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El Puño de Moench y Sienkiewicz – La semana del Caballero Luna (IV)

Tras la mirada nostálgica de ayer hoy toca entrar en profundidad en la que sin duda es la mejor etapa del Caballero Luna, la de Doug Moench y Bill Sienkiewicz, quienes pusieron el listón tan alto que nadie ha sido capaz de superarlo en los cuarenta y dos años transcurridos desde entonces. Tan solo treinta números en los que la buena química existente entre estos dos creadores les permitió crear un cómic que ha pasado a la historia como uno de los mejores de su genero y que pese a los años transcurridos sigue resultando tan fresco y moderno como lo fue en su día. Así que volvamos de nuevo a los ochenta para descubrir que es lo que a día. de hoy sigue haciendo tan grande esta etapa.

Este fue uno de esos equipos creativos que hicieron historia

El Caballero Luna tuvo unos comienzos tumultuosos y poco espectaculares. Creado por Doug Moench y Don Perlin como antagonista del Hombre Lobo en Werewolf by Night en 1975, el personaje se paso los siguientes cinco años apareciendo aquí y allá de forma regular pero persistente. Algo tenia el personaje que hacia que en Marvel se resistiesen a dejarle desaparecer en la noche, y así fue como tuvo un par de apariciones en Marvel Spotlight, otro par en Spectacular Spider-Man, Marvel Two-In-One o incluso los Defensores, en una delirante historia que un día de estos tengo que reseñar. Pero en 1978 el personaje paso a protagonizar el complemento de Hulk! Magazine, donde Doug Moench volvió a retomar al personaje y tras un par de historias dibujadas por Gene Colan y Keith Pollard, un jovencisimo dibujante de apenas veinte años llamado Bill Sienkiewicz entro en escena encargándose de dibujar el resto de historias. Y algo tenia ese equipo creativo que gusto mucho tanto al publico como a los propios editores, ya que el mismo año en el que se publico su ultima historia juntos dentro de la revista de Hulk, el Caballero Luna obtuvo su primera serie regular con ellos al frente.

Esos cinco años le sentaron de maravilla al personaje

Y tras recontar y ampliar el origen del personaje y retconear un poco su primera aparición para hacerle mas heroico, Moench y Sienkiewicz estaban listos para comenzar una nueva y mítica era para el Caballero Luna. En sus manos este se volvió un vigilante mas urbano que nunca, con misiones que en ocasiones le obligaban a salir de Nueva York, enfrentándose a mercenarios, terroristas, asesinos en serie o mafiosos, la clase de criminales que en muchas ocasiones escapaban al alcance de sus camaradas de la comunidad superheroica. E incluso cuando esas amenazas se adentraban en el terreno de lo fantástico como el aterrador Morpheus, estas siempre se mostraban desde un prisma mas cercano al genero del terror que al superheroico

Como mucho le hacia la competencia a Spiderman y Daredevil

Un enfoque mas cercano a la realidad en el que ademas los autores introdujeron una importante carga de critica político/social, esa que según algunos antes no existía. Temas que Moench ya había comenzado a introducir en las historias en Hulk! Magazine al mostrar los traumas y las secuelas psíquicas que la guerra dejaba en los veteranos, un enfoque en el que aquí junto con Sienkiewicz llevo a mas. El desprecio de la sociedad por los pobres a través del trato que recibe Crawley o encontrándose con ciudades que han relegado a sus ciudadanos menos afortunados a poblados chabolistas donde empresarios sin escrúpulos les explotan para enriquecerse, la contaminación, los abusos de la CIA, la drogadicción, la corrupción política, la infiltración de la policía por parte de neo nazis… Temas que por desgracia no han pasado de moda y que hacen que estos cómics sean hoy en día. prácticamente tan modernos y actuales como lo fueron entonces.

Si es que esto tristemente parece que se haya hecho hoy en dia

Unas historias que ademas leídas hoy en día. provocan cierta añoranza por la forma de contarlas, porque en su mayor parte eran historias autoconclusivas o que se extendían por un par de números como mucho, aunque excepcionalmente hubo una que duro cuatro, dependiendo de lo que requiriese cada una. Son densas, rebosantes de texto  y en las que sucedía de todo, con Moench y Sienkiewicz siendo capaces de presentarnos una nueva amenaza, desarrollarla, crear un desafío para el Caballero Luna y que éste con la ayuda de sus aliados saliese victorioso. Una forma de narrar que hoy en día echo mucho de menos con ese “escribir para el recopilatorio” que no todo el mundo sabe utilizar bien y que provoca que a veces incluso la lectura de un recopilatorio no cunda, mientras que en estos cómics veinticuatro paginas daban para todo y mas.

Un solo numero alcanzaba para recontar el origen ampliado del personaje, poner al dia al lector con su situacion actual, reintroducir a un viejo villano, enfrentarse a el y derrotarle, en lo que hoy ocuparia un recopilatorio entero

Y un elemento que llama mucho la atención tras releer estos cómics hoy en día. es lo muchísimo que ha cambiado el Caballero Luna con el paso de las décadas, no siempre para mejor. Lo que mas añoro de estas historias era la ambigüedad con la que Moench y Sienkiewicz trataban la presencia de Konshu. La presencia de este a menudo era inexistente, una escultura que aparecía de fondo de vez en cuando para recibir un comentario sarcástico por parte del Caballero Luna o de Marlene, y aunque Spector a menudo estaba convencido de que ese antiguo dios le había devuelto a la vida para que se convirtiese en un justiciero, nunca estaba del todo seguro y no había absolutamente nada en estos cómics que indicase que Konshu era mas que un personaje mitológico semi olvidado, jugando incluso con la idea de la destrucción de la estatua y Spector no queriendo saber si habían destruido la original o una copia porque en el fondo no importaba. Algo que tristemente se ha perdido y hoy en día. Konshu es tratado como si fuese Odin o cualquier otro dios manipulador de los múltiples panteones del Universo Marvel.

Esto es probablemente el momento en el que mas se le fue la cabeza en aquellos años, una naderia comparado con lo que se cuenta hoy en dia

También resulta chocante como se trataba en aquellas historias el tema de las múltiples personalidades del personaje. Mientras que hoy en día. estamos tristemente acostumbrados a que el Caballero Luna este completamente loco y que sus personalidades actúen incluso de forma independiente, siendo capaces de ocultarse cosas entre si, en los años ochenta era todo muy diferente. Sus identidades eran poco mas que disfraces, creados no solo para poder actuar con impunidad en su misión de luchar contra el crimen, sino para tratar de escapar de ese pasado como mercenario que ahora avergonzaba a Spector hasta el extremo de renegar incluso de su nombre (pese a que Frenchie nunca dejo de llamarle Marc). Y aunque a veces parecía “perderse” en esas identidades rozando el trastorno psíquico, siempre daba la impresión de que lo que le sucedía se asemejaba mas a la de un agente de incógnito que llevaba demasiado tiempo infiltrado o a un actor del método que se ha dejado llevar por su papel, no a alguien con una enfermedad real.

Los disfraces que se convirtieron practicamente en personajes independientes unos de otros

Y una nota interesante de esa obsesión del Caballero Luna en renegar de su pasado como Marc Spector, es que incluía su negativa a volver a matar. Es cierto que como todo superhéroe que se precie, especialmente los mas urbanos, a menudo se encontraba en situaciones limites en las que quería dejarse llevar y le costaba mucho contenerse, o esas otras en las que el villano de turno moría de forma accidental por sus propios actos sin que el Caballero Luna pudiese salvarle. Una actitud que tristemente se ha olvidado por completo y ahora el personaje es mas conocido por ser ese que le arranco la cara a Bushman y que no duda en tomar medidas extremas contra sus enemigos, pareciéndose demasiado a menudo mas al Castigador que a Daredevil.

Que mal le han sentado los años en algunos aspectos

Un personaje que pese a que muchos se han empeñado con los años en reducir a una copia de Batman, en estas historias se puede apreciar como su principal influencia, consciente o no, fue la Sombra. Y del mismo modo que en muchas versiones de su historia el mercenario Kent Allard “murió” para regresar a Nueva York con sus nuevas identidades del millonario Lamont Cranston y el luchador contra el crimen la Sombra, Marc Spector hizo lo mismo como Steven Grant y Caballero Luna, rodeándose este al igual que su inspiración de los pulps de una red de agentes civiles que le ayudaban en su misión. Agentes entre los que destacaba Marlene Alraune, la hija del arqueólogo que descubrió el templo de Konshu donde Marc Spector “murió” y renació y que se convirtió en su amiga, amante y compañera de aventuras, una relación muy similar a la que mantenía Margo Lane con la Sombra.

Tienen mucho mas en comun de lo que buena parte del publico cree

Esta es un personaje curioso, porque a comienzos de los años ochenta, cuando aun incluso las relaciones de las parejas casadas del cómic mantenían una apariencia casi de castidad, Marlene y Steven vivían juntos sin haber pasado por el altar y su relación sentimental y sexual era bastante explicita para la época, dejando clarisimo en todo momento y sin lugar a dudas como de intima era dicha relación. Una relación que abarcaba todos los aspectos de la vida del Caballero Luna, desde el primer momento no había secretos entre ellos, Marlene conocía sus múltiples identidades y buena parte de su pasado, y lejos de ser simplemente “la novia de” a la que había que rescatar, o ser la “secretaria” del héroe, Marlene jugaba un papel de lo mas activo en la misión. de su amante, lanzándose a menudo hacia el peligro, infiltrándose donde hiciera falta y haciendo buen uso de su conocimiento de artes marciales y uso de armas de fuego cuando la ocasión lo requería. Pero también resulta interesante el comprobar en estas historias como por un lado Marlene era uno de los mayores apoyos con los que contaba el Caballero Luna en su doble vida, pero por otro tenia una cierta influencia toxica en este.

No me imagino yo a Vicky Vale o a Silver St Cloud actuando así

El empeño en reforzar la identidad de Steven Grant como la única autentica, negándose a llamarle por otro nombre que no fuese ese y hablando de Jake Lockley, de Marc Spector e incluso del Caballero Luna como si fuesen hombres diferentes, no podía hacerle ningún bien a alguien que ya estaba algo tocado no solo por los traumas de su vida como mercenario, sino por su experiencia cercana a la muerte (o muerte de verdad, como lo queramos interpretar). Algo que provocaba que el Caballero Luna, queriendo hacerla feliz y odiando lo que había sido en el pasado, le siguiese el juego actuando como si de hecho fuesen todos personas diferentes y no simples papeles que adoptaba. Pese a ello a Marlene no tardo demasiado en preocuparse de que el se tomase esa division realmente en serio, sin darse cuenta de como ella en buena medida lo fomentaba, por lo que con el paso de los años la actitud de Marlene cambió y dejo de fomentar dicha división entre las identidades del Caballero Luna, llegando incluso a aceptar a Marc Spector como al hombre real debajo de todos los disfraces que utilizaba. Pero con el paso de los años los diferentes equipos creativos dejaron de lado por completo a todos los secundarios de esta etapa y han sido pocos los que han parecido recordar la existencia de Marlene, un personaje bastante interesante y muy adelantada a su época que es una lastima que haya desaparecido así.

A su favor hay que reconocerle que no tardo mucho en darse cuenta del problema

Pero dejando a un lado como en aquellos años este primer volumen del Caballero Luna toco temas mas adultos que no se veían a menudo en otros cómics (lo que le valió convertirse a partir de su numero quince en un titulo que se vendía exclusivamente en librerías especializadas dejando de llevar el maldito sello del Comics Code en portada) o lo muchísimo que ha cambiado el personaje en estos años, creo que todos podemos de estar de acuerdo en que lo que de verdad destaca con mayúsculas en esta serie fue el poder ver el crecimiento como dibujante de Bill Sienkiewicz.

Y eso que ya comenzo siendo bastante bueno

Cuando este, con apenas veinte años de edad, comenzó a dibujar al Caballero Luna en aquellas primeras historias de complemento en Hulk! Magazine la influencia de Neal Adams en su estilo era tal que parecía un clon. Esto es algo que arrastro durante los primeros números de la serie regular del personaje aunque ya desde el comienzo se comenzaba a notar cierta evolución aunque lenta. Tampoco debió ayudar que en la mayoría de esos primeros números Sienkiewicz trabajó con varios entintandores, algunos de la talla de Klaus Janson, que con mayor o menor acierto remataban sus dibujos pero que ahora sabemos que debían estar encorsetandole.

Janson no le sentaba mal, pero Sienkiewicz podia dar mucho mas de si

Pero a partir del noveno numero de la serie Sienkiewicz comenzó a entintarse el mismo, y aunque al principio aun se notaba mucho esa influencia de Neal Adams, esta iba quedándose a tras en favor de un nuevo estilo al que aun le faltaba definición pero que apuntaba a ser algo muy diferente. Leídos estos cómics del tirón resulta fascinante ver esa lenta pero inexorable evolución de su estilo, como a poco va soltándose, dejándose llevar, experimentando sin parar con la composición, las formas, las luces y las sombras, forzando los limites de todo cada vez mas y mas. Una evolución en la que aunque hubo algunos baches en los que paso a trabajar de nuevo con entintadores que no le hicieron ningún favor, ya nadie podía parar, como se podía apreciar especialmente en las historias en las que el Caballero Luna hizo frente Scarlet Fasinera o Morpheus.

Aquí ya comenzaba a parecerse al Sienkiewicz que conocemos mejor

Y a medida que se va acercando el final de su etapa en la serie Sienkiewicz explota como artista. Para el ya no existen los limites, se atreve con todo y consigue salir airoso en cada ocasión, dejando atrás cualquier clase de convencionalismo y la influencia de Adams. Sus paginas de pronto casi parecen un concierto de Jazz, en las que se ha dejado llevar al máximo pero conservando en todo momento un ritmo brutal y sin perder un ápice de legibilidad.

Por experimentar que no quede

Una evolución que llega a su clímax en los números veintinueve y treinta de la serie, donde regresó el Hombre Lobo para cerrar un ciclo y donde Sienkiewicz se despidió de la serie, sintiendo que tras lo que había hecho en el numero 26 “Hit It” (de la que hay una imagen ahí arriba) había tocado techo con el personaje, pese a lo cual siguió encargándose de las portadas de la serie hasta su final en el numero treinta y ocho.

Esto si que es decir adios a lo grande

Doug Moench a su vez dejó la serie tres números mas tarde (en los que colaboró con un novato pero ya prometedor Kevin Nowlan) y tras este Tony Isabella y Alan Zelenetz se encargaron de destruir todo lo construido por este en apenas cinco números. En las siguientes décadas el Caballero Luna ha tenido desde entonces una trayectoria irregular en la que ha caído en manos de mas de un equipo creativo que no parecía entender el personaje y lo que lo hacia grande, aunque por suerte también en manos de otros que si que han sabido contar hacer cosas bastante interesantes con el como veremos mañana. Pero lo que nadie nos podrá quitar es que durante un puñado de años dos autores en estado de gracia nos dieron un cómic mítico que se elevo tan alto que nadie desde entonces ha podido llegar a su altura.

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