Ya tenemos entre nosotros el comienzo de la nueva era de los Mutantes, Desde las Cenizas, era a la que han dado inicio Jed MacKay y Ryan Stegman (y JP Mayer y Marte Gracia) con sus X-Men. Un relanzamiento que para mí ha sido más que bienvenido porque necesitaba de una vez que Krakoa quedase atrás y poder disfrutar de nuevo de leer los cómics de Mutantes. Y debo reconocer que pese a algunas pequeñas dudas que sentía antes de leerlo, este primer número me ha resultado bastante prometedor, con algunos detalles puntuales que me han gustado mucho y la sensación de que las cosas parecen ir en la dirección correcta, o al menos en una dirección más atractiva para mí. Así que con SPOILERS por un tubo vamos a ver qué podemos esperar de esta nueva etapa.
Pese a que pueda sonar raro viniendo de mí, buena parte de las reticencias que tenía hacia esta nueva serie me venían por parte de Jed MacKay, ya que pese a ser un escritor cuyo trabajo me encanta y del que he hablado por aquí bastante a menudo (todo lo que ha hecho con el Doctor Extraño y Clea más el Caballero Luna) también tiene otros trabajos recientes que me tienen algo decepcionado. En concreto me refiero a sus Vengadores, una serie que también tuvo un comienzo prometedor pero en la que MacKay no ha conseguido mantener mi interés de la misma forma que en sus otros trabajos, en parte porque a veces me da la sensación de que su inspiración para escribir al grupo reside más en Authority que en los propios Vengadores. Pero dado que hay muchísimos más cómics suyos que me han gustado, y mucho, que cómics que no, sigue contando con mi confianza. Y estando acompañado de un dibujante como Stegman, que me encanta desde que empecé a fijarme en su trabajo en Veneno (aunque quizás sea demasiado “noventero” para algunos), tenía más a mi favor para confiar en esta serie.
Un aspecto que me ha gustado mucho de este primer número es que no se trata simplemente de un “back to the basics” sin más de esos a los que nos tienen tristemente acostumbrados en Marvel y DC en los que se ignora prácticamente todo lo de la etapa anterior como si no hubiese existido. Algo que sabía que no encontraríamos con alguien como MacKay escribiendo, ya que se trata de un guionista a quien le encanta jugar con la continuidad y el pasado de sus personajes. Pese a que tanto desde un punto de vista editorial como desde la perspectiva de los personajes todo esto se trata de seguir hacia adelante, a lo largo de este primer número sus protagonistas no dejan de lidiar con las consecuencias que arrastran tras la caída de Krakoa, el dolor por haber perdido lo que parecía la consecución de su sueño, la traición de aquellos en quienes confiaban, y el encontrarse con que la humanidad desconfía de ellos más que nunca y que los enemigos hechos en esa etapa aún se arrastran dispuestos a darles problemas.
Un enfoque que cuenta con su mejor representación en Hank McCoy, La Bestia, un personaje con el que hubiese sido muy fácil pasar de puntillas por todos los cambios por los que ha pasado en los últimos meses y limitarse a escribirle de nuevo de forma heroica y punto. Pero en lugar de eso nos encontramos con un Hank que además de recuperar su apariencia más clásica y su personalidad más cercana y amistosa, además de gustarle hablar de que fue un Vengador, también está lleno de tristeza porque él “no llegó” a conocer Krakoa. Sus recuerdos probablemente solo alcanzan a los tiempos en los que vivía en las Montañas Rocosas con los Nuevos Defensores y todo lo posterior son cosas sobre las que ha leído, siendo ese paraíso que fue Krakoa para muchos, aunque brevemente, algo que su otro yo mancilló y de lo que él no tiene ninguna memoria. Algo que espero que se explore en profundidad en los próximos números, ya que aunque resucitados por Krakoa hay muchos, incluyendo a personajes tan dispares como el Capitán América, Bestia se encuentra en una posición única que podría dar lugar a historias muy interesantes (y no muy alejado de lo que ha hecho MacKay con el Doctor y el General Extraño).
Otro aspecto con el que he disfrutado bastante en este primer número es con la dinámica entre los distintos personajes que forman esta nueva encarnación del grupo, ya que combina algunos viejos amigos que han trabajado juntos infinidad de veces con ex parejas llenas de tensión y algunos que apenas habían coincidido antes. Un aspecto este último en el que esa peculiar amistad entre Illyanna y ese Juggernaut dispuesto a probar como sea que merece ser un X-Men es todo un hallazgo que promete ser bastante divertido, especialmente con ese punto caricaturesco que sabe darle Stegman a su estilo y del que ya ha hecho gala aquí.
Y si hablamos de personajes no podemos dejar de lado a Magneto, uno que parece haberse tomado su papel autoimpuesto de reemplazar a Xavier de una forma un tanto literal, flotando por ahí en una especie de trono del que no le vemos levantarse, sin que quede claro si entre el final de Krakoa y el comienzo de esta nueva etapa ha sufrido algún problema que le impide caminar o si simplemente le gusta la imagen regia que transmite. Pero aunque Magneto ahora trata de darle una vez más una oportunidad al viejo sueño de Xavier, que Mutantes y Humanos puedan coexistir de forma conjunta en paz, actúa como una suerte de “hombre del saco” para la humanidad, dejando claro que la alternativa a esa coexistencia es tenerle como enemigo y que eso no es nada recomendable.
Pero no todo me ha resultado del todo tranquilizador. En esta nueva etapa se nos han presentado unos cuantos enemigos, por un lado una escisión de Orchis llamada Fourth School que busca combinar Humanos, Mutantes e IA para crear una nueva especie que herede la Tierra. Y por el otro tenemos a un misterioso grupo apodado 3K, a los que para ver hay que escanear un código QR que aparece en la última página del cómic y que nos lleva a una página extra en la web de Marvel (no es coña) en la que les vemos conspirando en las sombras (aunque alguno que otro tiene una silueta familiar) para cambiar el mundo con propósitos aún desconocidos. Un grupo que me temo que se una a la larga lista de nuevas amenazas con diseños estrafalarios y efímera existencia que no han dejado de aparecer por todas partes en los últimos años y que probablemente tengan a su servicio a un pequeño ejército de “minions” sin personalidad que sirvan de carne de cañón en la próxima saga.
Con lo que sí estoy contento es con el trabajo de Ryan Stegman, entintado aquí por JP Mayer y con el coloreado del siempre excelente Marte Gracia. Se trata de un dibujante que entiendo que no guste a todo el mundo, de quien he leído que es demasiado noventero (y es algo con lo que no puedo estar en desacuerdo) y yo soy el primero en reconocer que no me suelen gustar los diseños de trajes que hace. Pero pese a ello se trata de un artista que sabe narrar bastante bien, a quien se le da de miedo la acción y con un gran dominio del lenguaje corporal de los personajes, que transmiten a la perfección cómo se sienten no solo por sus expresiones faciales, sino por sus posturas, por cómo se “mueven”. Por lo que contar con un dibujante así en una serie en la que la interacción entre los personajes será tan importante o más que las grandes batallas, es para mí todo un acierto.
De momento este primer número me ha dejado bastante contento, y aunque no las tengo todas conmigo confío en que esto acabe siendo el comienzo de una gran etapa. Una serie a la que en las próximas semanas se irán uniendo el resto de series que conformarán esta nueva era de “Desde las Cenizas” y entre las que hay alguna que otra a la que tengo bastantes ganas y de las que espero que me devuelvan las ganas de leer mes a mes las series de Mutantes. Pero ya habrá tiempo de hablar de todo eso más adelante.