Seguimos con el repaso al tercer número de Wizard poniendo el foco en los cómics que iban a salir en octubre de 1991, destacando el primer número de la miniserie de Robin contra el Joker -con un Tim Drake muy novato- el sexto número de El Guantelete del Infinito -con un horrendo Ron Lim, sí- y el primer especial de Sandman, el que contaba la historia de Orfeo y cómo Morfeo era, otra vez, gentuza.
En la siguiente página nos hablan del primer crossover entre Batman y el Juez Dredd -el de Simon Bisley- el 356 de Amazing Spider-Man con un crossover con Los Nuevos Guerreros que me la suda tanto que voy a saltar directamente al número 3 de X-Men, que dice que lo hacen Claremont y Jim Lee pero la historia que describen es la del número 5, porque hablan de Rojo Omega y la Patrulla en la URSS. Que todavía era la URSS pero para cuando se publicase el cómic ya casi como que no, porque para entonces ya eran la Confederación de Estados Independientes y para Navidad ya era Rusia y los estados de alrededor a los que intenta hacer bullying. Dicho esto, paso a las cartas de los lectores, que empiezan por una en la que uno se queja de que la guía de precios de Wizard estaba «mal» porque muchos de los precios de los cómics que vienen eran más bajos y eso le devaluaba su colección -ese no los tenía para leerlos, no-, siguiendo por otro que pregunta lo que es un «no premio» -tienes que quererlo- luego un canadiense diciendo que no es por ser antiamericano, pero que le gustaría pagar su suscripción con dólares canadienses y casi al final uno pregunta cuál es el tebeo más caro, para poder robarlo o algo (sí, es Detective Comics 27 por eso de que lo dibuja Bob Kane, vete a saber de que iría la historia). Terminan con un tal Trung Banh que se queja también de la guía de precios y propone montarla con las opiniones de los lectores, a lo cual muy sabiamente Gareb responde que «quieren oir las opiniones sobre la guía» y que cuantas más opiniones reciban podrán dar mejores precios. Sí, sí, lo de la guía de precios siempre fue bastante polémico, porque quieras que no eran una guía de precios montada en base a lo que varios libreros decían que valían ciertos cómics.
Lo siguiente que tenemos es una entrevista al autor del libro del número anterior sobre cómo meter los cómics en las bibliotecas universitarias, tras lo que por fin llegamos a la chicha: un artículo sobre los relanzamientos. Hay que tener en cuenta que, al estar escrito el artículo justo después de los 80, el grueso de los relanzamientos son los de la DC postcrisis, con lo que se habla mucho de Alan Moore y Frank Miller, pese a que el Año Uno de Miller no fuera un relanzamiento per sé si no más bien recontar los orígenes del personaje (no digamos ya el Dark Knight, que era un futuro alternativo). Se quejan de que tras Miller Batman no «sonríe» -cierto- y desprecian a los fans de Superman que rechazan el relanzamiento de Byrne y… Bueno, es que tiene razón. Volver a los tiempos postWeisinger habría sido un error, sobre todo cuando el nuevo Lex Luthor «corporativo» era muchísimo mejor que el original.
Pero donde el artículo carga todas las tintas es contra los relanzamientos de Adam Strange y demás personajes cósmicos de Twilight, diciendo que tomaron los personajes originales y los convirtieron en «bueno, personajes de Howard Chaykin». Que no los reconocía -¿os suena de algo?- y que solo se podía disfrutar de la serie si pensabas que «no eran ellos». No le quedaban horrores por ver al pobre hombre, no, que luego pasa a quejarse de los relanzamientos que se hacen manteniendo un nombre viejo con personajes completamente nuevos, lo que muchos ahora llaman «personajes de legado». Y no le falta razón, por mucho que nos guste Starman o Sandman, ¿para que carajo enterrar a Wesley Dodds o Ted Knight, cuando se podrían contar tantas historias nuevas con esos personajes? Recordemos, en el momento en el que se escribe el artículo, Starman es un señor que trabaja en laboratorios Star sin ninguna relación con los Knight…
Alaba mucho los Challengers of the Unknown de Jeph Loeb y Tim Sale por considerar que «trata a los personajes como seres humanos sin superpoderes», y pasa a alabar como los personajes han envejecido «a diferencia de otros personajes de DC». Personalmente no, no me gusta que los personajes envejezcan, porque en un universo compartido eso provoca ciertos problemas. Ya, ya sé que muchos pensáis que lo de la ilusión de cambio es todo un pretexto para mantener las marcas congeladas en el tiempo -que lo es- pero reconozcamoslo, Peter Parker siempre funcionó mejor de adolescente que en cualquier estado posterior, Batman con uno o dos Robins como máximo y Superman no debería ser prácticamente abuelo. Y si seguís pensando que éso es buena idea, preguntadle al tristemente desaparecido Akira Toriyama, que hizo abuelo a Son Goku y en cuanto pudo lo convirtió en un crío otra vez.
Termina el artículo hablando de la actualidad del momento, con el regreso del Capitán Marvel en La Guerra de los Dioses (¿no había vuelto ya con la JLI?) y la rumoreada vuelta de la Sociedad de la Justicia de América, recordando que estos personajes tan veteranos funcionan mejor en su estado original aunque no parezca «realista» y que lo peor que podría pasar es precisamente que los reinterpretaran así. Y pone la puntilla diciendo que si alguien quiere una versión «adulta» del Capitán Marvel, que ya la tiene en Miracleman, y que nadie va a hacerlo mejor que Alan Moore. Y sí, imposible imposible no será, pero hay que reconocer que no se equivoca. Afortunadamente y a pesar de algunos tropiezos, sabemos que DC acabó honrando a la JSA y el relanzamiento del Capitán Marvel no fue en absoluto atroz, porque Jerry Ordway honró bastante el legado de un personaje que, no nos vamos a engañar, en realidad no pintaba mucho en el Universo DC de principios de los 90…