Y terminamos nuestra Semana de los Asistentes (¡Ya podría haber sido un mes!) con la crónica de la ComicCon de Portugal de este año que nos ha enviado el camarada ZatannaSay. Nosotros por nuestra parte volveremos la semana que viene con nuestra programación habitual (snifs) Pero desde ya animo a todo el mundo a enviarnos sus colaboraciones que pienso insistir todo lo que pueda a Diógenes para hacer mas Semanas de Vaca… de los asistentes.
Este año de 2024 he podido acudir a la ComicCon de Portugal. Y por casualidades, me dijeron que aceptaban en este blog una colaboración mía con mis impresiones sobre ella. Pues allá voy. Que se atengan a las consecuencias y que pese sobre sus conciencias.
Yo ya había acudido a las pasadas ComicCon de Portugal, Pero el traslado de Oporto a Lisboa me impidió acudir a ellas, (También es que los invitados no me justificaban los largos paseos por la costa Atlántica) Pero este año la ComicCon volvió a Oporto, supuestamente por la efeméride del 10º Aniversario. Así que han puesto fácil a este gallego del sur, el acudir a ella. ¡Ojo! Décimo aniversario desde su primera edición, que no décima edición. Es lo que tienen las pandemias mundiales. Que te suspenden los encuentros multitudinarios y te descuadran los aniversarios. Lo cierto, es que algún pajarito me chivó, que la verdadera razón de la vuelta es que no les fué demasiado bien en Lisboa. Poco público recibían. “¿Pero si es la capital, y tiene mejores conexiones con Madrid?” Repliqué. “Pues ya ves” Me respondieron. Mi conclusión, nada parcial ni sesgada por supuesto, es que alejar la ComicCon de Galicia es sinónimo de fracaso; pues les faltaba yo.
En cuanto al evento en sí. Es un muestrario de mil actividades publicitarias. De una marca de Cafés (Con la que obtuve una bonita sudadera con el escudo del capitán América por cierto), de una empresa de escape de escenarios. De una empresa juguetera de bloques de construcción de plástico que ya os imagináis. Y de productoras audiovisuales que haciendo promoción de sus series y películas son los que ponen más dinero y medios. Como traer actores. Finn Jones, el actor que hace de Puño de Hierro en su propia serie y en Defensores, seguramente el más importante este año.
Por cierto y a colación de esto último. En el hostal charlando con la recepcionista, preguntó a donde íbamos, y le dije que a la ComicCon. Que había autores de cómic a los que quería ver.
Y le pareció curioso, pero se quedó con cara de extrañeza. Para explicarle un poco, le comenté que también había actores como una de las secundarias de Harry Potter. Fue oír eso, y de repente estaba totalmente entusiasmada. ¡Ay! La diferencia de popularidad de los medios. Una actriz de relleno de una franquicia de cine llama a las masas. Tener a media docena de figuras internacionales del medio solo llama a unos pocos conocedores del tema. Bueno. ¡Mejor para mi!
Siempre son así estos eventos. Pero pudiendo comparar desde sus inicios, os puedo decir que va a más cada año. Los primeros años era más libre. Los primeros años Lloyd Kaufman tenía un puesto vendiendo carteles de sus películas, que te firmaba junto a todo lo que le pusieses en la mano. Hermann me dibujó la cara de Barney Jordan, mientras me explicaba en español, como aprendió el idioma para leer la literatura del realismo mágico sin traducción. Francis Manapul se puso a hacer dibujos en acuarela a absolutamente todo el mundo, aun sin cómic que firmar, a velocidad supersónica y maratoniana, saltándose los horarios de firmas y poniendo en apuros a los organizadores. Carlos Pacheco le dijo a una de la organización, que aun no iba a donde le decían que tenía que ir, porque tenía que hacerme un dibujo a mí; que después de cortarme la cola dos veces en las narices, no podía dejarme sin dibujo. Eso queda para el recuerdo eterno Carlos. Siempre aprovecharé cualquier excusa para volver a contar esta historia.
Pero esa deriva de este tipo de eventos todos la conocéis de sobra. Y aquí entra a colación el tema, de como las Comic Con son esos eventos popurrí de mil cosas; que han solapado lo que debería ser su tema central. El cómic, que por algo así es como se llaman estas marcas registrad… ¡¡estos eventos!! quise decir. Es indicativo de muchas cosas, que el cómic no tenga sección propia en la página de Internet. Está dentro de una genérica sección llamada “Literatura”.
Una vez entras en ella, aparecen los autores de cómic mezclados con los escritores de novelas de fantasía. Por cierto, hubo una buena cantidad de escritores portugueses, no sé si eso es indicativo de un ascenso del género en Portugal o no; pero otros años había muchísimos menos. Pero lo cierto, es que cosas como el cosplay tenían sección propia, mientras el cómic no. Doloroso.
Sobre los invitados, pues se ve la diferencia entre los europeos que se prestan a las filas de firmas y hacen un dibujillo de cortesía para el aficionado. Estuve encantado de tener enfrente a un gigante como Boucq, al que llevé los voluminosos integrales de Bouncer y de Cara de Luna.
Me llamó la atención, el éxito de Lafebre, generando unas colas enormes. Colas superiores a las de Boucq, y con los portugueses emocionados de tenerlo cerca. Parece ser, que Lafebre se está convirtiendo en una estrella a nivel europeo; pero que los españoles no lo percibimos por ser un paisano nuestro. Ahí queda eso. Por Canales, Teresa Valero o Miguelanxo Prado ya no hice colas, por la cosa de que puedo verlos cada año prácticamente. Me centré en aquellos, que pudo ser esta, la única vez que los vea en la vida. Y por otra lado, están los estadounidenses. Que participan en el Artist Alley y te pueden cobrar hasta por las firmas. Dos tipos de encuentro totalmente distintos. Y que va por la cultura de cada sitio.
Estaba Mike Grell, con una energía envidiable y mucho humor. Al llegar a su lado, y agacharme para dejar la pesadísima mochila de cómics en el suelo; sudando como estaba yo, de cargar la mochila y de la caminata por el laberíntico recinto. Se sacó su característico sombrero vaquero para abanicarme mientras se echaba unas sanas risas a mí costa. Simpatiquísimo y amable. Le encargué un Warlord; y cuando me puse a su altura para sacarme la foto junto a él y el dibujo, me palmeó la espalda diciéndome: “No te agaches, tu que eres alto aprovecha” o algo similar. Frank Cho, alegre y sonriente, pero con una tabla de precios prohibitiva para sus trabajos. Aunque luego se puso a hacer caras muy sencillas a precios razonables, si lo que querías es llevarte un bosquejo de su arte. Eso sí, las firmas son gratuitas con él. Ryan Ottley estuvo un tanto desaparecido. Muy amable, y hasta hizo algún dibujo espontaneo a algún afortunado. Pero fuera de las firmas de la ComicCon no se le vio mucho.
Stan Sakai. Aquí me detengo y suelto la chapa. Fue la principal razón por la que fui a Oporto. Usagi Yojimbo es una de mís obras de referencia y ver a su autor era un gran deseo. Amable y humilde hasta lo indecible. Asentía mucho, pero hablaba poco y bajo. Me hizo un esbozo rápido y grande de Usagi en uno de los tomos, con eso ya me sentía absurdamente afortunado. Viendo que en su carpeta de dibujos tenía precios elevados, no me atreví a pedirle nada. Pero al día siguiente, ya tarde, le vi poner tarifas y eran asumibles. Estaba madurando en mí cabeza, la idea de tener a Usagi y a Tomoe juntos. Que le voy a hacer; soy un idealista empedernido, quiero darles la felicidad a mís personajes favoritos. Y ellos dos no pueden expresar su deseo de estar juntos (Entre otras cosas, por que el gilipuertas de Usagi está más enamorado de la idealización del papel de ronin que ha asumido, que de cualquier otra cosa y… Sí, ya paro de delirar)
Así que le pregunté, si podía ponerme a los dos mirándose el uno al otro con amor en una misma hoja de papel. Me dijo que no. Que no tenía ese papel, que él hacia esos bocetos en el papel de la ComicCon. Bueno. Pues hágame dos que juntos formen una pareja. Cada personaje en una hoja distinta. Se lo pedí con poco margen de tiempo, y con el corazón en un puño esperando el no. Pero me respondió que se ponía a ello. El resultado unas horas después fue bellísimo. Con los dos personajes llenos de expresividad. Transmitiendo sentimiento, que es lo que más me importa siempre. Pero también agridulce; la escena de amor, que yo imaginaba de reunión de los amantes, era realmente de imposibilidad del amor. Amanogawa separa a Shokujo y Kengyu. Los que lean Usagi Yojimbo entenderán la referencia. Pero de alguna manera me gustó más. Pues tiene más peso que una simple escena idealizada. Tiene mucho más sentimiento y más historia que cualquier pose genérica que te suelen hacer en estos sitios.
Personalmente, pues no lo aproveché todo lo que hubiese querido por problemillas personales diversos. No podíamos aprovechar toda la mañana. Y todo eso me dejó muy agobiado al final. Demasiado apuro. La sensación que me quedó, fue de haber pasado mucho tiempo en las colas de firmas. De haberme faltado tiempo para hacer cosas en algunos puestos. Es una experiencia cara. 35 euros la entrada comprada en taquilla para el día, y sientes la necesidad de rentabilizar la experiencia. Añade billetes de transporte, hostal, comidas, caprichos. Toca calcular muy bien los tiempos, y aprovechar las horas de poca afluencia de público, para poder participar en según que cosas que me podían interesar realmente; como sacarme las fotos al volante del coche de Lego a tamaño real, o al del coche de los cazafantasmas. -Mención especial, al simpatiquísimo grupo de cazafantasmas, compuesto por españoles que se personan en estos sitios con un esfuerzo y un amor por la afición encomiables. O como explorar el espacio de máquinas recreativas; sobre todo de esas que prácticamente solo se pueden ver en fotografía. Y que sean unos muebles tan específicos, que es imposible replicar la sensación de ninguna otra manera. El jugador que hay en mi, agradeció muchísimo probar en persona. Máquinas como la panorámica de Darius Burst Ex, o máquinas musicales como Nostalgia o Project Diva.
El Sábado se llenó de gente a un nivel agobiante. Tiendas a rebosar de figuras de anime, de espadas replicas de armas de anime y videojuegos, tiendas de videojuegos retros, de chuminadas de dulces y refrescos japoneses, de fundas de almohadas con personajes de anime, de… mil cosas. Ahí hicieron su Agosto. Aunque el Viernes por la tarde ya hubo mucha gente y ventas. Pero solo una vendiendo cómics, el Fnac. Otra realidad bien conocida. Ahí descubrí, que en Portugal Bouncer está editado al completo. Mientras que en España se vende un “Integral” que es incompleto. Quedan unos cuantos álbumes por tener una primera edición.
A ver el año que viene. Me tocará planearlo un poco mejor y esperar la oportunidad que brinden para encontrarme con figuras prominentes del cómic. Espero no tener los apuros de esta edición. Y poniéndolo ya con un poco de perspectiva, lo cierto es que esta ComicCon me ha dejado muy buenos recuerdos. Me duelen más las oportunidades perdidas por no acometerlas; que las oportunidades que sí disfruté aunque me hayan costado más de lo que pensaba. Así que sin pena.