Hoy toca hablar de un tema que siempre me ha gustado mucho pero del que creo que no he hablado lo suficiente, las leyendas artúricas. Este es un tema que a estas alturas ha sido tratado, diseccionado y reinterpretado de incontables formas, desde la Excalibur de John Boorman o Merlín el encantador de Disney al Príncipe Valiente de Harold Foster, Camelot 3000 de Mike W. Barr o el Once and Future de Kieron Gillen y Dan Mora. Y a esta innumerable lista de versiones se une ahora Liam Sharp con su Starhenge para darle una nueva vuelta de tuerca a esta leyenda inmortal que no ha comenzado nada mal.
En un pasado remoto una misteriosa criatura es asesinada por ser diferente. En el presente una adolescente interesada en lo oculto no quiere volver a su hogar en Inglaterra y tener que separarse de su novio. Y en el distante futuro la humanidad libra una guerra sin cuartel contra un poderoso enemigo que amenaza con erradicar todo lo que existe y cuya única esperanza consiste en llevar a cabo una misión descabellada para hacer renacer la magia en el universo. Tres momentos en el tiempo que en realidad son uno solo y en los que el destino de la raza humana descansa en las manos de un improbable ser llamado Merlín.
Como decía al comienzo las leyendas artúricas son un tema que ha sido explotado casi hasta la extenuación, que ha sido objeto de infinidad de adaptaciones con acercamientos que han ido de lo mas clásico a lo mas experimental a través de multitud de géneros. Y de entre estos debo reconocer que mis adaptaciones favoritas siempre han sido las que han llevado estas leyendas al terreno de la fantasía y la ciencia ficción. Por eso esperaba con muchas ganas la publicación de esta serie en la que Liam Sharp ha volcado tanto tiempo, cariño y talento, y eso que se trata de uno de esos autores con los que he necesitado tiempo para ser capaz de apreciar.
Que soy el primero en reconocer que el estilo pictórico de Liam Sharp no es para todo el mundo, es uno de esos artistas que, como el ya mencionado Bill Sienkiewicz o Simon Bisley, puede llegar a costar el apreciar su talento, especialmente cuando uno esta acostumbrado a una estética mas “clásica”. Así es como en su día disfrute bastante de su trabajo en Death’s Head II, su trabajo en Hulk junto con Peter David me provoco rechazo por lo alejado que se encontraba su estilo del de sus predecesores y tras perderle de vista durante mucho tiempo le redescubri maravillado en Wonder Woman junto con Greg Rucka y me admire de su increíble versatilidad en Green Lantern junto con Grant Morrison, dos series con la que ya con muchas lecturas detrás pude apreciar en condiciones todo lo que mis prejuicios me habían impedido apreciar en el pasado (que no olvidemos que me pase años despreciando el trabajo de Bill Sienkiewicz)
Y cualquiera que no tenga problemas en apreciar el estilo de Sharp se encontrara aquí con una historia en la que pasado, presente y futuro se entremezclan casi como si sucediesen al mismo tiempo convertidos en tres frentes de una guerra que parece imposible de ganar. Este primer numero que se ha publicado es poco mas que un prologo de lo que esta por venir, presentándonos los tres escenarios en los que se desarrolla la historia y sus protagonistas, revelándonos solo en parte de que forma sus vidas y destinos se encuentran entrelazados a través de los milenios que les separan.
Pero aunque aquí Liam Sharp demuestra que no es un mal guionista, aunque en algún momento peque de exceso de exposición, el punto fuerte de Starhenge es su talento como dibujante. Sharp ha demostrado a menudo que es un dibujante extremadamente versátil, y que puede saltar sin problema de una estética superheroica de lo mas clásica a delirios experimentales de difícil comparación, siendo el mejor ejemplo de ello su trabajo en Green Lantern donde se soltó como le dio la gana consiguiendo que cada numero fuese una experiencia única, y Starhenge es otro gran ejemplo de ello.
Cuando Sharp nos lleva a ese pasado remoto en la Bretaña Celta es imposible no lamentar la tragedia que es el que Sharp nunca se haya encargado de narrar las aventuras de Slaine. Para el presente ha optado por un enfoque extremadamente naturalista que parece querer anclar al lector en la realidad en la que de momento viven sus protagonistas. Y en el futuro Sharp es donde mas se ha dejado llevar, mostrándonos un universo único en el que el misticismo y la ciencia se dan de la mano y donde no es difícil adivinar la influencia de los Metabarones de Juan Giménez. Tres estilos muy diferentes que casi nos hace sentir que estamos ante tres artistas distintos, prueba de su gran versatilidad.
Todo esto hace de Starhenge y su épica mezcla de fantasía y ciencia ficción. un cómic muy prometedor que si mantiene el gran nivel de este primer numero hace presagiar que podemos estar ante algo muy grande. Un cómic que además con algo de suerte por fin le dará a Liam Sharp el estatus y reconocimiento que se merece desde hace bastante tiempo y que se ha ganado con creces tras varias décadas dándolo todo por el cómic, algo que quizás el tratarse de un artista demasiado “europeo” para los gustos del mercado en el que trabaja le ha impedido alcanzar.