Cuando empezó la semana, el bombardeo mediático de M’Rabo Mhulargo hacía parecer que lo teníamos todo en nuestra contra. Que íbamos a perder, que éramos unos locos por levantarnos contra su tiranía, contra el monstruo. Pero llegó el primer día y los lectores de Brainstomping, fieles a la identidad de la página, cumplieron desde un primer momento. Dieron igual los tres días de ventaja y todas sus tretas marrulleras como tratar de convencer a un fan de Zack Snaider para que usara su ejército de bots para apoyarle, M’Rabo fue derrotado y cada día que pasó no hizo más que certificar que nunca tuvo razón, que a nadie le interesaba lo que nos intentaba vender, y hasta sus más acérrimos defensores claudicaron y se dieron cuenta de que habían estado siguiendo a un loco que lo único que defendía era su derecho a aburrirnos.
La revolución de M’Rabo, que sigue pensando que «mayores» iba por él a pesar de que Becky G le tiene puesta una orden de alejamiento de medio hemisferio.
Y de repente nos vimos buscando en nuestra memoria una palabra que no hace mucho parecía utópica, un imposible: Victoria.
Victoria sobre un vendemotos, victoria sobre una deformación de la realidad. Victoria, sí, pero también sanación. M’Rabo estaba equivocado y, como dije en un principio, esto no ha sido tanto una guerra como una intervención. Ha dicho cosas muy feas sobre mí y sobre sus propios lectores, acusándolos de cerrados de mente, de manipulación y de ranciedad, pero finalmente tiene que levantar la vista y reconocerlo; a veces hay cómics que no nos interesan, y no tiene sentido el tratar de hacernos comulgar con ruedas de molino. ¿Quiere eso decir, como él mismo dijo de forma artera, que nuestra victoria significa que el «Boys Love» queda terminantemente prohibido? No, en absoluto. Yo no soy un tirano, ni creo que deba ni pueda impedir que M’Rabo haga lo que le venga en gana. Todo este asunto ha sido -es- una llamada de atención, un dejarle claro a M’Rabo que ha sobrepasado algunas líneas y que no vamos a tolerarlo, pero que lo queremos de vuelta. Que sus artículos son muy apreciados, que su victimismo resulta hasta encantador para alguien y que su derrota en el fondo también es nuestra derrota por el mero hecho de que hayamos tenido que llegar a esto. M’Rabo, sé que pensabas que si vencía el malvado Diógenes prohibiría por completo el BL, pero nada más lejos de la realidad. El BL es un género en expansión, algunos dicen que es una moda como en su día lo decían del manga, algo que ha tomado estanterías completas de las librerías y un filón para las editoriales, pero los lectores de Brainstomping son gente de cultura. Son gente que se ha pasado años y años devorando viñetas, y el enésimo artículo sobre cómo Yokishuki es un chico apocado que descubre un nuevo mundo les aburre soberánamente.
M’Rabo en los delirios de su puta cabeza pensando que es un martir, que va a ser que no.
Dime, ¿pensaste alguna vez en hacer artículos sobre la historia del BL, la historia del manga? ¿Hablar sobre las personas que hacen esos mangas, cómo los hacen y por qué los hacen, en vez de hacer reseñas completamente vacías basadas en lo que te dicen tus tripas? ¿Se puede hablar de BL en Brainstomping? Sí. Se puede, pero con unos mínimos. Habla de qué es lo que hace funcionar el cómic, su estructura, sus tripas, cómo está contado. Habla todo lo que quieras pero, ante todo, no nos aburras, porque tus posts sobre BL eran muy, muy, muy aburridos.
Pero, pero M’Rabo, ¿no querías manganime? ¡Toma manganime!
Y sí, el tuyo es un espíritu de contradicción. Doy por hecho que esta «derrota» te la vas a tomar como un desafio, como que vas a tener que hablar de Yokishuki más que nunca, inundarnos de posts sobre muchachitos confusos, pero por favor, por el bien de la gente que te aprecia y que te lee, por el bien de los pocos lectores que tienes a los que les interesa el BL, mejora la calidad del producto, respeta los cómics de los que estás hablando.
Pero al final, para celebrar una bien merecida victoria no hay como un coro de ewoks borrachos.
Nada más que decir, solo avisar de que el post de mañana es un regalo para nuestros bienamados lectores, un caso claro de quién miraba por los intereses de todos y no por los propios. En fin M’Rabo, ya solo me queda hacerte una pregunta; ¿COMO SE SIENTE UNO SIENDO UN FRACASADO DE MIERDA, PERDEDOR? BWAHAHAHAHA!