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La única esperanza de la humanidad es Walter Simonson: El día en que Frank Miller salvó Marvel (XXIV)

Pero qué bonito es el amor. Battlestar Galactica no cambiaría la historia del cómic, pero no deja de ser la serie en la que Walter Simonson trabajó como autor completo con su futura esposa Louise como editora. Y ya solo por eso, por reunir a la pareja más encantadora de la historia de Marvel y DC, pues como que ya tiene garantizado su puesto en la historia. Pero bueno, si la idea es comparar Galactica al Daredevil de Miller, pues como que me parece que sois un poco cabrones…

¡Ese Volstagg espacial ahí al fondo, chupando portada bien fuerte!

Lo primero de todo es recordar que BattlestaR GALACTICA (no es una errata, se escribía así y les debía de parecer requetemolón) fue una serie estrenada en 1978 por el creador de El Coche Fantástico, Glen A Larson. La serie aparece aprovechando el éxito de Star Wars el año anterior y cuenta con el diseño artístico del mismísimo Ralph McQuarrie, el principal visionario de los mundos y naves de la saga de George Lucas, con lo que esta claro que en NBC/Universal no repararon en gastos… Y por eso la serie ni siendo el mayor éxito del año consiguió llegar a ser rentable. Galactica duraría una temporada en todo su esplendor, y a partir de ese momento empezaría un lamentable recorte de gastos que engendraría la muy olvidable Galactica: 1980 en la que se pasaba de la grandiosidad de las maquetas y escenarios espaciales a los pedestres escenarios de la Tierra de 1980 que arrastraron la serie al más profundo de los fondos de las listas de audiencia. Y en medio de todo esto, a Marvel se le ocurrió comprar la licencia de Galactica y hacer tebeos con ella, con lo que no es de extrañar que en enero de 1981 se publicara el último número de la serie, el 23. Sí, justo hemos llegado por los pelos para leer el último número de la serie, ¿no somos afortunados?

Este señor se llama Boomer, y su nombre ha pasado completamente de moda y hasta parece sucio. Boomer. Puto Boomer. Que asco de Boomers…

¿La historia del cómic? Un pelín enrevesada, a pesar de que básicamente lo que nos cuenta es que la flota de la humanidad que escapa de la extinción a manos de los malvados cylones (que eran Terminator antes de Terminator) se encuentra con un pequeño problema de robos dentro de la flota, porque un grupo de criminales desconocido está saqueando algunas de las naves, con lo que la mayor parte del cómic es una aburridísima investigación a cargo de personajes como Apolo, Starbuck, Boomer o un tal teniente Jolly, que creo que Simonson se inventó para la ocasión. Dicho esto me toca hacer una aclaración, si en otras ocasiones procuré simular como que desconocía los numeros posteriores y anteriores al cómic del que hablo cada semana, en este caso no me he leído un solo cómic de la Galactica de Simonson. Sí, es algo lamentable teniendo en cuenta que es uno de mis autores favoritos -si no el que más, procuro no hablar en absolutos- pero la serie es complicada de conseguir y no tiene ninguna pinta de que la vayan a reeditar. Lo que es peor, es Simonson aprendiendo a guionizar, y me da miedo de lo que me pueda encontrar…

Eso sí, como dibujante Walter Simonson estaba ya en plenas facultades.

Y lo que me he encontrado es un dibujo bastante sólido en el apartado gráfico -con el entintado de Klaus Janson, que como ya sabéis en ese momento estaba encargándose de las páginas de Miller en Daredevil- en el que Simonson demuestra como dibuja naves espaciales como nadie, y con un guión que como ya decía, es tremendamente enrevesado inútilmente, pero que acaba atando todos sus cabos sueltos justo para cerrar la serie y darle una conclusión más o menos satisfactoria a pesar de que para entonces ya se había emitido Galactica 1980 y se había dejado claro que la flota de la Galactica acabaría llegando a la Tierra y trasladando su guerra con los cylones hasta nuestra puerta (gracias por nada). Las páginas de Simonson sufren con la caracterización de tanto personaje televisivo con tanto parecido forzado a sus homólogos televisivos, y se nota que para él es mucho mejor empezar por un solo personaje que lleva dibujando desde que era un crío (Thor) e ir abriendo la serie a varios secundarios. Sin embargo, es de valorar su valentía o locura, porque constantemente está pasando de un personaje a otro en una historia más o menos coral en la que, como decía, tiene que limpiar todas las tramas sueltas y por eso acaba teniendo que hacer aparecer a última hora a varios personajes para que tengan su historia cerrada y sacarlos a todos sonriendo al final.

¿Se echa en falta a John Workman? Sí, pero ya se ve de sobra que Simonson ya iba en esa dirección desde un primer momento.

Y al final el cómic es eso, una curiosidad de ver cómo se formó Simonson como guionista, algo que tal vez vuelva a revisitar en un futuro para ver su evolución completa; por lo que recuerdo cuando intenté empezar a leer estos cómics y los suyos de Star Wars, la cosa no es muy salvable y el salto de calidad a su llegada a Thor es tremendo… Pero mejor no vendamos la piel del geólogo antes de cazarlo, ¿vale?

Bueno, algunos tebeos no iban muy allá, para qué engañarnos.

La semana que viene tenemos a los Vengadores tras la debacle de su número 200, con David Michelinie y Carmine Infantino siendo entintado por el recientemente fallecido Dan Green. ya queda menos para llegar al final de esta serie y a ratos parece que el pescado ya está todo vendido, pero en dos semanas vamos a tener algo que seguramente os va a sorprender…

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