Para recordar a George Pérez estos días he querido alejarme un poco de los cómics de los que todo el mundo estaba hablando estos días y recordar esos otros que le permitieron alejarse un poco de lo que hacia habitualmente, y en ese aspecto el Sachs & Violens que realizó junto con Peter David en la década de los noventa sin duda entra en en dicha categoría. Un cómic en el que como su titulo bien indica ,de forma nada sutil, el sexo y la violencia juegan un papel importante en una trama que homenajea sin descaro un genero y época del cine que me apasiona y que dio como resultado una gamberrada algo cafre que sigue siendo de lo mas divertida.
Juanita «J.J.» Sachs es una modelo que tienen una vida apacible y rutinaria ganándose la vida posando para su amigo Ernie en sesiones de fotos eróticas para publicaciones varias. Pero el día que su mejor amiga es asesinada durante el rodaje de una «snuff movie» JJ jurara vengar su muerte y acabar con los responsables de su asesinato cueste lo que cueste. Una misión a la que muy en contra de su voluntad se unirá Ernie con tal de salvar a esa amiga que le gustaría que fuese algo mas, lo que despertara fantasmas del pasado que querría haber dejado enterrados en Vietnam, convirtiéndose ambos en una fuerza formidable que no se detendrán ante nada hasta haber borrado de la faz de la tierra a todos y cada uno de los componentes de la organización depravada y repulsiva responsables.
Sachs & Violens es un cómic que nació en una época bastante convulsa. Hacia solo un año que los dibujantes mas populares del mercado habían abandonado Marvel para fundar Image y le habían dado la vuelta al mercado vendiendo autenticas millonadas (cosas de la especulación) con sus cómics que prometían ser diferentes. Otros autores no tardarían en seguir sus pasos marchándose a la línea Legends de Dark Horse, a Valiant o a Malibu, mientras que la línea Vertigo de DC estaba acaparando a los mejores escritores del momento. En medio de todo ello en Marvel decidieron darle nueva vida a la línea Epic, que había nacido en 1982 co-editada por Archie Goodwin y Al Milgrom, donde los autores conservaban los derechos de sus obras y en la que vieron la luz grandes cómics como Marshal Law, Dreadstar y tantos otros.
Pero Epic había estado languideciendo desde la marcha de Goodwin a DC y sus días de gloria habían quedado algo atrás. Por ello Carl Potts introdujo el sub-sello Heavy Hitters en el que autores de renombre en aquellos años publicaron títulos con un contenido mas “adulto” (para lo que es el mercado estadounidense claro) con niveles de sexo y violencia mayores de lo habitual por aquellos lares. Aunque visto con la perspectiva que da el tiempo resulta hilarante que se quisiese poner al mismo nivel a gente como Ron Lim o Chuck Dixon y a autores como Joe Kubert (quien publicó allí una miniserie de su Tor bastante recomendable) Howard Chaykin o quienes hoy nos ocupan, George Pérez y Peter David.
En ese contexto fue en el que nació Sachs & Violens, en el que dos autores reconocidos por su trabajo con superhéroes bastante clásicos se encontraron con la oportunidad y la libertad de hacer lo que quisiesen, y curiosamente lo que decidieron fue aparentemente homenajear el cine de acción ochentero mas cafre que ejemplificaba tan bien la Cannon Films. Este cómic podría haber sido perfectamente una de aquellas películas hiperviolentas que protagonizaba Charles Bronson en su día, una trama sencilla con sus antihéroes dotados para la violencia extrema buscando tomarse la justicia por su mano ante la incompetencia de la policía, unos malos malísimos sin moral alguna, violencia extrema por doquier y toques de erotismo barato y descarado puestos ahí solo porque podían ponerlos. Y aunque admito que a mi este cómic me ha encantado por la nostalgia que siento hacia aquel tipo de cine, leído treinta años después sigue siendo una gamberrada muy divertida.
Pero este cómic, que podría haber sido un divertimento sin mas que pasase sin pena ni gloria por la historia del cómic, es destacable sobre todo por el trabajo que hizo en el George Pérez. Cuando este cómic se publico Pérez ya era una leyenda con mayúsculas que había demostrado con creces que era uno de los mas grandes gracias a su trabajo en los Titanes, Crisis, Wonder Woman y muchísimas otras series, pero se encontraba en un extraño paréntesis en su carrera tras los problemas que tuvo con DC a raíz de la Guerra de los Dioses y el haber dejado a medias el Guantelete del Infinito, pasando a trabajar en Malibu Comics, Tekno Comix o Topps Comics, trabajos que pagaban bien pero que no fueron especialmente memorables y que aparentemente no le dejaron muy satisfecho.
Y pese a que este Sachs & Violens no es precisamente el mejor cómic de su larga carrera, si que es uno que nos permite ver y disfrutar de un Pérez algo diferente. Durante su trabajo en el cómic de superhéroes Pérez siempre se vio constreñido por ciertos limites que no podían sobrepasarse referidos a lo que se mostraba del sexo (nada) y la violencia (de eso mas que hablamos de Estados Unidos) . Pero esta historia ambientada en un mundo tan sórdido y violento le permitió soltarse (tampoco demasiado no vayamos a engañarnos) e ir un poco mas allá de lo que le dejaban en el cómic “mainstream”. Aunque en honor a la verdad ya en sus Titanes se le veía como forzaba el limite de lo que se podía mostrar y no se cortaba un pelo a la hora de mostrar que sus miembros eran gente atractiva que practicaba sexo y a los que sacaba ligeros de ropa a la mínima oportunidad.
Aunque serie injusto destacar el trabajo de Pérez aquí solo porque de vez en cuando dibuja poses mas eróticas de las que podría haber sacado en un cómic de superhéroes, mostrar algunos pechos y culos femeninos, alguna pequeña escena de sexo discreta (que resultan mojigatas vistas desde fuera de ese país o con la perspectiva que dan las tres décadas transcurridas desde su publicación) y una violencia un poco mas gráfica de lo habitual, aunque todo eso se le diese muy bien.
Aquí también nos encontramos todas las cualidades que hicieron de Pérez uno de los grandes, su minuciosidad a la hora de crear escenarios que rebosaban autenticidad, el juego con composiciones de paginas que se alejaban de lo convencional, personajes expresivos y con diferentes tipos de cuerpo y un dominio envidiable de la acción. Por desgracia todo eso se vio un tanto ensombrecido por no haber sido Pérez capaz de entintarse a si mismo durante toda la miniserie, estando parte del tercer numero y todo el cuarto entintado por otros que no estuvieron a la altura y el bajón de calidad en ese tramo final es demasiado apreciable.
Quizás Sachs & Violens no sea un gran cómic, pero es una curiosidad histórica bastante divertida con la que los aficionados a aquel viejo cine de acción que salpicaba las estanterías de los videoclubs pasaran un buen rato y que nos permite redescubrir todo el talento que poseía George Pérez. Por eso terminando esta media semana de homenaje quiero animar a todo el mundo a hacer esto mismo, a agarrar algún viejo cómic de George Pérez o buscar algo suyo que aun no hayamos leído y recordarle, que seguro que es lo que el hubiera deseado.