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Embarrando héroes (I): Pues ahora soy malísimo

Superman malo. Capitán América malo. Lobezno malo. Batman malo. Spiderman malo. Es un tópico habitual en el género que no paramos de ver constantemente, pero tradicionalmente no tenía la tenebrosa literalidad de la actualidad. Porque cuando veíamos un Spiderman malo, lo que veíamos era a criaturitas como Veneno o Matanza, pero no a Peter Parker siendo malo. Sinestro podía ser el reverso tenebroso de Green Lantern, pero Hal Jordan no se iba a volver loco y provocar masacres, se guardaban las distancias. Y entonces, así de sopetón, Hal Jordan se convirtió en un monstruo.

Se ha vuelto loco, loco, loco…

Preguntadle a cualquier fan del personaje como de chungos fue el periodo entre mediados de los noventa y mediados de los dos mil en los que Hal Jordan se había convertido en el villano Parallax solo porque en DC pensaron que el personaje estaba caduco y necesitaba un relanzamiento; lejos de hacer lo lógico y jubilar al original o ponerlo a otros menesteres como hicieron en su día con Alan Scott, Kyle Rayner era el único Green Lantern del universo y vivía limitado a la TIerra, olvidándose del resto del universo porque tenía que ser una especie de Peter Parker. El caso de Hal Jordan es más sangrante de lo habitual porque no solo había sido sustituido, si no que el cambio se realizó con la vocación de que fuera completamente permanente, sin ningún tipo de intención de deshacerlo a corto o medio plazo. La situación se volvió tan penosa que, cuando Hal Jordan acabó volviendo en una miniserie bastante mediocre, los lectores aplaudieron a rabiar y aceptaron al retornado Hal, a pesar de que en realidad el Hal que les estaban entregando tenía otra personalidad que poco o nada tenía que ver con los cómics clásicos del personaje. Pero daba igual, compraban lo que fuera con tal de tener a Hal de vuelta.

Ay…

Otro personaje convertido en villano fue Batman; el personaje ha tenido tradición de tener «reversos tenebrosos» con personajes como Bane, su versión Thomas Wayne o, más recientemente todavía, el Batman Que Ríe. Pero lo de Batman fue más lamentable porque su caída en desgracia ha sido mucho más sutil y permanente, y es que el personaje pasó de ser un detective con un exterior duro y reservado pero con un corazón de oro -no, no estaba mal de la puta cabeza, aunque si lo sometiéramos a las reglas del mundo real no sea muy cuerdo lo que hace- a transformarse en un psicópata «preparado para todo» que tenía sistemas para anular y hasta matar a todos sus compañeros de la Liga de la Justicia. Sobre el papel éso podía hacer parecer a Batman como un «puto amo» en la línea de la etapa de Morrison, pero a la vez distaba mucho de aquel Batman al que Superman le entregaba el anillo de kriptonita de Lex Luthor «porque era la única persona a la que podía confiársela». Y no, no convertía a Batman literalmente en un villano, pero lo colocaba en un gris bastante más siniestro y para las generaciones posteriores el personaje pasó a ser un antisocial paranóico, dando a pie a barbaridades como el Hermano Ojo y demás barrabasadas.

¿Era una buena idea o una catástrofe espectacular? Como siempre, todo estaba en los detalles… Y en la ejecución.

En DC hemos tenido casos más sonados (Injustice y demás Elseworlds), mientras que en Marvel los casos son más puntuales; Lobezno poseído por Apocalipsis y la Mano es una historia que no tuvo nunca muchas secuelas, a pesar de que lo que ocurría en ellas debería haberlas tenido. No es lógico que Lobezno trate de matar a amigos y aliados, sobreviviendo buena parte de ellos por el canto de un céntimo, y todo el mundo enseguida vuelva a confiarle su vida y sus sueños inmediatamente, ni tampoco que el propio Logan no trate de apartarse de los demás o tenga secuelas psicológicas después de semejante trauma (trauma que, por otro lado, no deja de ser uno que ha definido casi toda su existencia). Pasa algo parecido con el Capitán América nazi, que resultó ser una invención del cubo cósmico que no tenía absolutamente nada que ver con el Steve Rogers «de verdad», por lo que a pesar de que el condenado poco menos que convirtió EEUU en un estado fascista inmerso en una guerra mundial que llevó medio planeta a la barbarie, aquí no ha pasado absolutamente nada y estamos todos encantados de la vida. Son las políticas actuales, actos sin ninguna consecuencia a largo plazo, y éso es lo que descoloca completamente a los lectores, porque si antes era un tabú que los personajes pudieran morir, ahora el tabú que se ha roto es que los personajes cometan atrocidades.

Brian Michael Bendis dejó claro que no solo las cometían ahora, si no que lo llevaban haciendo durante años y años. Porque éso era lo «realista».

Y sí, estoy hablando de Mark Millar y Jonathan Hickman, dos autores que no se han cansado de hacer que los científicos de Marvel se conviertan en científicos locos o que los líderes de la comunidad superhéroica se transformen directamente en monstruos que deciden aniquilar universos enteros. Semejante locura podemos retconearla de un millón de maneras, pero a la hora de la verdad ningún lector se la ha «tomado en serio» y todos la sentimos como algo ajeno. Ningún lector veterano claro, porque hay otros que llevan diez años leyendo y para ellos Reed Richards es un monstruo, Hank Pym lleva cuarenta años torturando mujeres en su sótano y el Doctor Extraño come niños, seguramente también en su sótano. Y, por su puesto, a esa gente le parece que ésa es una visión más madura y verosimil de los personajes, porque su existencia debe de ser muy oscura o yo que sé, así que habrá que compadecerlos… Porque, mira tú que casualidad, ésa gente es la misma que detesta al Doctor Extraño, Hank Pym y Reed Richards. Que los llega a considerar los villanos de su propia serie, cosa que no tiene ningún valor ni hay por donde cogerla.

Lo menos escabroso del Doctor Extraño de Aaron eran sus hábitos alimenticios.

Porque al final, si -por ejemplo- me dices que a Spiderman le han inyectado el suero del Duende Verde y se vuelve loco y empieza a sentirse poseido por el Duende Verde y a hacer barbaridades durante dos años de la serie, vamos a tener gente que cree que éso es Spiderman. Autores futuros que fliparon con esa historia y querrán volver a repetirla, ampliándola y cada vez forzando más la máquina para que Spiderman sea más Duende (u Octopus, o el villano que sea) más todavía. Con esto no estoy diciendo que estas historias no se puedan contar, pero sí que tienes que tener muchísimo cuidado con lo que haces, porque para muchos el auténtico Spiderman es Ben Reilly o peor todavía, Otto Octavius. Sí, Spiderman tiene una protección factor 3420 porque es una estrella multimedia y todos saben quien es Tom Holland, pero a la larga la historia del Peter malo la contará alguien en la tele o en el cine y llegará a más gente, y el personaje quedará completamente mancillado y desacreditado. Peter Parker puede ser tentado por el diablo, pero se acabará negando, terminará haciendo lo correcto porque lo define es el pánico por volver a hacer lo que no debe, fracasar. Cuando una oferta es demasiado bonita para ser verdad, es que no suele ser verdad, suele ser un engaño.

Y ojo, que Superior Spiderman fue una genialidad.

Y lo que se aplica a Spiderman también se aplica a Superman, porque su caso es todavía más complicado (por no decir jodido) al ser un personaje que por su naturaleza mucha gente ya lo odiaba, pero de éso ya hablaremos mañana…

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