No entiendo lo de «What If…? Dark». Se supone que es una versión oscura de los What If de toda la vida, pero con un giro oscuro y siniestro. Vamos, como si los What If originales no fueran completamente chungos y siniestros de por sí, que no olvidemos que casi todos acababan como el rosario de la aurora con el fin del universo y cosas peores, como si Marvel intentara por todos los medios justificar todas sus decisiones editoriales y decirles a los lectores «que ya se que no te gusta que zutanita girl se cayera por las escaleras y se matara, pero es que si no Marciano Man no hubiera descubierto la cura de la puticosis cósmica y el Doctor Mamporrero se habría vuelto malo y habría hecho un colisionador de galaxias que se lo habría cargado todo. Pues vale, no se que hay más «Dark» que éso.
El tebeo que tenemos sobre la mesa con horrible portada de Greg Land -más de veinte añazos y sigue el cabrón igual, si es que no hay quién lo entienda- pretende contarnos que habría pasado si en vez de matarse Gwen el que hubiera acabado bajo tierra fuera Peter al intentar salvarla. Su muerte es un pelín absurda -salva a Gwen, pero el Duende Verde corta la telaraña con la que se balancea y acaba rompiéndose el cuello- pero la gracia del asunto es que el cómic viene firmado en parte por el guionista original del cómic, Gerry Conway. Empieza con cuatro primeras páginas sacadas directamente del cómic original de Conway y Gil Kane, pero continúa directamente con el cómic con argumento del propio Conway y guión de Jody Houser, también coargumentista, y dibujos del nunca suficientemente valorado Ramón Bachs. Y seguramente por éso me interesa principalmente el cómic, porque siempre ha sido un dibujante que me ha gustado desde que trabajaba para Dark Horse en Star Wars y antes de todo aquello hacía sus pinitos en la línea Laberinto con aquello de Yinn (aunque no me voy a poner medallas ojo, que esto último no lo leí en su día).
Uno de los principales problemas de estos What If que tratan de encajar tan bien con la historia original suele ser precisamente eso último, el encaje. El conseguir pasar de un Gil Kane de hace cincuenta años a un dibujante actual trabajando sobre las modas y diseños de personaje de entonces, de su forma de narrar. Bachs funciona perfectamente en esa tarea, no dedicándose a la imitación pero si haciendo una emulación bajo su propio estilo, manteniendo una narración basada en Kane y otros autores de la época pero que se rompe en distintos momentos clave. El homenaje a la cuatricomía con sombras realizadas a partir de tramas pone la guinda gráfica al pastel, que a la chavalería recordará a otros dibujantes actuales como Chris Samnee. Y aun así pues oye, que yo veo esto y no dejo de pensar en que esta historia es completamente chorra, irrelevante, tontorrona y otro de tantos What If que no va a ninguna parte, sea Dark o no.
Porque el cómic lo que nos cuenta es tremendamente absurdo ya en su propio argumento; Gwen descubre que Peter es Spiderman y por eso decide «vengarlo», haciéndose con su traje y lanzarredes y tratando de utilizar su perfil científico para convertirse en Spiderwoman, pero sin poderes. Usando gadgets y con la ayuda de Harry Osborn, consigue ponerle una trampa al Duende Verde y atraparlo en una bomba de telaraña, pero cuando está a punto de matarlo con la pistola de su propio padre, el Capitán George Stacy, se ve incapaz de ejecutarlo a sangre fría y la abandona, provocando que Harry la recoja y vengue a su amigo Peter matando al Duende, momento en el que descubre que éste último era su padre Norman y le da el jamacuco que le da siempre, provocando que al final del cómic se convierta en otra versión del Duende Verde y Gwen en otra de Spiderman… Aunque siga sin sus poderes, con los que imagino que se romperá los brazos al tratar de balancearse en telarañas y esas cosas.
Ya digo, no me interesa la historia que me cuentan, si no cómo la cuenta Bachs. Siempre pensé que estas historias de «variantes» tenían potencial, y el único que lo vió muy apropiadamente fue el mismísimo Mister Mobius en persona, Mark Gruenwald, que creó su propia saga de un tiempomoto dentro de What If. Años más tarde, en la serie de animación, crearon una situación parecida, y éso sin hablar de la propia serie de Loki, pero a la hora de la verdad What If en los cómics no ha dejado de ser una mera curiosidad, y éstos especiales puntuales no hacen otra cosa que reafirmar la idea de historias totalmente prescindibles, que en el fondo son todas iguales y que creo que para la mayor parte de los lectores no provocan ni el más mínimo interés. Pero vaya, que yo debo de estar equivocado porque estos especiales no dejan de asomar, supuestamente apelando a una nostalgia rara o yo que sé.
A todo ésto se unen las series limitadas «nostálgicas» con las que nos regala Marvel últimamente situadas en épocas anteriores de los personajes -sobre todo los 80 y 90- con autores de la época en muchos casos volviendo a sus personajes. Son historias que a priori está bien verlas, pero que aun así son proyectos puntuales en los que no hay ninguna intención de ir más allá, a diferencia de lo que está haciendo DC de poner a esos autores al frente de series regulares. Es como si Marvel no quisiera «avejentarse» demasiado y tuviera miedo de meter el dedito en la piscina, mientras que la DC postDiDio se hubiera desmelenado por completo y ya no tuviera miedo de hacer lo que le venga en gana. Así que en el debate entre Marvel y DC, en este caso, habrá que darle la razón a DC…