El viernes pasado M’Rabo estaba bastante perplejo por la caracterización de Reed Richards, un personaje al que no acaban de captar los guionistas de hoy en día, que en el mejor de los casos muestran como el típico científico distraido y en el peor como un maltratador que manipula a sus amigos y su familia para que tomen parte en sus extraños experimentos. Y todos fracasan en ello, porque todos sabemos que si Ben Grimm es el corazón de los 4 Fantásticos, Reed Richards es su alma. Aunque algunos digan que no cree en el alma, porque no tienen ni idea de que es ser un científico y, por lo que leo en este cómic, tampoco tengan la menor idea de que va el arte de los últimos ciento cincuenta años o, ya puestos, sobre la neurología de los últimos treinta.
Sí, todo viene a cuenta del número 714 de Fantastic Four, el cómic en el que Reed no solo niega la magia como si la ciencia fuera un dogma de fé, si no que también dice que «ninguna obra de arte ha provocado en él la más mínima respuiesta emocional». Acto seguido, Alicia llega a decir que el arte es magia, y el guionista Ryan North usa esa conversación para llevarnos a la escena en la que se encuentran con vampiros. Y claro, entiendo el cabreo de M’Rabo, pero a la vez… Es que esto es mucho más profundo, va mucho más allá. Empecemos por lo sencillo:
¿QUÉ ES LA CIENCIA?
No soy científico, pero una de las cosas que más me gustaban de la etapa de Ryan North era que usaba conceptos científicos y el motor de varias de sus historias eran teorias científicas bastante recientes, igual que Kirby y Lee habían hecho en su etapa y pocos de sus sucesores han tenido en cuenta porque bueno, «ésto son superhéroes y no ciencia ficción». Tontos hay en todos lados, vaya. La cuestión es que una visión tremendamente miope de la ciencia o, lo que es lo mismo, alguien que no sepa que es la ciencia, puede pensar que es un sistema de creencias. Que es la opinión de unos señores que opinan que han llevado a la humanidad a la luna o a las profundidades del océano, pero que su opinión es tan valida como la del chamán que te cura divorcio te cura mal de ojo y te cura depresión y migraña. Y no, no es lo mismo, porque la pieza fundamental de la ciencia, de todo lo que consideramos como conocimiento y no suposición o rumorología, es que se tiene que basar en hechos. Que absolutamente todo lo que dice tiene que estar basado en algo comprobado, y se construye sobre ello, porque lo que no tiene esa base -no tiene base- es teoría cuando no directamente especulación. El considerar que Reed Richards o cualquier científico se plantaría ante el Doctor Extraño y le diría «no creo en la magia» es de imbéciles, sobre todo cuando el propio Doctor Extraño ha llegado a definir la magia como un «estudio de fuerzas», fuerzas que el sentido más clarkiano de la palabra se escapan al conocimiento humano actual. Porque esa es otra, Reed Richards es un científico de tebeo y es experto en todas las disciplinas científicas, con lo que es realmente consciente de hasta donde llega nuestro conocimiento… Y nuestra ignorancia.
Porque la base de la ciencia es netamente socrática, el «solo sé que no sé nada»; una vez reconoces tu ignorancia y tus ideas preconcebidas, tus prejuicios, puedes empezar a aprender. Y te aseguro que lo que le gusta a Reed no es inventar cacharros loquísimos, si no aprender, explorar, investigar, descubrir. Ése es el alma de los 4 Fantásticos, el amor al conocimiento, al universo, a todo, y si Reed Richards encuentra algo que no entiende, se vuelve loco por intentar entenderlo. Si Reed ve vampiros es lógico que no se quede con la primera explicación -son vampiros- pero lo que no tiene sentido es que piense que Mefisto o Drácula no existen… Aunque a posteriori les acabe encontrando una explicación científica. Que ojo, la ha conseguido, tanto el vampirismo de Marvel como Mefisto, el diablo, tienen una explicación y una procedencia clara. Y si le das tiempo suficiente, Reed Richards te explicará la magia, pero te aseguro que dejará claro que lo que otros llaman magia existe, aunque le acabe cambiando de nombre porque, efectivamente, todo fenómeno que desconocemos pero que tiene un resultado «real» lo llamamos magia porque es incomprensible. Vamos, que llamamos magia a lo que no conocemos, y sería más lógico decir que Reed no considere que haya fuerzas «imposibles de explicar» en el universo, que es la definición que tienen muchos de la magia. Aun así creo que lo importante es quedarse con la idea de que Reed investigaría la magia encantado, otra cosa es que tenga otras prioridades porque un Reed tecnomago no le interesa a los editores y guionistas de Marvel. Y dicho esto, vamos a la pregunta realmente complicada del cómic…
¿QUÉ ES EL ARTE?
Si lo decimos muy rápido, el arte es morirse de frío. Sí, vale, tenía que soltar el chiste idiota, pero la verdad es que en el cómic que tenemos entre manos Reed habla con Alicia de que las reacciones emocionales son signos de ser «artisticos, creativos». Y claro, eso hace que me acuerde mucho de la gran falacia de la psicologia/psiquiatría moderna, el concepto de que unos somos creativos y otros analíticos. Era una teoría elaborada de una interpretación bastante libre sobre algunos hechos, el pensar que el lado izquierdo del cerebro era creativo y el derecho era analítico, con lo que la predominancia de uno u otro lado dictaba el tipo de personalidad de cada individuo. Repito, era una teoría a partir de seccionar cerebros y ver como se comportaban, pero algunos la tomaron como dogma de fé y aunque en la actualidad es algo que está completamente rebatido, muchos siguen aplicándolo a su forma de ver el mundo, los libros que escriben y los cómics que guionizan. La ciencia es algo completamente creativo igual que buena parte del arte viene del análisis y la investigación. No me hace falta recurrir a un artista/ingeniero como Leonardo Da Vinci, el pintor más importante del siglo XX, Pablo Picasso, era muy minucioso en su análisis, un investigador nato. Probar nuevas formas de representar, de componer, de usar el color, forzar la percepción y demás cosas que hace el arte, no nacen de una creatividad mágica «y emocional», nacen del análisis consciente o subconsciente. Porque sí, hasta el guionista de cómic que se pone hasta arriba de LSD ha elaborado un proceso mental, consciente o subconsciente, para llegar crear los mundos absurdos que te presenta. El arte y la ciencia son productos humanos, áreas de conocimiento puras y duras, y aunque entiendo perfectamente que North quería presentar una historia en la que Reed Richards se plantaba ante algo que no conoce, usando como símil el mundo del arte -que entiendo perfectamente que no conozca- el plantearlo como que carece de una respuesta emocional ante el arte me parece lo dicho, muy torpe.
Porque el arte no solo son cuadros, es escultura, es música, es cine, es cómic, es arquitectura. Y Reed Richards ha tenido respuestas emocionales ante estructuras alienígenas gigantescas, en eso creo que podemos estar todos de acuerdo, y éso era arte alienígena. No, no tiene ni idea de pintura y admite su ignorancia, pero desde la ignorancia también puedes tener una respuesta emocional y que un cuadro te parezca bonito o feo, un simple juicio de valor estético. El que lñuego Alicia hable de que el arte «es intuitivo, no deliberativo» para que acto seguido diga que la obra la completa el espectador no solo me hace pensar que North no tiene ni idea de arte, si no que su concepción del mismo se quedó en el romanticismo y un par de semanas antes de que Cezanne empezara a subir al monte a pintar. No, el arte es profundamente analítico y es un debate constante, y me parece irónico que justo después Alicia diga que la obra de arte lo que hace es plantear un debate que completa el espectador, porque precisamente la gracia del arte está en que todos completamos la obra con nuestro conocimiento, experiencias y sentimientos.
En resumen, la creatividad, a un nivel consciente o subconsciente, es analítica. Profundamente analítica, porque cuando no es creativa, es repetición de lo que ya se ha hecho, recombinar elementos como una IA. Lo que no debemos confundir jamás es ser capaz de «pensar fuera del tiesto» con ser creativo, y decir que esa habilidad para buscar soluciones no convencionales es ser «creativo». Porque eso sería decir que ser analítico es ser cerrado de mente y ser el científico gilipollas que se planta delante del MoMA en mitad de una invasión vampirica y dice que «los vampiros no existen», ¡pues vaya científico de mierda!