Diógenes siempre me esta diciendo que debería dejar de ver tantas series y ver mas películas porque me estoy perdiendo muchas que valen mucho la pena, así que este fin de semana decidí hacerle caso… a mi manera. Para empezar a seguir su consejo me decidí por Brave: Gunjō Senki, una delirante película de aventuras basada en un manga a la que tenia ganas desde hacia bastante tiempo y que nos lleva desde el Japón de nuestros días al feudal para asistir a un enfrentamiento único, estudiantes de instituto contra samuráis. ¿Quién se puede resistir a una premisa así?
Los alumnos del instituto Seitoku habían terminado su jornada lectiva y los miembros de los diferentes clubes deportivos del mismo practicaban duramente sus respectivas disciplinas cuando una tormenta eléctrica apareció de la nada, unas misteriosas luces envolvieron todo el recinto y el edificio entero con todos sus ocupantes fue transportado al Japón feudal. Atrapados en el pasado y sin saber como regresar a su época, los estudiantes se encuentran en medio de una batalla que cambió la historia de su país a merced de los ejércitos de uno de los bandos en guerra. Por ello, y si quieren sobrevivir lo suficiente para encontrar una forma de regresar a su hogar no les quedara mas remedio que utilizar sus habilidades en el deporte y sus conocimientos de la historia y ciencia modernas para hacer frente a un ejercito de samuráis.
Brave: Gunjō Senki esta basada en el manga seinen “Gunjō Senki” de Masaki Kasahara, serializada en la revista Weekly Young Jump de Shueisha, y su delirante premisa es lo que mas me atrajo de esta película. Una película que guarda ciertos paralelismos con G.I. Samurai (Sengoku Jieitai), una película que protagonizó el tristemente falecido Sonny Chiba, el padre de Mackenyu el protagonista de esta película, a finales de los setenta y en la que un grupo de soldados de las Fuerzas de Autodefensa de Japón también viajaban en el tiempo hasta el Japón feudal y acababan enfrentándose a ejércitos de samuráis. Pero donde en aquella película había soldados modernos (modernos para los setenta claro) armados con armas de fuego, tanques y helicópteros enfrentados a guerreros armados con espadas y arcos, aquí lo que nos encontramos es a un grupo de críos armados con bates de béisbol, guantes de boxeo, balones de fútbol americano y bombas caseras montadas con lo que han podido encontrar en el laboratorio del instituto. Algo que nos remite en parte a otros «clásicos», esta vez estadounidenses, como Toy Soldiers o Red Dawn, con críos enfrentados terroristas y ejércitos varios.
Y aunque yo temía que la película se inclinase por un tono de aventuras “disneydificado” (o a lo Solo en Casa) mostrándonos una superioridad absurda de estos críos sobre los samuráis., aquí han optado por cierto realismo (dentro de lo que cabe con esta premisa) y aunque esto críos son muy bienintencionados y valerosos, estamos ante una historia en la que es mejor no encariñarse con nadie. Una historia de aventuras casi como las de antes, con buenos muy buenos y valientes, malos malísimos cuya motivación principal es ser malvados y una premisa que es mejor no mirar con demasiado detenimiento y de la que nos nos explican demasiado (asumamos que todo lo hizo un mago y ya). Pero si conseguimos entrar en ella nos encontramos con una divertida, y muy gore, cinta de aventuras y acción que suple con lo delirante que es este enfrentamiento intemporal la falta de profundidad de su argumento.
Porque aquí lo que destaca de esta película es su acción y las posibilidades que le da a la historia ese contraste en el enfrentamiento entre los deportistas y científicos del siglo 21 contra los samuráis del siglo 15. Hay algo en ese anacronismo un tanto tontorrón de ver equipos de béisbol o de fútbol americano lanzarse contra ejércitos de samuráis que hace que resulte difícil apartar la vista de la pantalla. Aunque al final acaba prevaleciendo ese orgullo japonés y quienes mejor se desenvuelven en este enfrentamiento son quienes practican las disciplinas deportivas mas tradicionales como el kendo o el tiro con arco.
Una acción que dejando a un lado el encanto de su anacronismo destaca por lo brutal y emocionante que resulta pero también por lo clara que resulta. Aquí nos podemos olvidar de los mil cortes de plano o la cámara temblorosa que provoca que buena parte del cine de acción moderno resulte ininteligible. La acción es clara en todo momento, algo que sin duda se debe en buena medida a que la mayoría de los actores realizan sus escenas de acción y son bastante habilidosos en ello, por lo que no es necesario ocultar el cambio por sus dobles de acción o su falta de habilidad a la hora de pelear (y supongo que las compañías de seguro de allí se preocupan menos si alguien recibe un espadazo en la cara aunque sea con una de atrezo). Una acción que además nos muestran con toda su crudeza y sin escatimar ni un litro de sangre falsa, por lo que no estamos precisamente ante una película para toda la familia ya que las amputaciones, apuñalamientos y demás muertes crueles y brutales están a la orden del día de una forma de lo mas explicita y sangrienta.
Pero aunque la película es muy divertida y su forma de retratar la acción es todo un placer, Brave: Gunjō Senki peca también de que hay demasiados personajes en ella y apenas podemos llegar a conocerlos. Personajes que quizás en los diecisiete tomos del manga pudieron contar con mayor desarrollo, pero aquí lo único que llegamos a saber de ellos es que quieren volver a su hogar como sea pero que no se van a amedrentar ante nadie con tal de salvar a sus compañeros de clase. Pero pese al poco tiempo que se puede dedicar a su caracterización, la película se las apaña para que uno acabe encariñándose con muchos de ellos y que cuando alguno cae inevitablemente ante la superioridad de sus enemigos sus muertes duelan un poco.
Un mayor desarrollo con el que si cuenta su protagonista, Aoi Nishino, un estudioso de la historia de su país y miembro del club de tiro con arco tradicional que tendrá que aprender por las malas a creer en si mismo para ser capaz de liderar a sus compañeros en este enfrentamiento tan desigual. Pero pese a que su arco argumental es predecible y resulta muy fácil adivinar cada paso que dará este hasta el mismo final de la película, esto no evita que sea muy satisfactorio verle levantarse ante las adversidades tan delirantes que el destino le ha puesto delante.
Un personaje al que da vida de forma muy convincente el actor japonés-estadounidense Mackenyu, que como decía antes es el hijo de toda una leyenda del cine japonés, Sonny Chiba y que va camino de estar tan ocupado como lo estuvo su padre en su día, alternando sus trabajos en Estados Unidos y en Japón. Un actor que tuvo un pequeño papel en Pacific Rim: Uprising y que parece estar especializándose en adaptaciones del manga a la imagen real, ya que además de aquí lo hemos podido ver en otras adaptaciones como en Rurouni Kenshin: The Final, Fullmetal Alchemist: The Revenge of Scar y al que veremos próximamente empuñar las espadas de Roronoa Zoro en la serie de televisión de imagen real de One Piece y enfundarse la armadura de bronce de Pegaso en la película de Saint Seiya.
Aunque Brave: Gunjō Senki no pasara a la historia como un clásico del cine japonés, si que es una película de aventuras y acción de lo mas divertida que destaca por lo original y delirante de su premisa y con la que se pueden pasar un par de horas de lo mas divertidas. Una película que quizás sea una señal de que si que debería prestar mas atención al cine del que le estado prestando estos últimos tiempos, aunque probablemente no en la dirección en la que le gustaría a Diógenes…