Icono del sitio BRAINSTOMPING

Requiem por los bocadillos de pensamiento

No tengo ni idea de cómo pasó. Bueno, sí, creo que empezó con Alan Moore y Watchmen, que se cargó los bocadillos de pensamiento porque Rorschach pensando no habría sido lo mismo. Aunque en realidad había empezado antes, con David Lloyd pidiéndole a Moore para V de Vendetta hacer el cómic sin cuadros de texto ni bocadillos de pensamiento, cosa que Moore no acabó haciendo. Pero vayamos un poco más atrás…

El bocadillo de pensamiento como símbolo de lo que está pasado de moda.

La cosa empieza más o menos en los años 70, con el bocadillo de pensamiento siendo algo universalmente utilizado. Lo usan en américa, en europa, en Japón y no he mirado en otros lados pero imagino que también. Se podía usar no solo para contar al lector lo que pensaba un personaje, si no también para contraponer a lo que decía sin necesidad de exposición; sin embargo, en el género de superhéroes, tenía una larga tradición como herramienta de exposición, para explicarle al nuevo lector quién era el personaje, qué lo había llevado a esa situación y cómo era su entorno. Y supongo que éso fue exactamente lo que envileció la figura del bocadillo de pensamiento hasta el extremo de que el propio Alan Moore quisiera pegarle fuego en una entrevista de 1983, viniendo a decir que la era del bocadillo de pensamiento había terminado, a pesar de que en aquel mismo momento su Cosa del Pantano se expresaba a través de esos bocadillos, aunque fueran «personalizados». Del mismo modo, en aquel momento el otro gran asesino de bocadillos de pensamiento, Frank Miller, también hacia un uso y abuso de los mismos en su Daredevil sin que nadie pensara que era una obra inferior a las de Moore que no los usaban.

¿Quién puede ser tan desalmado como para meterse con estos bocadillos de pensamiento?

Miller acabará desterrándolos también, pero en Daredevil combina los cuadros de pensamiento con los bocadillos, utilizándolos para diferenciar razonamientos de sentimientos; en estas páginas Daredevil piensa con las tripas, mientras que cuando está deduciendo piensa en cuadros de pensamiento. Ésa era una gran forma de combinar ambos y no desterrarlos, pero aun así cuando Miller colabora con Chris Claremont en Wolverine no hay esa combinación, los destierra por completo. Y tiene sentido, porque al final toda la historia está contada desde el punto de vista de Logan. Aun así y antes de que alguien se emocione, hay que decir que para entonces en la propia Marvel ya habíamos visto el uso de esos cuadros, porque ya para 1975 Frank Castle estaba utilizándolos para su dichoso Diario de Guerra. No eran una innovación, pero sí eran una herramienta más que nadie pensaba que fuera a sustituir a otra… Pero lo hizo.

Miralo ahi abajo, Gerry Conway siendo el guionista más moderno del mundo…

Las razones principales venían de la idea de que el bocadillo de pensamiento no era una narración ni un diario o algo externo a la escena, era lo que estaba pensando el personaje en ese momento. Volviendo al caso más extremo de todos, en Amazing Spider-Man 33 Peter se pasa todo el número hablando solo, gritándole al aire mientras levanta la dichosa maquinaria enorme, gritando que no va a rendirse mientras se dedica a vapulear a los esbirros de Octopus y hasta sube las escaleras gritando vete a saber qué como si fuera un enfermo mental; ¿habría funcionado mejor todo esto con cuadros de texto o bocadillos de pensamiento? Seguramente, pero lo que se buscaba en el cómic era trasladarnos la desesperación de Peter, y ni lo uno ni lo otro habría sido tan efectivo. Y sí, es caduco, pero tremendamente eficaz.

¡No se calla ni debajo del agua!

Y es que ése es el mayor problema, el considerar que porque el uso tradicional que se le daba a los bocadillos de pensamiento fuera la exposición, deben ser desterrados en pos de hacer que el medio sea más visual. No, una porra. Un bocadillo de pensamiento puede llevar pensamientos que enriquezcan la escena, puede llevar hasta dibujos y diagramas si hace falta, ésto es un cómic, las reglas del cine no se le aplican. No tiene sentido pensar que porque el cine no muestre los pensamientos de los personajes mediante voces en off, el cómic tampoco deba hacerlo si es necesario. Se piensa que si el dibujante es bueno y el lector espabilado no hay nada que no se pueda comunicar visualmente, pero por esa regla de tres lo ideal sería eliminar por completo el diálogo.

Fuera texto y la página funciona. Pero algo si que se pierde…

Y sin embargo las modas funcionan por imitación, y para 1990 el espíritu Mature Readers que formará Vertigo está formado por autores que destierran el bocadillo de pensamiento. La vanguardia del cómic no lo quiere, y todo guionista que quiera ser «moderno» tendrá que pasar por el aro, con lo que casi sin que nos demos cuenta y para allá por 2005, la gente empieza a preguntarse por qué murió el bocadillo de pensamiento. Cuando Ann Nocenti vuelve al cómic hará unos diez años después de dejarlo allá por los 90, su editor le dice que nada de bocadillos de pensamiento, que eso pasó a mejor vida. Sin embargo, ella se rebela, y cuando unos años después realiza Seeds junto a David Aja y Karen Berger (ojo aquí), reclama recuperar los dichosos bocadillos de pensamiento, rediseñarlos si hace falta. Pero ellos se niegan, «nah».

¡Lo que tuvo que sufrir esta mujer sin sus bocadillos de pensamiento!

Os dejo con la reflexión que hace Nocenti sobre ellos, que suscribo al cien por cien: Hubo un momento en el que la gente empezó a decir «los cómics son literatura», «aquí tienes una novela gráfica» «ésto es un medio artístico». Por alguna razón, los pensamientos se convirtieron en cuadros de texto, y creo que hay una sutil diferencia entre un pensamiento y un cuadro de pensamiento (…) Porque, cuando pones los pensamientos de un personaje en un cuadro de texto, casi como que está hablando en voz alta, como que es un pensamiento ordenado, pero un pensamiento puede ser completamente idiota. Un pensamiento puede ser, «Mierda, ¡me estoy meando!» Y yo no quiero poner «Mierda, ¡me estoy meando!» en un cuadro de texto, porque esos cuadros se supone que tienen esa solemnidad.(…) Así que la próxima vez que haga un cómic le voy a pedir al dibujante que rediseñe el bocadillo de pensamiento conmigo, para que pueda separar los razonamientos elevados del «Me estoy meando.»

¿Habrá bocadillos de pensamiento en su nueva serie con Tormenta?

 

Salir de la versión móvil