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Dan Green y su carrera como dibujante del Doctor Extraño

Nunca me cayeron bien los vampiros. Van chupando sangre por ahi, extendiendo su vida a costa de los demás y encima pretenden que los consideremos «héroes románticos», como si no fueran una pandilla de psicópatas, de parásitos que asesinan a su huesped sin la menor contemplación y encima se creen superiores a la gente que masacran. Por eso me alegré tanto cuando, en el complemento de los Nuevos Mutantes, me encontré con una historia de Roger Stern en la que el Doctor Extraño, mi puto héroe desde crío, acababa con todos los vampiros, Drácula incluído.

Ya está el pesao este dando por culo otra vez, que le costará quedarse muerto…

Ya he explicado por aquí alguna vez lo que representó para mi Extraño durante mi más tierna infancia, cuando en un mundo lleno de monstruos de Jímenez del Oso a los que no se enfrentaba nadie porque eran demasiado misteriosos y poderosos como para ser derrotados, llegó un excirujano con cara de mala leche y no solo les arrebató el misterio si no que los mandó a tomar viento. Drácula y los vampiros puede que hoy en día den cualquier cosa menos miedo -y me encanta Lo que hacemos en las Sombras, sí- pero siguen siendo escoria. Y alguien tiene que cazarlos, exterminarlos y acabar con ellos como sea, ya sea Buffy, Van Helsing, uno de los Belmont o el jodido Hechicero Supremo. Que no tiene abuela pero joder, pero al que hay que reconocer que cuando decidió ponerse a cazar vampiros dejó sin trabajo a absolutamente todos ellos.

Yo diría que con los personajes femeninos tiraba de fotorreferencia, que los pintores son mucho de eso.

Y me gustaría seguir con toda la fiesta y la alegría que se merece el recuperar los números 58 al 62 del primer volumen del Doctor Strange, pero la razón por la que los recuperamos es que recientemente su dibujante, uno de los mejores entintadores de su generación y que muy pocas veces se prodigó en los lápices profesionalmente, ha fallecido. Dan Green es conocido -sobre todo- por sus acabados sobre los dibujos de un jovencísimo Marc Silvestri para Uncanny X-Men, pero no dejaba de ser uno de los entintadores de referencia de la Marvel de los 80 y con este proyecto en Doctor Strange o en la novela gráfica que realizó junto a JM DeMatteis, Into Shamballa, demostró que como dibujante podía contar bastante más que muchos de sus contemporáneos. Pero, como le pasaba también a otro genio como Al Williamson, Green debió de darse cuenta pronto de que entintando podía vivir más tranquilo y mejor, y por eso no se prodigó mucho más allá de esta historia, que encima pudo realizar con cierta comodidad porque quieras que no la serie en aquel momento era bimestral.

Se nota que Green es pintor porque tiende más a la mancha que a la línea, me habría encantado ver estos lápices.

Lo más curioso de estos cómics está en que el entintador de los mismos no solo no es el propio Green si no que es otro de los grandes entintadores de la época, Terry Austin, lo que convierte estos cómics en toda una rareza que va mucho más allá de la idea de una historia en la que unos vampiros zombies asaltan la mansión de los Vengadores y sus únicos defensores acaban siendo el propio Doctor Extraño, la Bruja Escarlata y la Capitana Marvel, Monica Rambeau. Las tintas de Austin tienen una continuidad respecto a su trabajo con dibujantes tan distintos como Paul Smith y Marshall Rogers, los antecesores de Green en la serie, y le dan al dibujante una textura moderna llena de matices mediante tramas y un preciosismo que a ratos te parece pertenecer más al grabado que a un cómic de Marvel. Green, por su parte, nota más que nadie las fechas de entrega y es por eso que los primeros números son mucho menos apresurados que sus últimos, con lo que el grueso de su buen hacer lo podemos apreciar en ellos; el que Stern aproveche el primer número para hacer un repaso completo al estado de la serie permite que Green dibuje a toda la galería de personajes principales de la serie en sus primeras páginas.

Pues yo echo de menos a Sara Wolfe.

Pero lo más importante es que, para ser Green más entintador o pintor que dibujante, su capacidad para narrar es más que buena; la historia se puede seguir perfectamente y el enmascaramiento de Austin para que Green parezca Marshall Rogers a ratos casi parece engañarnos; lo cierto es que Green podía haber sido un gran dibujante si hubiera querido, pero prefirió las tintas para luego centrarse en su carrera profesional como pintor. Supongo que por eso, unos años más tarde, JM lo buscó específicamente para la realización de su primera novela gráfica del Doctor Extraño, la ya mencionada Into Shamballa, en la cual Green da rienda suelta a su conocimiento del color en un cómic que lleva varios pasos más allá los planteamientos de Steve Ditko o Marshall Rogers, siendo probablemente este cómic el que inspiró buena parte de la dirección artística del personaje al cómic.

No le veo yo a Cebulski y Buckley publicando ésto, no.

Publicada en 1986 y muy poco reeditada, Into Shamballa es todo un perro verde hoy en día pero hasta algo normal en una época en la que Marvel no paraba de experimentar con la forma de realizar sus tebeos. Partiendo del interés de DeMatteis por la India y la filosofía oriental, el cómic es más un viaje mental del Doctor Extraño para asumir la muerte de su maestro El Anciano que una aventura al uso del personaje, por lo que el aspecto onírico de las viñetas de Green es la mar de apropiado para la historia que se está contando. Lamentablemente no veríamos más trabajos suyos como dibujante porque durante los años siguientes seguiría trabajando de entintador, dejando los cómics durante sus últimos años para centrarse en su carrera como pintor.

Que la tierra le sea leve.

 

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