Juro solemnemente que llevo varios días con la idea dándome vueltas en la cabeza, escribir un post sobre la tontería mayúscula que es preocuparse por los niveles de poder, que si fulano es más fuerte que mengano, como si al final no ganara siempre el personaje que le apetece siempre al guionista/editor. Evidentemente Hulk es el más fuerte, pero Spiderman le puede noquear usando la cabeza del mismo modo en que Shang Chi también lo puede hacer si utiliza su propia fuerza contra él mismo, que por algo es el mejor artista marcial del mundo mundial.
Y es que al final esto no es Dragonball Z, en la que parece que el pobre Krillin no tiene ni la más minima oportunidad y que lo más importante es que fulano sea más fuerte y más fuerte y más fuerte dejando de lado cualquier consideración sobre otros rasgos del personaje a los que se les suele dar bastante más importancia en los talleres de escritura; siempre hemos dicho lo mismo y lo mantengo, la mejor historia de Superman no es una que cuestione sus poderes, es una que cuestione su propia ética, su forma de ser; Superman es un personaje que funciona mejor cuanto más demuestra que lo de Superman no le viene por sus poderes, si no por su forma de ser, al igual que a Batman le pasa un poco de lo mismo a pesar de que en las últimas décadas lo hayan desdibujado tanto que muchos ya no saben ni quién es Bruce Wayne. La cuestión es que, dicho todo esto y convencidísimo como estaba yo en mi idea de despreciar en absoluto la idea, va Gerry Duggan y me echa un jarro de agua fría y me solo le ha faltado despertarme a las tres de la mañana con un megáfono gritando «¡NI PUTA IDEA TIENES CHAVAL! ¡NI PUTA IDEA!». En fin, vamos con X-Men (volumen nisecuantos) 14…
Es, desde luego, uno de esos números «de lucimiento» del grupo, demostrando lo molones que son y todo eso, mostrándonos lo finísimo que controla Cíclope sus poderes, chuleándole a un Celestial (hay un poco de crossover con AXE), Illyana siendo Illyana (ella siempre ha molado por si misma, no necesita truquitos) y el resto pues a sus cosas, pero lo que llama la atención es cuando vemos que Jean Grey pone al Hombre de Hielo en la estratosfera. Estamos hablando de que ella se queda en tierra mientras él asciende hasta ahi arriba solo con el poder de ella, que visto lo visto ya no necesita la fuerza fénix para absolutamente nada; es más, la Fénix de Claremont/Cockrum podía manipular moléculas para cambiarse mágicamente de ropa (al igual que Rachel, sí) y alguna vez si que le metió a alguien un empujón telequinético como para mandarlo a Cuenca, pero lo que nunca le ví hacer es poner a alguien en órbita delicadamente y mantenerlo allí arriba todo el tiempo que hiciera falta mientras soporta una plataforma de hielo gigante… Porque esa es otra, joder con el Hombre de Hielo.
¿Os acordáis de aquella historia de los Simonson en Thor y Factor X en la que Loki capturaba al pobre Bobby y le sacaba sus poderes de madre hasta el punto que el pobre tuvo que llevar un cinturón tremendamente aparatoso para no convertirse en un carámbano de hielo gigante? Pues aquí Bobby cubre gran parte de la estratosfera terrestre (o más bien, la exosfera, que Jean lo pone literalmente en órbita y por allí ya está la cosa bastante oscurita) creando rampas que se sostienen «porque está en órbita» y una inmensa capa de hielo de un tamaño gigantesco para proteger el planeta de una tormenta solar. Ante semejante cantidad de hielo cayendo hacia el planeta, los mutantes deciden que lo mejor es llamar a Estrella de Fuego -siguen sin explicar que hace en el grupo- y a Sincro y a Pícara para que hagan limpieza, cuando vistos los poderes que exhibe Jean casi como que podría encargarse ella sola de parar un continente entero. Que ya puestos, ¿no podía Bobby parar esto del calentamiento global?
Y poco más que contar, más allá de que Cíclope le chulea al Celestial diciéndole que el único que es capaz de juzgarlo es «su mujer y su grupo» y el Celestial se raja y lo juzga «digno», que ya es el colmo de las sacadas de chorra gratuitas. Que sí, que hay gente que todavía se identifica con estos personajes -a los que yo soy incapaz de reconocer, todo sea dicho- y para ellos ha tenido que ser un subidón, me alegro por ellos y que sean muy felices, pero es que este cómic está literalmente mal escrito. En un mundo en el que los personajes son capaces de hacer algo así, lo mejor que se puede hacer es cerrar la serie y en paz. Se suele decir que el héroe tiene que ser alguien que trata de realizar una tarea imposible y aun así triunfa, pero en este caso los vemos paseando de un lado a otro sin despeinarse en un tie in con AXE que está claro que a Duggan se la soplaba inmensamente, si pensara mal hasta podría decir que le molesta que el crossover lo lleve Kieron Gillen, el guionista de Immortal X-Men, una serie que en realidad no va sobre la Patrulla X oficial si no sobre el consejo de tiranos que dirige Krakoa (y que dicho sea de paso, no tiene a Pepe Larraz pero está bastante mejor que la serie de Duggan, muy recomendable).
¿Los «niveles de poder» no valen para nada? Maldita sea Duggan, me has demostrado que estaba completamente equivocado, no solo valen para algo si no que son más que necesarios para que patazas como tú se paren quietos y no se les vaya la olla de semejante forma; ¿qué le costaba decir que Forja -que está en el grupo- inventaba un cachivache que Jean y Bobby tenían que activar de alguna forma? ¿Dónde está el editor Jordan White cuando pasan estas cosas? ¿Son conscientes de que si en el próximo número se peguen contra, no sé, el Doctor Octopus, va a quedar un poco raro que Jean no lo ponga literalmente en órbita? ¡Que estamos hablando de una señora que tenía que mantener la concentración para llevar volando al resto del grupo, que no podía ni usar la telequinesis y la telepatía a la vez! ¡Y ahora es más poderosa que Fénix!
Pues nada, que así nos hemos quedado; un cómic en el que no pasa casi nada y en el que a ratos, pese a los chistecitos y las tonterías, te da la sensación de que Scott Lobdell lo habría escrito mejor. SCOTT. LOBDELL. Que si, que nos aburriría cual ovejas, pero por lo menos todo el mundo sabría que es un mal guión y estaríamos sobre aviso. Duggan es un guionista que ha tenido sus buenos momentos -en Masacre- y hasta algún número de X-Men ha sido divertido, pero ésto es un esperpento demasiado grande, escrito con dejadez y que me ha fascinado lo suficiente como para que me moleste en hacer una mala crítica. En fin, menos mal que nos queda Kieron Gillen…