Absolutamente nadie en su sano juicio tendría el morro, la jeta y la desvergüenza para tomarse vacaciones después de trece años a costa de sus lectores. Pero lo hemos hecho.
Con todos ustedes, el compañero Stravinkay Modelarus:
«Esto con Jim Shooter no pasaba» – Un breve repaso de la historia de las exhibiciones de «putoamismo» en Marvel (de memoria y alegando sin fundamento solo un par de veces)
El «putoamismo»: La condición de un personaje de no tener igual físico ni rival intelectual ni limitaciones y por lo tanto ni debilidades o defecto alguno. Aunque a veces se puede ser tan puto amo que se debe sufrir en silencio los sacrificios hechos por otros personajes mucho más inútiles que no entienden y/o no respetan su putoamismo o un origen tan terriblemente trágico que justifica todos los extremos que alcanza su putoamismo.
El putoamismo por lo general se presenta en forma de una maestría en todas las formas de combate y poses de yoga, una habilidad mental superior capaz de saber todas las respuestas de trivia imaginables y la destreza verbal para siempre tener una respuesta ingeniosa o en caso de no preferir tener la última palabra la posibilidad de sacudir las convicciones de cualquier interlocutor a través de solo guardar un severo silencio.
En fin, es el héroe de acción ochentero; el sueño de todo adolescente; el elegido; el poochie; el chad; la mary sue; el gary stu; Cable; la masculinidad tóxica. Y es una de los elementos más recurrentes del cómic de superhéroes.
Propiamente hablando en cómics suele haber una forma de exhibir el putoamismo que para bien y para mal es especialmente notoria. Lo es porque pre-suponiendo la aceptación de una propiedad transitiva como reguladora de interacciones a través del universo compartido, recurre al uso de la continuidad y de personajes establecidos para aumentar aún más el status de un personaje a través de imponer su nivel de putoamismo sobre lo que ya conocemos del universo de ficción. No disimilar a lo que le sucedía al personaje de Leonardo DiCaprio en Érase una vez en Hollywood y sus roles de TV, explicado por Al Pacino en su papel de agente de casting. O aún más parecido a lo que se llama un «jobber» en terminología «kayfabe» (la ficción de la lucha libre profesional); donde un luchador establecido cumple el rol específico de ser derrotado para elevar el status de su contrincante entre el resto de los luchadores (pobre Terrax).
Esta noble forma narrativa se remonta a tiempos inmemoriales y en Marvel pasaba con Stan Lee y Jack Kirby; el putoamismo en el que Christopher Priest basa prácticamente toda su etapa en Pantera Negra viene de la primera aparición del personaje. En la que no solo T’Challa es monarca de un país avanzadísimo tecnológicamente sino que también es capaz de dar caza a los 4 Fantásticos y vencerlos en combate frontal.
En los ’70 una nueva camada de autores encabezada en un principio por Roy Thomas y John Romita Sr. todavía creía que podía competir con la creatividad de Steve Ditko y Jack Kirby o quizás aún la respetaban demasiado; así que en líneas generales cuando se inventaban a un personaje no corrían a hacer exhibiciones de putoamismo lo que yo supongo también se puede deber a que todavía no se pensaba que era necesario para que sus personajes alcanzaran la fama a la que habían llegado muchos de sus predecesores. Y si bien supieron sacarse sin necesidad de burdos trucos a varios personajes capaces de sobrevivir al paso del tiempo sin caer en el semi-olvido (la copia de Darkseid de Jim Starlin sabría convertirse con el tiempo en uno de los ejemplos más famosos de putoamismo galáctico), eso no quiere decir que no hubiesen casos de exhibicionismo de putoamismo de vez en cuando igualmente: Mantis uniéndose y venciendo a los Vengadores, Mortaja «venciendo» a Doom en Super Villain Team-Up, Luke Cage venciendo a Doom antes de conocer a Iron Fist (y ya comienza a notarse un patrón: ¡el escritor es Steve Englehart!).
Llegando a fines de esa década (y del caos que la marcó) Archie Goodwin y Jim Shooter comienzan a dar la imagen de una editorial aparentemente trabajando sobre la idea de todo personaje teniendo una oportunidad de molar por sí mismo; pero eso era más que nada porque la mayoría de las series estaban a la deriva y necesitaban recuperar el nivel y una semblanza de dirección antes de poder llegar a pensar siquiera en exhibiciones de putoamismo. Para cuando llegan los ’80 ya hay una jerarquía de personajes y series bastante más clara que en las dos décadas anteriores lo que da lugar a cosas como la historia secundaria de Azote liquidando villanos que «sobraban». Aprovecho para mencionar de pasada también a un personaje que Shooter se crea para los números «sin villano» de cuando los Vengadores solo se reunían, que esencialmente era una simple molestia con fines humorísticos pero que llegó a ser un secundario de la serie del Capitán América (como mecánico de los Vengadores) cuando la escribía Mark Gruenwald. La idea del putoamismo puesta de cabeza.
Además también están cosas como la Dazzler de Tom DeFalco; hundiéndose a profundidades estigias de las que ni Archie Goodwin ni el propio Chris Claremont podrían rescatarla a pesar de la muchacha cruzarse media Marvel en sus primeros números. Se enfrentó a la Encantadora asgardiana, al mismísimo Victor von Doom y a Pesadilla en cuestión de un par de números aunque el putoamismo brilló por su ausencia, porque ni eso sabe hacer bien DeFalco.
Luego con el mismo DeFalco como Editor-in-Chief, las exhibiciones de putoamismo comenzarían a suceder constantemente al punto que para cuando Bob Harras queda a cargo de una Marvel ya sin el tirón de la burbuja especulativa, se encuentra en una situación similar a la de Goodwin y Shooter a fines de los ’70; la gran mayoría de las series y personajes están a la deriva así que todas las exhibiciones de putoamismo han perdido sentido casi al completo.
Entre la nostalgia del Heroes Return de Kurt Busiek y los primeros años de Joe Quesada como Editor-in-Chief (que no Marvel Knights, que era una cuna de putoamismo más enajenado que el de Englehart) se recupera una semblanza de credibilidad. E inmediatamente regresan las exhibiciones de putoamismo. Algunos autores eran capaces de reírse de la idea, encontrando el humor casi inherente en el concepto mientras que otros (usualmente editados por Tom Brevoort y usualmente llamados Brian Michael Bendis y Mark Millar o aún peor Jeph Loeb) lo hacían con toda la seriedad del mundo. De cualquiera de las dos formas, y como a comienzos de los ’90, el putoamismo se había vuelto prácticamente el nuevo status-quo en Marvel.
Ya en la era Axel Alonso y C.B Cebulski admito un conocimiento bastante menor y en su mayoría de oídas, pero con lo que he entrado en contacto parece indicar que se comienza a tomar conciencia de parte de todos los autores (ya no solo unos pocos locos sensatos) de lo ridículas que son las exhibiciones de putoamismo. Aunque en vez de dejar de hacerlas; se continúan perpetrando pero ya con toda la ironía o en algunos casos con (muy posibles) motivos ulteriores ya sea entre creadores o contra personajes.
En resumen; ninguna era de Marvel está libre del putoamismo así como sus exhibiciones no están libres de perder todo valor de la misma forma que repetir una palabra muchas veces la hace perder su significado.
Putoamismocounter: 25