantamiento contra una dictadura fascista. Y no, no lo era.
Fleck no es el Joker, pero le gustaría creerse que lo es. Y cuando digo el Joker me refiero al de los tebeos, el que predica que vive en una especie de realidad paralela que le ve el verdadero sentido a la vida, el que es un genio a todos los niveles capaz de sobrevivir a las peores situaciones con su tremendo ingenio. El Joker que interpreta Joaquin Phoenix es profundamente infeliz y se niega a ver toda luz en su vida, porque se pone una meta que nunca va a alcanzar porque no tiene ningún talento. Sus chistes son lamentables, sus monólogos duelen y su relación con los demás es, cuanto menos, deprimente. Aquel final en el que perdía por completo la cabeza y se convertía en el Joker no pedía una segunda parte, no quería una segunda parte. No tenía ningún sentido, Joker es la historia del descenso a los infiernos de Arthur Fleck, ¿para qué queréis una secuela? Es una película muy deprimente y bajonera, que al meterte en el pellejo del protagonista te hace pensar lo peor del ser humano hasta el punto de que, lo dicho, algunos más «influenciables» llegaron a pensar que el mensaje de la película es que Arthur/Joker tiene razón. Y para éso está la segunda película.
Me hace gracia que muchos hayan considerado esta segunda parte como larga y pesada, como bajonera. Porque la primera ya lo era, ya contaba una historia que te iba martilleando lentamente hasta que te echaba abajo. En esta segunda parte no creo que nadie se esperara una relación del Joker con Harley Quinn como la de los cómics, más allá de que Harley se dice fan del Joker y, bueno, éso es lo que es. O más bien no, porque a medida que avanza la película vamos descubriendo que absolutamente todo lo que le dice Harley al pobre Arthur es completamente falso, hasta el punto de que cuando él renuncia al Joker ella lo abandona porque lo que quería ser es Harley Quinn. Bueno, no, no Harley Quinn junto al Joker, si no que quería ser su heredera. Y ahí está la genialidad del tan criticado final de la película, en que Harley engaña a Arthur buscando por todos los medios que se inmole, que acabe convertido en un martir para que ella, que no tiene ninguna causa pendiente, pueda convertirse en su heredera. Tiene su casa, tiene su maquillaje, se viste como él y lo ha defendido publicamente, poniéndose en primera fila durante el juicio. Sabe de sobra que Arthur va a morir en la silla eléctrica, con una cadena perpetua no le vale de mucho, y desde luego si su abogada defensora consigue que lo declaren loco y punto, no va a conseguir nada. Así que lo va manipulando hasta «resucitar al Joker», pero con lo que no cuenta es que un «enanito gracioso», uno del que se ríen hasta los jokerfans, sea el que le ponga el plan patas arriba.
Porque hasta el Joker piensa reirse del pobre Gary Puddles, pero de repente esa personita le devuelve a la realidad dejándole claro que Arthur Fleck merecía la pena, y no el puto Joker. Que él también lo tenía jodido siendo el enanito, que a él también le hacían bullying, y que Arthur era el único que no se reía de él, que le daba algo de esperanza. Y de repente Arthur se convirtió en un monstruo que «le perdonó la vida» pero a la vez le recordó lo pequeño y frágil que es, arrebatándole toda su autoestima. Así que mira, que te jodan Joker, porque eres un pedazo de mierda, solo eres otro abusón con pistola que no estás vengandote de la sociedad ni nada, solo eres un niñato con una pataleta. Y sí, tu pataleta televisiva únicamente ha servido para que maten al único amigo que tenías en la cárcel. Buen trabajo, imbécil.
Y claro, Arthur se cae de la burra. Por mucho que quiera contentar a Harley, se da cuenta de que se ha equivocado, y renuncia a su identidad. Y éso es lo que hace que ella se aparte porque se le desmorona su plan perfecto, y por eso el verdadero final de la película, con ella diciéndole que hasta su embarazo era una mentira y Arthur siendo apuñalado por un preso psicópata que empieza a reirse mientras él se desangra y empieza a hacerse una sonrisa del diablo a la vez que él muere definitivamente, me parece un final mucho más perfecto que si Harley lo hubiera matado o algo parecido. Porque al final el heredero del Joker no fue una mente maquiavélica ni nada parecido, fue otro pringado que estaba mal de la cabeza y que decidió refugiarse en la misma filosofía vacía tomando el trono a puñaladas; Harley no podía ganarse la «recompensa» de ser el nuevo Joker, tenía que llevársela uno que no hizo nada, porque en realidad Fleck no hizo nada prodigioso, simplemente mató gente. Y matar es monstruosamente fácil.
Ya digo, a mi me ha gustado la película, aun con sus numeros musicales «desangelados», que a la vez son de lo más apropiado para la historia que vamos viendo. Lady Gaga es capaz de mucho más y Joaquin Phoenix seguramente también, pero tampoco tendría sentido que fueran mucho más allá de los reyes del karaoke. Aquí no hay sitio para lo excepcional, solo para lo mediocre. ¿Que ésta película es un insulto a los fans? Lo que es un insulto es que haya gente que considere que un fan de Batman -o del Joker- a estas alturas se piense que ésto pretendía ser siquiera el origen del Joker de Heath Ledger. No, lo único que está adaptando es la idea esa que tanto le gusta pregonar al Joker de que todos tenemos un Joker en nuestro interior a punto de salir. Y a la vez, hablar mucho de esta realidad en la que vivimos en la que tanto edgelord se cree que tiene derecho a decir que el mundo es una mierda y que por eso pueden hacer lo que les de la gana, aun a costa de los demás, esos mismos a los que les encanta hablar sobre lo que harían «si existiera la purga». Olé tus cojones Todd Phillips, eres un grande.