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Belasco de la Tierra Salvaje: Los orígenes de Illyana Rasputin (II)

Todo empezó por culpa de una mujer, porque según decían en la edad media las mujeres es lo que tienen, que siempre lo lían todo. O por lo menos éso es lo que parece cuando leemos el Ka-Zar de Bruce Jones, con una de las Shannas más insoportables que te puedas echar a la cara. Pero mejor me explico un poco, que si no os lío y luego me llenáis los comentarios de digresiones sobre Eva, la manzana y cualquier tontería de esas…

Si fuera un personaje de Bruguera sería «Belasco, un señor que da mucho asco». Pero no lo es. Lamentablemente.

A principios de los 80 Bruce Jones y Brent Anderson realizaron la serie regular de Ka-Zar el Salvaje, un cómic editado por Louise Simonson (sí, la editora de Uncanny X-Men) en el que el susodicho y su por aquel entonces novia/amiga Shanna La Diablesa tenían aventuras por «la tierra en la que el tiempo se detuvo» e iban desentrañando sus secretos, como la conexión de la tierra de los dinosaurios con un grupo de atlantes -de los de los tiempos de la Atlántida, no los de Namor- que, utilizando la maquinaria alienígena que mantenía la calefacción central de la Tierra Salvaje, habían creado su propio paraíso subterraneo para hacer sus cosas. Cosas como crear androides de acero o su propio zoo de animales mitológicos miniaturizados que a Shanna le parecen supercuquis en el número 9 de Ka-Zar. Y ahí es donde la cosa empieza a liarse, porque a la moza no se le ocurre otra cosa que, desoyendo las advertencias de Ka-Zar y del androide que se había pasado milenios cuidando los bichejos esos (Dherk, que en realidad era un científico atlante que transfirió su conciencia a un cuerpo robótico y… bueno, un lío), decide llevarse uno de recuerdo y metérselo en el bolso como una adolescente que se roba un esmalte de uñas en la perfumería de El Corte Inglés. Porque claro, ¿quién no querría tener su propio grifo en miniatura, monísimo él metido en su cúpula de cristal que parece una pokeball?

¿Habeis visto por donde agarra Dherk a Shanna? ¿De qué carajo está hecho ese monokini, de leopardo o de adamantium? Y lo que es más importante, ¿por qué Shanna no le arrea una patada en toda la boca?

Por supuesto, el bicho se escapa y Dherk se pone hecho todo un basilisco -otra criatura mitológica, sí- porque al sacar Shanna al pokémon de la pokeball pasó lo que pasa siempre en esos casos, que el bicho se hace más grande y más grande hasta recuperar su tamaño original. Y así es como se pasan el resto del número persiguiendo al bicho mientras el susodicho trata de merendarse media Tierra Salvaje, porque en las propias palabras de Dherk «arrastra siglos de hambre» -pues vaya mierda de cuidador que lo mataba de hambre y que pedazo de organismo que tiene el bicho como para pasarse siglos sin comer y no morirse- y el condenao es capaz de merendarse mamuts, tiranosaurios y lo que haga falta. Pero para resumir un poco y entrar ya en harina, os diré que el grifo de marras acaba cayéndose a un volcán, taponándolo y creando una erupción más gorda que crea una fisura en su base que da a parar a…

Yo esto lo he visto en un annual de la Patrulla X que a Roger Stern no le gustó ni un pelo…

Pues sí, al infierno de Dante. Un infierno de Dante con la inscripción mal puesta, como bien se encarga de destacar Shanna en el número siguiente (aquí fijo que vino Jim Shooter en plan puntilloso a decirles que la inscripción estaba mal, que lo justificaran en el número siguiente) y al que ella no tiene ni la menor intención de entrar, pero Ka-Zar se pone pesado porque su amigo Dherk se ha caído ahí dentro y hay que ayudarlo y no pueden comprar otro nuevo y así es como acaban metiéndose en la barca de Caronte y esas cosas. Pronto se darán cuenta de que ese infierno es más un parque temático de los atlantes que un infierno de verdad, a pesar de que por lo visto les debió de hacer un Westworld porque encuentran huesos humanos por aquí y por allá. Y tras varias aventuras de Shanna haciendo el idiota y Ka-Zar poniéndose celoso por absolutamente todo, el grupo encuentra un altar con las memorias de Dante Alighieri en las que -y aquí por fin llega lo gordo, que ya era hora- viene a contar que un alquimista servidor de los dioses primigenios llamado Belasco había raptado a su amada Beatriz y se la había llevado un barco hasta la Tierra Salvaje con Dante persiguiéndolos detrás. Que podrían haber descubierto América pero descubrieron la Antártida, que se le va a hacer.

¿Habíais visto alguna vez una bota con escoliosis? Porque eso debe de ser la península italiana según Brent Anderson, una bota con escoliosis.

Siguiendo los pasos de Belasco, Dante se cruza todo el infierno animatrónico de los atlantes hasta dar con el villano, que el muy canalla ha usado a su queridísima Beatriz para engendrar una nueva especie de demonios a imagen y semejanza de sus dioses primigenios, de los que Dante se defiende como puede hasta conseguir dar caza al perverso Belasco y derrotarlo al reventar una cañería del sistema de refrigeración atlante que lo congela (literal) y por estas cosas de la gente pegándose Dante se larga mientras todo el Infierno casi se le cae encima. Por supuesto y con el tiempo Belasco consigue liberarse del hielo y así se pasa unos cuantos siglos encerrado debajo del volcán de marras, criando demonios y trazando planes perversos que empieza a llevar a cabo cuando atrapa a Dherk, atrayendo así a nuestros héroes para que al final del número 11 consiga hacer caer en sus apestosas garras a la pobre Shanna y cosplayearla de la dichosa Beatriz.

Todo el tiempo que ahorró Brent Anderson copiando un mapa de Italia lo gastó en hacer esta viñeta. Y se quedó a gusto, aunque me imagino que más de uno ya está mirando a ver de dónde ha podido swipear la viñeta…

Belasco es requetemalísimo, sí, y aparte de hipnotizar, reprogramar y matar a los amigos de Ka-Zar, tiene pensado usar el «cuerpo superior» de Shanna para crear otra raza de superdemonios. Y después de torturar y vapulear a KaZar con su rabo -literal, tiene un rabo y estrangula al pobre señor Plunder con él- le viene a contar que los dioses primigenios habitan en un universo paralelo y que le han dado tremendos poderes a cambio de crear un portal permanente entre ambos mundos para que puedan llevar a cabo la invasión de la Tierra. Para ello, el canalla miserable malnacido creó un pentagrama de gemas rojo sangre (Bloodstone en inglés, que aquí se traduce como heliotropo pero no queda tan satánico) en un medallón que le hizo llevar a la dichosa Beatriz, manteniendo en su poder una de las gemas que finalizaría para finalizar más tarde el ritual en lo más profundo del volcán porque así lo habían ordenado sus jefes, que ellos entendían más de esto.

Sí, lo del pentagrama va a dar mucho que hablar.

Sin embargo, la intervención de Dante llevó sus planes al traste durante unos cuantos siglos, pero ahora por fin iba a poder contactar con sus siniestros amos y blablabla. Y así es como y a pesar de que Ka-Zar se lía a tortas con Belasco, el malvado consigue completar su ritual e invocar a los demonios de las narices, pero justo cuando estaban a punto de convertir la tierra entera en Nueva York a finales de los 80, Ka-Zar consigue hacerse con el medallón y tirar las gemas a la lava, rompiendo por completo el ritual y provocando que los oscuros señores de Belasco, hartos de esperar cientos de años a que el inútil este lleve a cabo su invasión, lo hacen estallar en llamas y lo tiran sobre la lava. Y así se acabó la historia de Belasco… Hasta The Uncanny X-Men 160.

Y me temo que ésta vez va a hacer falta mucho más que un señor rubio semidesnudo para salvar el día.

 

 

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