Si alguno de vosotros pensó que lo de Bendis fracasando en ventas era algo exclusivo de su actual etapa en DC, que venga aquí y lea esto. Porque allá por 2011 Brian Michael Bendis y Alex Maleev, que por aquel entonces estaban en la cresta de la ola por su éxito de Alias y parecían gozar del favor de la crítica y el público para todo proyecto que encaraban los dos juntos… Se estrellaron de morros con las cifras de ventas. Atentos a la triste historia de su relanzamiento del Caballero Luna…
Que no estamos hablando de un mal cómic, no, ni mucho menos. Ayer os prometía un primer contacto aún peor con el personaje y yo cumplo, vaya que si cumplo; aun siendo un buen cómic en lo «formal», en este cómic Bendis comete todos sus excesos habituales al tomar un personaje y deformarlo para hacerlo suyo, arrebatándole sus singularidades y trastocándolas a placer. Digo que es un nefasto primer contacto con el personaje no porque el personal vaya a salir corriendo espantado, no, lo digo porque no te cuenta quién es Marc Spector, apenas se menciona a sus secundarios habituales o a Konshu y esto se podía perfectamente haber hecho con Mortaja, El Trillador Nocturno o hasta con Darkhawk. Porque Bendis aquí decide «hacer algo distinto» con el Caballero Luna y literaliza gran parte del personaje, mostrando a un Marc Spector hundido por completo en su enfermedad mental hasta caer directamente en la esquizofrenia; ya no es solo que tenga personalidad múltiple, es que directamente ve a sus otros yo y habla con ellos. Lo que es peor, sus personalidades ya no son Jake Lockey o Steven Grant, no… Son Spiderman, el Capitán América y Lobezno. Hala, con toda la jeta. Repitiendo en parte el truco que hizo en sus Nuevos Vengadores -no, los de Englehart no, los nuevos nuevos- de meter a Spiderman y Lobezno para subir las ventas, solo que aquí no funcionó porque eran de mentira… Casi todo el rato.
Pero tampoco seamos injustos, es otro tebeo de Bendis y Maleev que sería estupendo si no siguiera la máxima de no dejes que la realidad te chafe una buena noticia, sustituyendo noticia por historia y realidad por el trabajo de caracterización que había hecho Doug Moench con el pobre Marc Spector a lo largo de décadas. Aquí Marc es simplemente un superhéroe esquizofrénico que se pasa la mayor parte del tiempo preguntándose si lo que ve está ahí o solo está en su cabeza, con lo que la incorporación de Maya López/Echo le sirve un poco como Sancho Panza para su Don Quijote. Que alguno me dirá que Bendis lo único que hace es empeorar la enfermedad mental de Marc, pero es que el personaje era mucho más que la enfermedad mental, y parte de la gracia que tenía es que su personalidad múltiple nunca llegaba a cruzar ciertas líneas. Aquí el personaje es su enfermedad y poco queda de la persona, se abandona la ambigüedad de que cada una de ellas personifica una fase de la luna y Konshu brilla por completo por su ausencia. Es, en resumidas cuentas, el «Batman loco» para lo que fue su «Superman loco», Sentry.
Por su parte, Alex Maleev canalizará todo el Sienkiewicz que puede sin perder su propio estilo, aunque hay que decir que ya se traía el Sienkiewicz subidito de casa porque no deja de ser una de sus grandes influencias; las comparaciones son odiosas porque sería injusto comparar a Maleev con semejante titán, sobre todo porque las historias que Moench hizo para Sienkiewicz contribuían mucho más al aspecto onírico del personaje y permitían unas filigranas visuales y narrativas que el material de Bendis, bastante más convencional y «realista» -lo que los yanquis llaman grounded y yo llamaría más bien «convencional», aunque para algunos eso tenga connotaciones mucho más negativas que «realista»- no demandan y puede que hasta lo perjudicaran. Maleev no deja de ser la mejor pareja artística de Bendis -hasta mejor que Oeming- y eso se nota, elevando un cómic escrito en una época en la que Bendis estaba completamente saturado con crossovers como Avengers VS X-Men y en el que se le notaba ya una fatiga creativa tremenda; lo que es más, ni siquiera el enfoque que le da a la serie en su planteamiento es el adecuado, porque se centra más en la parte Nuevos Vengadores de Englehart -«porque yo fuí Vengador en Los Ángeles»- y en la interpretación nefasta del personaje que hizo Alan Zelenetz al romper su salud mental por completo y cargarse todas sus sutilezas. Eso sí, afortunadamente Bendis sigue teniendo sentido del humor y éso le da una humanidad y un interés a la serie del que de otra forma carecería.
Y aunque me queje de que Bendis aquí sea más Zelenetz que Moench -que ojo, eso no sería tanto romper con la continuidad como seguir el camino marcado por el primero- yo diría que pasa como con casi todos los cómics que hace Bendis con Maleev, que hace uno de sus mejores trabajos. No será mi Marc Spector, pero el personaje es consecuente con lo planteado y el absurdo de que ahora vaya de productor de televisión de una serie sobre su propia vida y los villanos vean su jeta y con una búsqueda inversa en un buscador de internet se encuentren su foto en Variety funciona, porque al final el personaje está mal de la cabeza y el mundo que le rodea es consciente de ello; ya no es como en los viejos tiempos en los que le miraban raro y ya, saben que tiene un problema y hasta se lo toman con cierto humor -aunque no estamos en tiempos más pretéritos y nadie se descojona de él, afortunadamente-.
La trama girará alrededor de una cabeza de Ultron que Marc sustrae de una venta entre Mister Hyde y una organización criminal en la que estaba infiltrada la ya mencionada Maya López, Eco, que no dudará en llamarlo de todo por chafarle el plan; supuestamente hay un nuevo señor del crimen de Los Ángeles, uno al que le gusta «la Maggia» -afortunadamente Bendis ya no habla de la Maggia y eso que lo agradecemos, el nombre siempre quedó muy raro- y que es tan misterioso que ella lleva meses infiltrada como stripper tratando de llegar hasta él y ni por esas lo había conseguido… Hasta que justo cuando parecía que iba a lograrlo llega el Caballero Luna llegó creyéndose que es Spiderman y se lía a tirar telarañas con bastones y hacer el desgraciado, reventándoles la fiesta y llevándose la cabeza de Ultron que trataban de comprar. Y ahí estará la cuestión sobre la que girará el resto de la serie, sobre saber quién quiere comprar la cabeza de Ultron y para qué quiere comprar algo que con toda seguridad se le volverá en contra en cuanto lo active… Y no voy a reventarlo aquí porque creo que es un cómic lo suficientemente divertido como para que queráis leerlo, solo diré que acaba con un supuesto tie in con Age of Ultron que es la cosa más pegote que te puedas imaginar…
Y es que a pesar de que la serie consigue cerrar sus tramas decentemente hacia el número 12, da la impresión de que a Bendis no le habría venido mal hacer correr la bola un poco más -cosas del decompressive storytelling- y contarnos un poco mejor qué es lo que hay entre este número 12 y Age of Ultron, que empieza como algo de fondo en varias de las series que estaba escribiendo en aquel momento y luego empieza de sopetón en una miniserie de una forma tan chapucera que solo hace buena el que el resto del evento es más lamentable todavía. Marc Spector volverá a asomar en esas páginas, sí, pero su papel es muy secundario -teniendo al Lobezno de verdad, ¿para qué quieres al imaginario?- y prácticamente se ignoran todos los eventos ocurridos en esta serie, que por algo acabó su andadura de forma ignominiosa prácticamente fuera del top 100 de ventas, todo un punto negro en la carrera de Bendis que solo será comparable a lo que está haciendo ahora mismo en DC, que vende menos todavía.