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Buscando a Stan Lee (I): Stanley Martin Lieber

¿Cuándo nació Stan Lee? Los que tienen el móvil en la mano me dirán que el 28 de diciembre de 1922, pero en ese año nació Stanley Martin Lieber, no Stan Lee. Otros me dirán -a esos les costará más encontrarlo- que fue con sus primeros trabajos editoriales, cuando se inventó el seudónimo Stan Lee. Y también tendrán razón, en cierto modo. Pero la pregunta que tengo yo no es esa, mi pregunta es… ¿Cuándo nació realmente el Stan Lee que todos conocemos, el guionista y editor que fue Stan Lee, más allá del personaje? El Stan Lee de verdad, el que no es artista de variedades, el escritor de superhéroes más influyente a este lado de Siegel, Simon o hasta Bill Everett. Stan Lee, el mito.

El majo desnudo.

No puede ser en los años 40, en ese momento todavía está desempeñando su vocación frustrada de músico de ocarina y sus primeros cómics no son precisamente gran cosa; de hecho, cuando se convierte en el editor de Timely -porque en aquellos tiempos solo había uno y era Joe Simon- la cosa no mejoró mucho. Su producción en la mayor parte de los 50 es bastante olvidable y hasta es mejor hacerlo -ese revival del Capitán América siendo más macarthysta que el propio McCarthy- con lo que para cuando a finales de dicha década vuelve Jack Kirby a la editorial, el dibujante cuenta que les estaban literalmente embargando los muebles. Marvel no estaba en una buena situación, sus cómics de vaqueros y románticos no eran los más vendidos y los de monstruos tampoco iban más allá. Los superhéroes estaban completamente olvidados, a pesar de que para entonces DC ya había recuperado algunos de ellos con bastante éxito. Marvel no innovaba precisamente y se apuntaba a las modas siempre a destiempo, con lo que se caracterizaba por jugar siempre sobre seguro y con la mínima apuesta posible. Y éso precisamente es lo que se hace con Fantastic Four.

El tebeo que se agotó demasiado rápido y cuyo éxito no esperaba nadie.

Más allá de las leyendas -el partido de golf inexistente entre Jack Liebowitz (copropietario y publisher de DC) y Martin Goodman (presidente de Marvel y familia politica de Stan Lee) o la bonita historia de Stan Lee queriendo dimitir de los tebeos y haciendo «lo que le apetecía» por sugerencia de su esposa Joan- una de las principales teorías de moda hoy en día es que el primer número de los 4 Fantásticos es un refrito apresurado de un cómic de monstruos. Hay varias pistas al respecto que indican que éso es lo más probable, aunque lo que se suele obviar es que unos años antes Jack Kirby había creado junto a su amigo y guionista habitual Joe Simon a los Challengers of the Unknown, un grupo de cuatro exploradores en mono violeta que se enfrentaban contra situaciones extrañas y sobrenaturales como, yo que sé, islas llenas de monstruos. Es posible que el primer número de los 4 Fantásticos fuera una historia reciclada de los Challengers, con poderes añadidos a última hora para no excitar demasiado a los abogados de la DC. Y sí, era lo que os decía, Marvel jugando de forma lo más conservadora posible y apostando lo mínimo, y lo peor es que les salió bien.

Ni diamantes ni puñetas, la teoría de muchos es que la idea original de Kirby es que esto fuera una montaña de uranio que provocaba la creación de monstruos mutantes y por eso era la isla de los monstruos.

Fantastic Four nº1 aparece en agosto de 1961 y es todo un éxito, posée el verbo florido de Stan Lee… Pero aun así no es un cómic «de» Stan Lee. Los enfrentamientos entre miembros del grupo tan característicos de la serie ya están ahí, los protagonistas no son superhéroes al uso… Pero no hay «estilo Marvel», no hay algo que los diferencia tanto respecto a la competencia porque el cómic no deja de ser uno de monstruos. En el número siguiente la invasión skrull sigue un esquema bastante parecido, los personajes siguen sin ser superhéroes y seguimos con la misma tónica de «historia de Quatermass», con lo que es en el tercer número, con la presentación de los uniformes y el edificio Baxter, cuando la cosa empieza a tomar forma en el enfrentamiento contra el Hombre Milagro, el primer supervillano de la serie que se puede considerar como tal; no lo olvidemos, el Hombre Topo en un principio era más monstruo que «super» villano.

Aquellos 4F se pasaban más tiempo sujetando a Ben que pegándose contra supervillanos.

Lo curioso de todo esto es que el número 3 es algo más que todo esto, porque aparece tres meses después del 2, en diciembre de 1961, y supone la reformulación de la serie como cómic de superhéroes bimestral, consolidándose la idea con la recuperación de Submariner en el número cuatro (febrero 1962) y la introducción del Doctor Muerte ya en el mes de abril, con la «creación del universo Marvel» en junio con el número 6 que enfrentaría a Submariner y el Doctor Muerte contra el grupo; se ha pasado de hablar de Hulk dentro de la propia serie como algo que ocurre en un cómic que lee Johnny a que los personajes de los cómics de Timely sean reales, cosa que se consolidaría del todo en el número 12 de la serie en marzo de 1963 con el enfrentamiento entre los 4 Fantásticos y el Increíble Hulk. Fecha que algunos recordaréis, porque sois tan enfermos como yo, como la de la salida del primer número de The Amazing Spider-Man, cómic que en cierto modo venía a sustituir a la fracasada Incredible Hulk, que había sido cancelada en su número 5 dos meses antes. Para entonces teníamos ya al Hombre Hormiga en Tales to Astonish y a Thor en Journey into Mystery, pero dentro del híbrido que suponían los 4F entre cómic de superhéroes y cómic de «investigación de lo desconocido», Spiderman sí que era el primer superhéroe con cabecera propia de la nueva era de la editorial y el que Lee consideraría como niña de sus ojos.

Spiderman, el tipo que solo caía bien a los lectores.

Y aun así no creo que nadie pueda negar que Spiderman es un personaje de Steve Ditko. Visualmente es él, sus rarezas, su humanidad, pero a la vez sabemos que no es la primera vez en la que Stan Lee ha trabajado con un adolescente «rebelde» y hasta violento, porque Johnny Storm no deja de ser el prototipo de héroe adolescente de lo que será Peter Parker. Para Johhny ser un superhéroe no deja de ser un pasatiempo que de vez en cuando se lo amargan «las tonterías» de Ben Grimm, pero no ha sufrido un trauma tan grande como el propio Ben o el mismo Peter Parker, con lo que no se tortura ni se ve obligado a madurar. Por supuesto y al tener serie propia, Peter acaba siendo un personaje mucho más desarrollado que Johnny, y no hay más que ver las odiosas comparaciones entre el Spiderman de Amazing y la Antorcha Humana de su serie en Strange Tales para darnos cuenta de que Spiderman sin Ditko no sería ni mucho menos el éxito que acabó siendo.

El humor sofisticado de los diálogos de Larry Lieber.

Lo que es peor, el periplo de la Antorcha Humana en solitario (al que Lee no le puso mucho empeño, porque puso de dialoguista a su hermano Larry Lieber y al mismísimo Jerry Siegel, todo un apestado tras perder su juicio contra DC) terminaría en abril de 1965, un año antes de que Ditko dejara Spiderman en manos de Lee y Romita en mayo del 1966. La transformación de Spiderman de drama adolescente a comedia romántica se consolida en esa etapa, pero el mayor contraste se daría en otra serie de Ditko, Doctor Extraño, cuando en el 143 de Tales of Suspense Stan Lee deja la serie en marzo del 66 y su sustitución por Roy Thomas y Denny O’Neil no suponen ningún perjuicio… Hasta que el propio Ditko la abandona también en mayo del 66 Doctor Strange y la serie se viene abajo de la peor manera posible, pasando de ser un vivero de ideas constante a repetirse más que el ajo, aun cuando el propio Stan Lee vuelve a ella para «proteger» a Roy Thomas.

Stan el triunfador y señora.

Para entonces Stan Lee ya es famoso y sale por la televisión, es una celebridad. Sus cómics venden, tienen su propio estilo completamente definido respecto a la competencia y se ha convertido en uno de los principales innovadores del medio, convirtiéndose en el rostro publicitario de la editorial y hasta llegando a permitirse llegado el momento el «arreglar» su alopecia un par de años más tarde, con la venta de la editorial a Perfect Film and Chemical Corporation, la futura Cadence, que lo quiso convertir en el Walt Disney de la nueva Marvel y él se dejó querer lo más grande. Es ahí donde está el nacimiento de la celebridad que empezaría a trabajar cada vez menos en los cómics hasta pasar a ser presidente en 1972, escibiendo su primer libro y haciendo en 1974 sus primeras giras por la radio y televisión promocionando su Origins of Marvel Comics. Ya es el señor de bigote y gafas de sol dicharachero, el Funky Flashman con el que lo retrataría Kirby en su Mister Miracle. Y ahí, en medio de todos aquellos años, nació el Stan Lee guionista, el estilo Stan Lee, ése que no depende de Jack Kirby ni Steve Ditko. «El Hombre», el mito.

El personaje.

Ahora bien, ¿dónde fue aquello exactamente? La semana que viene vamos a viajar ochenta años al pasado para encontrarnos con el primer «estilo Marvel», a ver si Stan Lee tuvo algo que ver con ello…

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