Tras la etapa anterior a cargo de Chip Zdarsky, que comenzó. bastante mejor de lo que terminó, nos encontramos ante un nuevo relanzamiento para Daredevil. Una nueva etapa que retoma los sorprendentes eventos de la anterior y en el que las desventuras del Hombre sin miedo se encuentran ahora en manos de Saladin Ahmed y Aaron Kuder. Y aunque Diógenes me diría que aun es pronto para hablar, este ha sido un comienzo no solo prometedor sino sorprendentemente clásico en su ejecución. Y como para hablar de lo que nos encontramos aquí es inevitable hablar de como termino la etapa anterior, aviso a quienes no la hayan leído aun que aquí encontraran unos cuantos SPOILERS.
Daredevil lo sacrificó todo para salvar a sus seres queridos, y quizás al mundo entero, de la diabólica amenaza de la Mano, acabando aparentemente con el poder detrás de estos y perdiendo su vida en el proceso. Pero meses mas tarde ha aparecido en Nueva York el Padre Matthew, un sacerdote ciego sin recuerdos de su vida anterior, absolutamente dedicado a servir a quienes mas lo necesitan pero cuyos sueños están plagados de imágenes de una vida que no reconoce y de un demonio que vigila cada uno de sus movimientos…
Tras el final de la etapa anterior, en la que mi interés en la misma había decaído con el tiempo, esperaba con ganas el inevitable relanzamiento para ver hacia que nuevos derroteros iba este personaje que de forma sorprendente ha mantenido una mas que solida trayectoria a lo largo de muchísimos años. Y que al frente de esta nueva etapa se encontrase Saladin Ahmed era algo que me provocaba sensaciones encontradas, ya que es un escritor que ha conseguido maravillarme con algunos de sus trabajos y dejarme absolutamente frio con otros, y no había forma de saber con cual de esas dos facetas suyas me iba a encontrar. Pero Ahmed es un guionista muy solvente y que ha sido capaz en el pasado de convertir en interesantes a personajes sosísimos como Rayo Negro/Black Bolt (y su Quicksilver también fue muy bueno ya que estamos), por lo que, muy apropiadamente hablando de un personaje como DD, tenia mucha fe en lo que podría hacer aquí.
Y con este primer numero me ha sorprendido muy gratamente, casi mas por como esta contando su historia que por lo que nos ha contado de ella. Este debut continua de forma directa donde se quedo la etapa anterior, con ese amnésico Matt Murdock convertido en sacerdote y ayudando a los mas necesitados, una premisa que temía que se arrastrase mas de la cuenta al menos hasta poder rellenar el primer recopilatorio. Pero lo que me he encontrado es un primer numero muy ágil, que en algunos aspectos mantiene un ritmo endiablado (es difícil resistir según que chistes) y en el que aunque no sabemos aun exactamente que es lo que le sucedió a DD no parece que Ahmed y Kuder quieran tomarse las cosas con calma precisamente. Una forma de llevar la historia que me ha hecho sentir como si estuviese leyendo un cómic “de los de antes”.
Porque este primer numero, aunque no deja de ser un prologo de la nueva etapa en el que se lidia con los flecos que quedaron de la etapa anterior, es uno de esos cómics actuales que no transmiten la sensación de ser simplemente veinte paginas de un tomo (o cuarenta en este caso concreto). Aquí se nos presenta una historia mas o menos completa que sirve para enlazar ambas etapas, suceden un montón de cosas a un muy buen ritmo, y DD tiene tiempo de evolucionar sin terminar siendo exactamente el mismo que era cuando este numero comenzó. Una serie de situaciones que yo daba por seguro que tardarían cinco o seis números en darse. Aunque espero que esto no sea simplemente la forma que ha escogido Ahmed para acelerar las cosas hasta poder contar SU historia sin tener que lidiar con la etapa anterior.
Pero esta sensación de estar leyendo un cómic de los que últimamente se hacían pocos, no se ha limitado a esa forma ágil de manejar el ritmo de la historia que consigue que la lectura de un simple numero resulte de lo mas satisfactoria. Aquí encontramos también el uso de otros elementos que parecían relegados al pasado, que ya hemos visto profusamente en las imágenes anteriores, como son los bocadillos de pensamiento, aunque aquí estén disfrazados de cajas de texto. Una herramienta narrativa que nunca seré capaz de entender como acabo siendo considerada un lastre y que aquí demuestra ser algo tremendamente útil a la hora de caracterizar a los personajes y sentirlos mas cerca. Un gran ejemplo de que como con todo estas herramientas o soluciones narrativas, como el hacer que en un numero pasen muchas cosas y este tenga una suerte de resolución que nos emplace al numero siguiente, no son buenas o malas de por si, depende de como se utilicen.
En el apartado gráfico nos encontramos con Aaron Kuder, un dibujante dotado de un estilo claro y elegante que, acompañado por el luminoso coloreado de Jesus Aburtov, me hacen esperar (con ganas) que estemos ante una de esas etapas de Daredevil en las que debajo de todo el drama que suele acompañar al personaje brille ese optimismo que para mi al menos caracteriza mas a DD que la tragedia. Y aunque Kuder parece tener los mismos problemas para dibujar niños que en el pasado han tenido gente como John Byrne o John Romita Jr (algo que debe ser mas complicado de lo que parece) sabe narrar, se maneja la mar de bien con las escenas de acción, nos regala aquí con algunas composiciones de pagina que da gusto verlas, y nos presenta aquí a un villano con un diseño tan grotesco como imaginativo.
Este primer numero ha resultado ser de lo mas prometedor en todos los frentes, y si Saladin Ahmed y Aaron Kuder mantienen el buen nivel de este debut nos esperan buenos tiempos a los fans de Daredevil. Una etapa de la que espero que, como mencionaba antes, prime ese tono optimista que aunque sea solo por alternancia debería ser el que nos toque ahora. Que si, la historia mas famosa del personaje es Born Again y allí prima la tragedia, pero yo suelo preferir cuando los nuevos equipos creativos se quedan con como terminó aquella historia y no en como comenzó.